“La oposición no pretende colgar a Gadafi”. Foto de Reuters
¿Para qué he ido a Libia?
Rusia se considera un actor importante en la región. Los bombardeos sobre Trípoli no harán que Gadafi se marche. Hay que negociar. Al menos ahora está claro que las posiciones de ambas partes no son incompatibles. Existe la oportunidad de que la situación se resuelva de forma pacífica y hay que aprovecharla.
¿Qué impresión le ha causado Benghazi?
En general, las ciudades libias se encuentran bastante mal cuidadas, a pesar de la gran cantidad de dinero recibida durante tantos años por la venta de hidrocarburos. En su momento hubo mucha construcción. Las calles son bastante anchas pero hay enormes atascos a la entrada de la ciudad desde el aeropuerto. Hay actividad mercantil: muchas tiendas llenas de fruta, verdura y carne. Los habitantes locales se quejan por los altos precios, pero afirman que existe una comunicación aérea con Qatar, desde donde llegan todo tipo de alimentos.
¿Dónde han tenido lugar las negociaciones?
En el hotel Tibesti, de cuatro estrellas, construido en la época de Gadafi. Justo al lado está lo que antes era un centro de negocios, y ahora es la sede del Consejo Nacional de Transición (CNT), dedicado a las negociaciones. Es un edificio estandarizado, bastante monótono desde el punto de vista arquitectónico. Cuando estuvimos allí la seguridad estaba garantizada por libios barbudos, bien armados. Pero habitualmente el edificio está protegido por empleados de una agencia de seguridad privada francesa, a los que por si acaso han ocultado justo antes de nuestra llegada.
¿Qué líder es el que más le ha impresionado?
Me entrevisté con tres líderes de la oposición. Dos de ellos, el copresidente del CNT Mustafá Abdel Yalil y el exembajador libio ante la ONU, Abdel Rahman Shalkam, son en el fondo representantes de la élite de Gadafi. Han pasado toda su vida y su carrera profesional dentro del régimen. Por otra parte, Mahmud Shaman, responsable de información del CNT, trabajó durante muchos años en el canal de televisión Al Jazeera y fue también un opositor al régimen que ha tenido la posibilidad de volver a su país de origen. Los tres me han causado la impresión de ser personas que saben pensar estratégicamente. No parece que quieran hacerse con Gadafi a toda costa para colgarlo de la pared de su despacho. No, hablan de conseguir un acuerdo nacional.
¿Cómo ven ellos la situación posterior a Gadafi?
Parece que están dispuestos a aceptar un modelo en el que Muamar el Gadafi y los miembros de su familia vivan en Libia como ciudadanos comunes, sin ocupar cargos en la política y la economía. Ha habido muchos ejemplos así en la historia. Por ejemplo, el del jeque gobernador de Sudán Yaafar al-Numeiry ,(presidente de Sudán entre 1971 y 1985) que al ser derrocado por sus adversarios, volvió de Egipto tras 14 años de exilio y vivió tranquilamente en Jartum. A pesar de la manera aparentemente sangrienta en la que la cultura árabe resuelve las cuestiones políticas, lo cierto es que se trata de una cultura bastante tolerante. Me parece que Gadafi también estará de acuerdo con una variante así.
¿Podría ocupar Gadafi algún cargo honorífico?
Después de haber vertido tanta sangre, no creo que se pueda contemplar tal posibilidad.
¿Qué le propuso a la oposición?
He intentado hacerles comprender lo más importante, es decir, que las cuestiones políticas no se resuelven con medios militares. Tuve la impresión de que me han entendido.
¿Qué pasará con los contratos rusos firmados con Gadafi? ¿Se lo ha preguntado?
Lo primero que oí de los representantes de CNT fue: «El Consejo Nacional de Transición respeta y respetará todos los contratos concluidos en todos los sectores de la economía, incluso si éstos no resultan muy ventajosos para la parte libia». Esto se refiere a todos los contratos establecidos tanto con la Federación de Rusia como con nuestras empresas.
Este viaje se pensó desde el principio como una misión de intermediación. ¿Por qué no fue a Trípoli?
Allí ahora no van ni aviones ni trenes. Fue por eso por lo que desde Benghazi volé al El Cairo, donde mantuve conversaciones con el primo de Gadafi, Ahmed Kazzaf Al-Dam. Este último representa una tercera parte de la élite libia, que no apoya los métodos de Gadafi pero tampoco forma parte del grupo que se encuentra ahora en Benghazi. Al-Dam abandonó Trípoli en protesta por los bombardeos aéreos contra los manifestantes. Sin embargo, está en contacto telefónico con casi todos los dirigentes de Trípoli. Así que se puede decir que prácticamente he oído las opiniones de ambas partes. Al volver a Moscú, empezamos a elaborar los detalles del viaje a Trípoli, que puede tener lugar en cualquier momento.
¿Qué tipo de persona es el primo de Gadafi?
Hasta que los hijos de Muamar el Gadafi se hicieron adultos, Ahmed Al-Dam era el número dos del país. Liberó a Libia de las sanciones políticas y económicas. Fue él quien restableció en 1985 las relaciones diplomáticas con Egipto. Formalmente, ocupaba el cargo del representante oficial de Jamahiriya en sus relaciones con El Cairo. Sin embargo, en un momento dado, los hijos de Gadafi apartaron a su tío de la resolución de las cuestiones económicas. En el Cairo está rodeado de numerosos guardaespaldas libios. Al-Dam impresiona mucho. Se parece mucho a su primo, aunque su mirada es mucho más tranquila que la del coronel.
Ahora todo el mundo se pregunta si la OTAN se atreverá con una operación terrestre.
Esto supondría un duro golpe para la campaña electoral de Barack Obama. Me parece que EE UU no está interesado en llevar a cabo una operación terrestre. Dudo que la OTAN esté dispuesta a emprender una tercera guerra, simultáneamente a las de Afganistán e Irak, de final incierto. En el mundo árabe, hace ya tiempo que Libia ha sido apodada “el arsenal mundial” porque allí hay más armas acumuladas que las que hubo en su tiempo en Irak, donde los estadounidenses no fueron capaces de garantizar la seguridad de los arsenales de Sadam, permitiendo que se armara todo el país y la mitad de Oriente Próximo. Me parece que todos los argumentos pragmáticos van, en teoría, en contra de esta guerra.
El importe de los actuales contratos rusos con Libia se valora, tan sólo en el ámbito militar, en unos 4.500 millones de dólares. Gadafi se comprometió a comprar armamento ruso por este importe, a cambio de la condonación de la deuda libia. En la actualidad el contrato con Ferrocarriles Rusos (OAO RZHD) para la construcción de una línea de ferrocarril de alta velocidad Benghazi — Sirt, cuyo precio asciende a 2.200 millones de euros se encuentra congelado.
Mijaíl Marguélov tiene 46 años y se licenció en el Instituto de Países Asiáticos y Africanos como historiador especializado en Oriente. Tiene conocimientos de árabe.
Desde 2000 es senador por la región de Pskov.
Desde 2001 es jefe del Comité del Consejo de la Federación (Cámara Alta) para Asuntos Internacionales.
Desde 2008 hasta marzo de 2011 ha sido el representante especial del Presidente para Sudán.
Desde el 20 de marzo es el representante especial para la cooperación con los países de África.
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