Experiencia personal: mototaxi

Foto de Kommersant

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El camino al aeropuerto siempre está lleno de nerviosismo: o uno llega demasiado pronto y deambula por la sala de espera durante una hora – hora y media, o está con los nervios de punta esperando dentro del coche en el atasco de turno. Incluso la opción del autobús – metro – tren express tiene sus inconvenientes: el caos matutino del transporte público no corresponde en absoluto a la animación que precede a un interesante viaje al extranjero. Yo elijo una cuarta alternativa, de momento poco conocida en Moscú: una moto que hace de taxi.

- ¿De Krylátskoie al aeropuerto de Sheremétievo? Llegamos en 30 minutos como mucho.

- ¿Cómo me visto? - hago la pregunta que más me preocupa, ya que no me gusta para nada llevar una campera impermeable a un país cálido.

- Puede ir como siempre, yo lo pongo todo.

Iván me espera al lado del portal y saca los atuendos que tiene preparados para mí: un casco, dos rodilleras, una cazadora, unos guantes y una gorra de usar y tirar.

Durante la noche ha refrescado, en la calle hace tres grados sobre cero, todavía no se me ha secado el pelo después de la ducha matutina, así que estoy vacilando sin saber de qué tengo más miedo, si de la moto, o de la posibilidad de ponerme enfermo durante el viaje después de haber tomado frío sobre ella.

Llevo dos mochilas con material fotográfico y mis efectos personales. La primera cabe dentro del asiento, y la segunda, Iván la fija con una red y un cinturón para el equipaje.

- Tú siéntate y relájate, te sujetas con las manos en las abrazaderas o te abrazas a mí, los pies encima de los reposapiés, no hay que mover las piernas, tampoco hay que ayudar inclinándose en las curvas, no las vamos a pasar “apoyándonos en la rodilla". El objetivo principal del pasajero es no molestar al conductor. Uno se sienta, se relaja y disfruta del viaje.

Sólo me ha dado tiempo a disfrutar antes de llegar a la autopista de circunvalación. Ahí Iván entra en la circular y se pone en el lado izquierdo, a cien por hora. Estoy intentando pensar en las novias de los motoqueros sentadas en la parte de atrás con minifalda camino a alguna reunión de motoqueros de un país vecino. Si ellas no tienen miedo, yo no me voy a permitir el lujo de pedir que la moto vaya más despacio.

Iván organizó el servicio de mototaxis hace tres años pensando en clientes de entre 18 y 70 años de edad y de menos de 100 kilos de peso que valoren mucho su tiempo. En realidad ha resultado que la mayoría de los clientes son chicas que quieren dar una vuelta en moto: piden este servicio para fiestas de chicas e incluso para sus maridos, por ejemplo, como regalo de cumpleaños. Una cliente dijo admirada: "Cuando voy en moto estoy rodeada de decenas de miles de personas que nunca han probado hacer nada como eso en la vida, con eso disfruto como nadie".

Llevar a los pasajeros por la noche no tiene mucho sentido: no hay atascos y es demasiado peligroso, ya que los conductores de los coches no ven las motos en la oscuridad. Por la noche, la empresa de Iván organiza excursiones, pero lleva intercomunicadores en los cascos: viajes tranquilos y confortables a través de la ciudad: las colinas Vorobióvy, Sexton y las maravillas arquitectónicas de la capital: la casa pingüino, la casa oreja, la casa esfera...

Llegamos volando hasta la Leningrásdskoie donde nos espera el típico atasco matutino. Empezamos a hacernos camino entre los coches y me resulta muy extraño ver sus techos desde arriba. Si me descuido me parece que voy a tocar sus espejos retrovisores con las rodillas. Espigón internacional, terminal F. Es verdad, cuanto mayor es la velocidad, más ancha es la sonrisa al llegar. Seguro que de esta manera se podría curar la aerofobia: después de ir en moto, lo del avión parece un juego de niños.

- 22 minutos, 30 kilómetros, declara el conductor. Parece que es tradición entre los mototaxis eso de informar al pasajero de cuánto tiempo ha durado el viaje.

Si viajara en función del precio, este viaje me saldría unos 1.500 rublos (37,5 euros).

- ¿No será muy caro? - pregunto.

- Según como lo veas. Si lo comparas con los Ferrocarriles Rusos, que sale 42 rublos por kilómetro pasada la carretera de circunvalación, no pedimos mucho más, tan sólo 50 rublos por kilómetro. Desde el centro de la ciudad a cualquier aeropuerto son tres mil rublos. Pero siempre llegas a tiempo.

- Un taxi conducido por algún inmigrante saldría más económico...

- Nuestra moto más barata cuesta varias veces más que cualquier Lada 6 de esos. En ese caso el cliente nunca comprueba si el chófer tiene carnet de conducir, no sabe que el freno no funciona... Mientras que en nuestro caso los pilotos tienen más de 9 años de experiencia, el seguro para los pasajeros es de 500 mil rublos y nuestra responsabilidad no se puede ni comparar con la de los taxistas particulares.

- ¿Y los empresarios? - todavía no llego a asimilar que la mayoría de los clientes asiduos sean chicas. - La evacuación desde los atascos, las procesiones en moto, las sesiones de fotos, todo lo que están publicitando en la página web. No puede ser que estos servicios no se demanden…

- Todo esto lo tenemos. Incluso servicios de mensajería y “a París por un asunto urgente”... Hace poco llevamos a una señora al aeropuerto de Sheremétievo. Su hija estaba allí y el avión salía a las 11, pero su pasaporte todavía estaba en la agencia de viajes, en la estación de Vóikovskaia, y a las 10 y cuarto todavía no se lo habían devuelto. La madre, muy inteligente, se dio cuenta y llamó a un mototaxi que llegó desde Vóikovskaia hasta la terminal F en 13 minutos. La distancia era de 15 kilómetros. Son los mismos 60 kilómetros por hora de siempre, pero para hacer este itinerario en coche podía haberse necesitado más de una hora, sobre todo porque la carretera estaba en obras y sus carriles se habían estrechado en ambos sentidos. También nos llaman los empresarios, gente que necesita visitar varios lugares en un día. Uno de nuestros clientes es abogado y siempre va de una oficina a otra. Pues lo que ha hecho es esperar a que se le acumulen las tareas de una semana entera, después encarga una moto y dedica un día entero a hacer todos los viajes. Dice que sin el mototaxi se pasaría una semana haciendo estos viajes en coche.

- Pero la evacuación desde los atascos ocurre rara vez. Nos suelen llamar con media hora de antelación, cuando la gente se da cuenta de que no hay otro remedio: uno está en Yásenevo y necesita ir al aeropuerto. Pero yo no podré enviar allí una moto antes de media hora porque no tengo a nadie a mano. Si me lo dijeran al menos con una hora, habríamos sacado a la persona del atasco y la habríamos llevado adonde quisiera. Hay un chico que siempre nos pide que le llevemos desde Moscú hasta su casa de campo en el río Istra. No lo comprendo. Para mí la opción ideal hubiera sido la de tomar una moto en Moscú para salir de la ciudad, y después cambiar a un taxi que se haya contratado con antelación. Un coche y una moto van exactamente igual de rápido por una carretera sin tráfico, pero ir en moto muy lejos resulta incómodo.

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