Fotos de Ruslan Sujúshin
A las diez de la mañana del 11 de junio, en la sala Rajmáninov del Conservatorio de Moscú entra una chica, mirando indecisa a su alrededor, parece una clásica Carmen española. Se sienta al borde del escenario, saca una flauta de la funda y se pone a tocar su música preferida, la obertura de la ópera “Romeo y Julieta”, de Tchaikovski. La chica se llama Patricia y ha venido con antelación a propósito para ensayar a solas. Tres horas después, la melodía que ahora toca inaugurará el concierto conjunto entre jóvenes músicos moscovitas y madrileños en el que también participa María Bayo, una de las mejores sopranos de España.
La idea del concierto pertenece a Borja Quintas, director de orquesta y pianista madrileño que hizo el doctorado en el Conservatorio de Moscú, durante el cual aprendió ruso a la perfección. En la actualidad Borja trabaja como director de orquesta en el teatro “La ópera rusa”, y dentro de poco empezará su carrera como primer director de la orquesta sinfónica y coro de la “JMJ Madrid” cuya actividad se inicia en agosto de 2011 con la visita del Papa Benedicto XVI a Madrid. Borja nombra a sus maestros con orgullo, entre los que se encuentran conocidos músicos rusos, como por ejemplo, el pianista Víctor Merzhánov y el director de ópera Vladímir Ponkin. Entre ellos también está Anatoli Levin, con quien hoy Borja dirigirá la orquesta. A la hora del concierto, en la sala Rajmáninov no cabe ni un alfiler, y al final de la actuación el público tarda mucho en dejar marchar a los músicos.
Según el organizador, Víctor Gil, los músicos se desplazarán posteriormente a Nizhni Nóvgorod, Cheboksary y Kazán. Los chicos de la orquesta madrileña se alegran del viaje que les espera, lo único que lamentan es no tener tiempo suficiente para pasear por estas ciudades. A pesar de ello, a Inés y Patricia, dos amigas procedentes de un pueblo cercano a Madrid que tocan el fagot y el oboe respectivamente, comentan que Moscú les ha parecido una ciudad agradable. Lo que más les gusta del programa del concierto son las obras de Manuel de Falla, compositor español que pasó varios años de su vida en Cuba y Argentina. Se han interpretado dos de sus danzas del ballet “El sombrero de tres picos”. Aparte de Tchaikovski y Falla, se pudieron escuchar obras de Jiménez, Glinka, Bodrov y Chapí. Borja Quintas hace especial hincapié en la presencia dentro del programa de la obertura de la ópera “Ruslán y Liudmila”, de Glinka, y echa de menos que no se haya tocado nada de Rajmáninov. Víctor Gil está orgulloso de que los jóvenes músicos de su orquesta hayan podido actuar en el famoso conservatorio de Moscú, conocido no sólo por sus talentos, sino también por su belleza arquitectónica. Según el músico, el conservatorio no les ha decepcionado.
Esperamos que dentro de poco este tipo de actuaciones se den también en España.
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