El ballet "Preludio" expone la interrelación entre la danza clásica y la contemporánea. Fotos de Ria Novosti e Itar-Tass
El nombre del espectáculo, sutil y profundo al mismo tiempo, no alude simplemente a un término musical, sino que refleja el deseo personal de su creador por transmitir al público la emoción que se siente en vísperas de una nueva vida. Duato asumió el cargo de director del teatro Mijáilovski en enero de este año tras dejar la dirección de la Compañía Nacional de Danza de España, y “Preludio” sugiere esta nueva etapa de creación.
El ballet, que conjuga la música de Handel, Beethoven y Britten, no nos proporciona una narración en el sentido convencional. En la obra de Nacho Duato la danza es un medio de comunicación a través del cual se transmiten y experimentan un sinfín de sentimientos, que crean un hechizo y aura especiales.
El coreógrafo señala que pese a no dominar la lengua rusa, le resulta interesante y fácil trabajar con los bailarines del Mijáilovski. “En mi diccionario coreográfico hay ciertas frases, movimientos y posturas del ballet clásico que son fáciles de sentir e interpretar para los bailarines rusos. Además, a pesar de estar acostumbrados a los grandes géneros clásicos, los artistas respondieron rápidamente a mi lenguaje coreográfico”, dice Duato.
Irina Perren es bailarina del Mijáilovski y explica que la concepción de la danza de Duato le produce asociaciones inusuales. Sus duetos con Marat Shemiúnov se pueden comparar con un encuentro entre dos cometas. A pesar de ello, la coreografía es muy equilibrada. "No hay ninguna discordancia o ángulos agudos, sólo hay brillo, valor, tensión y recogimiento", indican los bailarines.
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