El viejo sueño de la inmortalidad hoy

Un prestigioso grupo de científicos trabaja con la intención de dar un salto importante con consecuencias para toda la humanidad. Foto de PhotoXpress

Un prestigioso grupo de científicos trabaja con la intención de dar un salto importante con consecuencias para toda la humanidad. Foto de PhotoXpress

Steven Seagal ya se ha apuntado a la lista para obtener un cuerpo artificial e incluso se ha dirigido a Vladímir Putin pidiendo apoyo para poder dar este “paso adelante hacia una nueva calidad de vida nunca visto anteriormente”.

A los rusos no les gusta mucho planear su vida, en general. Una pregunta inocente del estilo de “¿qué vas a hacer el verano que viene?” causa una especie de estupefacción. Lo más seguro es que a modo de respuesta, la persona se encoja de hombros filosóficamente, diciendo algo como ya veremos. Y es que en los últimos veinte años los acontecimientos en el país se han precipitado a una velocidad de vértigo, y hemos aprendido a planear la vida , como mucho, a un mes vista, o incluso mejor, para la próxima semana. Así que el antiguo dicho de “el hombre propone y Dios dispone” parece más actual que nunca.

Sin embargo, desde hace unos meses ha surgido en Rusia un movimiento social inusual llamado Rusia-2045. Proponen el año 2045 como plazo aproximado, para que se invente un cuerpo completamente artificial que pueda sustituir al actual cuerpos físico.

Así es, y no hay que reírse. Lo cierto es que va muy en serio. No se trata de una pandilla de aficionados a ciencia ficción y seguidores de la película Avatar, sino de investigadores serios de renombre internacional. Por ejemplo, Viacheslav Riabinin, el creador del aparato llamado “el hígado bioartificial”, o el doctor en física y matemáticas y catedrático de la Academia de las Ciencias de Rusia Vitali Dunin-Barkovski y, finalmente, uno de los apologistas de la idea de la inmortalidad a través de la creación de cuerpos artificiales Alexánder Bolonkin.

Un científico preocupado por la inmortalidad

La historia de la vida de este último es tan dramática que merece la pena detenernos en ella más detalladamente. Fue uno de los más destacados científicos rusos, creador de motores para cohetes y naves espaciales. Pero a finales de los años sesenta se hizo seguidor del académico Sájarov, y se convirtió en un disidente político. Alexánder Bolonkin fue capaz de construir una fotocopiadora primitiva, en la que fueron impresas cientos de miles de páginas de las obras de Sájarov y Solzhenitsin. Naturalmente, esta actividad no paso desapercibida para el omnipresente ojo de la KGB. Bolonkin fue sentenciado a cuatro años de prisión, aunque su liberación completa no llegó hasta quince años después, ya en la época de Gorbachov. Por motivos muy comprensibles no quiso quedarse en la URSS y emigró a Estados Unidos. Allí colaboró durante varios años con las autoridades militares.

En los últimos años, su proyecto más importante ha estado relacionado con la idea de la inmortalidad humana. Según el catedrático Bolonkin, la solución de este problema se encuentra en los sistemas informáticos. El científico pretende grabar el contenido que alberga el cerebro humano en un chip especial antes de morir. De modo que la conciencia siga existiendo dentro de otra forma, es decir, en un cuerpo artificial. El científico cree que la creación de este tipo de tecnologías se dará en el futuro próximo. El principal problema consiste en una financiación insuficiente, porque en la actualidad en la comunidad científica prevalece la idea de crear órganos artificiales, una especie de piezas de repuesto para el organismo biológico, considerado lo más popular y lucrativo. Sin embargo, el catedrático Bolonkin quiere ir mucho más allá, a la inmortalidad, algo que sólo es posible en mediante cuerpos artificiales, hechos de plástico y aleaciones.

Rusia 2045


Las ventajas de este tipo de cuerpos son evidentes. El manifiesto del movimiento Rusia-2045 las describe de una manera bastante convincente. En primer lugar, este tipo de cuerpos es muy conveniente para los empleados de los servicios de emergencia, por ejemplo, para los encargados de averías en reactores nucleares del estilo de la de Fukushima. Un avatar podría entrar fácilmente en cualquier fuego, ya que es prácticamente indestructible. A la hora de trabajar en el espacio, conquistando planetas lejanos, también resulta mucho más económico utilizar a los avatares. Por no hablar de las maravillosas perspectivas que se abren en el ámbito de la gerontología y, llamémoslo así, del diseño del físico humano. Imagínese: nada de arrugas ni celulitis. La vejez queda abolida para siempre y con ella, el sufrimiento por las imperfecciones de la propia apariencia.

