Retrato del candidato a presidente del FMI

Grigori Márchenko. Foto de Ria Novosti

Grigori Márchenko. Foto de Ria Novosti

Rusia postula a Grigori Márchenko como presidente del FMI. Su nombramiento es improbable aunque se trata de un banquero de la Comunidad de Estados Independientes a tener en cuenta.

Grigori Márchenko, gobernador del Banco Central de Kazajistán, no ocultó su sorpresa cuando recibió un mensaje de texto del primer ministro Karim Massimov el que le informaba que Rusia lehabía postulado como candidato a suceder a Dominique Strauss-Kahn al frente del Fondo Monetario Internacional.

“No esperaba la candidatura”, declaró el mes pasado a los periodistas que cubrían la reunión anual del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo en Astaná, capital de Kazajistán.

Se trata de un hombre tranquilo, seguro de sí y con buen dominio del alemán y el inglés, en ocasiones revela impaciencia con aquellos que no están familiarizados con la jerga de la macroeconomía. Los que sí lo están, como Anders Aslund, economista del Instituto Peterson de Washington y especialista en Asia central, tienden a elogiarlo. “Tiene una personalidad fascinante”, dijo Aslund. “Posee un historial acreditado como administrador en caso de crisis y además tiene integridad. Sin duda diría que es el tecnócrata económico más capacitado de la extinta Unión Soviética.”

Kazajistán salió mejor que muchos países de la crisis financiera que comenzó en 2007. Cuenta con una reserva en divisas de 37.000 millones de dólaresy otros 36.000 millones en el Fondo Nacional del Petróleo, basado en el modelo noruego. Su pequeña población (16 millones de habitantes) y sus considerables exportaciones de petróleo (1,35 millones de barriles por día) le han permitido convertirse en un acreedor neto del mundo. Aunque la alta inflación, situada en el 8% sigue siendo fuente preocupación.

Márchenko estudió relaciones internacionales en Moscú y fue contratado en 1994 como vicegobernador del Banco Central por Oraz Jandosov, que desempeñó un papel clave en la década de los 90 en la construcción del único sistema bancario propio de la ex Unión Soviética con la excepción de Rusia. El resto de países quedaron en gran medida en manos de bancos extranjeros.

A comienzos de los años 90, docenas de firmas recién privatizadas crearon pequeños bancos para obtener fácilmente créditos baratos del Banco Central. A mediados de la década había 230 entidades de este tipo. “En lugar de acumular los ahorros de la población y las compañías y ofrecer préstamos a los que los necesitaban, básicamente operaban en el mercado de divisas y en el de los títulos del gobierno”, recordó Márchenko en una entrevista hace varios años. “Los préstamos lamentablemente eran marginales y tenían pocas garantías.”

Entonces Marchenko y Jandosov iniciaron un proceso que los redujo a menos de cuarenta en menos de cinco años; una proeza nada fácil en ningún país. “Es duro como nadie”, señala Aslund.

Márchenko dejó el Banco Central en 1996 para presidir la Comisión Nacional de Valores y durante un tiempo fue parte del cuerpo ejecutivo de Deutsche Bank Securities (Kazajistán), y en 1999 volvió a ser gobernador.

Durante los siguientes cinco años implantó normas de contabilidad occidentales y auditorías realizadas por parte de las grandes firmas internacionales de contabilidad. Kazajistán fue el primer país de la CEI que llevó a cabo este tipo de reformas lo que le convirtió en el centro financiero de Asia central, con un sector bancario que en muchos aspectos era más eficiente que el de Rusia. Posteriormente Marchenko ayudó a organizar el mercado bursátil, que sigue siendo pequeño porque la economía no cuenta con muchas empresas medianas (la mayoría de las grandes cotizan en Londres). Finalmente, supervisó la reforma del sistema de jubilaciones de la era soviética.

En 2004, pasó a Halyk Bank, sucesor kazajo de Sberbank, viejo banco de ahorro soviético cuyas sucursales eran casi tan ubicuas como las oficinas de correos. El banco está controlado por Timur Kulibayev, considerado el segundo hombre más poderoso del país y uno de los tres yernos del presidente Nazarbayev.

En este periodo, Márchenko evitó invertir demasiado en la burbuja inmobiliaria que se había adueñado de la economía kazaja por lo que el banco soportó la debacle global mejor que la mayoría.

Jandosov, que ahora dirige un think tank de Kazajstán llamado “Centro para el Análisis Económico”, le reconoce a Marchenko el mérito de haber reformado el sector financiero pero le recrimina haber hecho del banco una de las instituciones más reservadas del país.

Con referencia al puesto en el FMI, Aslund señaló: “El principal problema de Márchenko es que no tiene un título occidental en economía ni experiencia en un organismo internacional, aun cuando posee mucha experiencia práctica valiosa para hacer frente a las crisis, mucha más que Christine Lagarde”, abogada y ministra de Economía de Francia y aparentemente la candidata favorita de Europa y los Estados Unidos. Dado que las dos terceras partes de la capacidad de préstamo del FMI ahora están comprometidas en Europa, parece probable que haya otro director europeo.

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