Aunque surgen inmediatamente gran cantidad de dudas. Todos estamos educados en los cánones de la belleza de Hollywood, así que no se puede excluir que los cuerpos artificiales también se hagan basándose en los mismos patrones. Por ejemplo, me apetece hacerme con la cara y el cuerpo de Marilyn Monroe. “No hay ningún problema, señora, aquí lo tiene”. ¿Pero quién me garantiza que unos cuantos millones de mujeres no van a querer hacer exactamente lo mismo? Estarán de acuerdo que es algo mucho peor que encontrar una copia de tu vestido en una fiesta. Imagínese la situación. Voy por la calle, luciendo mi cuerpo de Marilyn Monroe y veo filas enteras de mujeres idénticas. ¡Eso ya no es ciencia ficción, sino una película de miedo!

Respecto a la inmortalidad también existen ciertas dudas. El catedrático Dunin-Barkovski, a la hora de explicar las maravillosas perspectivas de la creación de cuerpos artificiales, exclama alegremente: “¡Imagínese, con la mente artificial dejarán de morir millones de Ivanov, Jones, Lee y Singh”. No estoy segura de que para la evolución sea tan importante y necesaria la inmortalidad de “millones de Ivanov y Jones”. El 90% de las personas tienen dificultad para resolver el problema de lo que van a hacer durante el fin de semana, sufriendo para tomar la decisión de si van a ver la tele o a ir de compras. ¿Y si no lo tienen que hacer durante unas cuantas décadas, sino eternamente? Piense un momento en esta perspectiva. Me parece que más que un premio, es una auténtica tortura.

La petición de Steven Seagal

Aunque estoy completamente convencida que habrá mucha gente que desee prolongar su existencia. Ya tenemos a uno de ellos, Steven Seagal, que hace poco escribió al primer ministro ruso Vladímir Putin solicitando que le conceda una entrevista para hablar de una posible colaboración con el proyecto Rusia–2045. Los argumentos que aduce el actor son bastante convincentes: “Podremos restablecer e incluso recrear completamente los órganos y las partes de los cuerpos de personas heridas, que están sufriendo o muriendo a causa de enfermedades. Por ejemplo, una persona que haya perdido sus piernas en un accidente, recibirá unas piernas nuevas y los mutilados podrán volver a llevar una vida normal. Esto podría convertirse en el paso hacia adelante más sorprendente de la ciencia, en toda la historia de la humanidad. Para mí es un gran honor formar parte de este movimiento”. El actor recuerda que tiene raíces rusas y que en general se considera ruso. “Estoy orgulloso de que sea precisamente en Rusia donde se haya prestado atención a la necesidad de desarrollar estas tecnologías y que sus precursores sean grandes científicos e investigadores rusos. Con la ayuda de esta tecnología, la humanidad podrá dar un paso adelante nunca visto hacia una nueva calidad de la vida, mucho mejor”, declara el actor.

Vladímir Putin todavía no ha respondido. Mejor dicho, no lo ha hecho oficialmente. Lo que Putin haya dicho a Seagal de manera no oficial, sólo podemos intentar adivinarlo. Puede que haya sido algo como: “Amigo, Obama y Sarkozy ya han reservado algunos cuerpos para sí mismos y para sus familias. Así que serás el 1125 en la cola”.

Personalmente no tengo nada en contra de un Steven Seagal inmortal. Aunque si esta tecnología le resulta accesible, también podría utilizarla alguien con una reputación mucho menos noble. Por ejemplo, alguien como Bin Laden, si estuviera vivo. Por otra parte, si la humanidad tiene la intención de utilizar cuerpos artificiales, los problemas del terrorismo y de las guerras ya no serían noticia, ya que todos viviremos para siempre.

Para comprobar estas brillantes perspectivas tenemos que esperar muy poco tiempo, tan sólo unos treinta años.

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