Cómo pedir un visado a Rusia y no morir en el intento

La embajada rusa en Cuba. En casi todos los países la embajada rusa suele ser conocida como "el búnker". Foto de Reuters/Vostock Photo

La embajada rusa en Cuba. En casi todos los países la embajada rusa suele ser conocida como "el búnker". Foto de Reuters/Vostock Photo

A cualquier organismo oficial ruso hay que ir con tiempo y sobre todo con paciencia. Para entender cómo funciona este país lo primero es no juzgarlo. Por eso, vamos a intentar hacer una breve descripción de los procesos burocráticos rusos.

Generalmente los aspavientos y protestas en voz alta no ayudan, sino bien al contrario, el funcionario de turno te marginará y complicará lo que tu vayas a solicitar. Así me ocurrió una vez que, tras dos horas haciendo cola en la Pochta para enviar una postal, comencé a dar golpes con el bolígrafo y a cantar hasta el punto de que casi me echan de la oficina. Por entonces no sabía que lo más efectivo es pedir el nombre al funcionario que te atiende y amenazar con llamar a su superior. Suena cruel, pero los procesos administrativos en Rusia son un ”sálvese quien pueda”.

Pedir un visado no es una excepción. La vigencia de las prácticas informales en este trámite también resultan decisivas. Un pequeño ejemplo: pasé por los consulados de Madrid, Lisboa, Berlín, Helsinki y Estambul, y el proceso (y requerimientos) eran distintos en cada uno de ellos.

En el consulado de Madrid necesitas cita, pero si la solicitas a través del proceso formal te la darán para dos meses más tarde. Por eso lo mejor es llamar directamente al consulado e inventar algo para que te den cita esa semana.

En Berlín no requieres cita y puedes entrar a una sala de espera donde guardas turno y estás sentado si así lo deseas ¡Incluso tienen televisión!; En general, en Berlín está el consulado ruso más efectivo y mejor organizado. En Estambul tampoco requieres cita, pero tienes que guardar cola durante largo tiempo. Luego cómo te colocas en la cola es importante: ponte siempre lo más cerca posible de la puerta porque igual te dejan pasar los porteros, depende de su humor y de los simpático que caigas; Afrontarás largas esperas, empujones y falta de respuesta por parte de los mismos, quienes sólo hablan ruso. Por eso (y por otros motivos), si hablas este idioma entrarás y tendrás tu visado antes.

Estambul es el consulado más difícil donde pedir el visado: los funcionarios mirarán con lupa tu invitación, te pondrán trabas con el certificado médico, te exigirán estar empadronado allí y en última instancia te remitirán a contactar con cualquier agencia turística para que te haga el trámite. Si esto ocurre, lo mejor es recurrir al centro de cultura rusa que está escondido en el primer piso del edificio justo en frente de la embajada rusa, en la calle Istiklal.

En cualquier consulado ruso encontrarás a mensajeros de las empresas turísticas presentando sus decenas de solicitudes. Se conocen entre ellos y se ayudan. Pero ellos no son tu enemigo, tu enemigo eres tú mismo, tu capacidad para leer la situación, tu conocimiento de las leyes informales de los rusos, y claro, tu paciencia.

Quien conoce las leyes informales rusas y quien tiene una amplia red de contactos parte con decisiva ventaja cualquiera que sea su propósito. Esto, de hecho, es uno de los motivos que dificulta las inversiones extranjeras en Rusia. En general, las prácticas informales son a la vez resolutivas y limitadoras, porque al mismo tiempo que subsana las faltas del sistema, no deja a éste desarrollarse.

En Rusia las prácticas informales funcionan tan bien que no permiten la consolidación de las formales. Pero detrás hay una serie de problemas como la falta de transparencia, el miedo, la falta de servicios y la necesidad de mostrar poder. Así, los funcionarios no se esfuerzan por resolver los problemas de los ciudadanos sino por mostrar su poder (por muy pequeño que sea éste), porque creen que su posición depende de eso. Lean a Gogol o Chéjov y verán que no es algo nuevo.

Alena Ledeneva, autora del magnífico libro ”How Russia really works”, también habla de "castigos escogidos", explicando que para demostrar el poder y atemorizar se castiga a los que infringen la ley aunque no a todos, ya que dicho castigo no busca acabar con el sistema paralelo de relaciones informales sino supeditarlo, es decir, que no sea antagónico al oficial. ¿En Rusia no es posible acabar con la corrupción?

Existe una cierta mitología acerca de la excepcionalidad rusa, una tierra de paradojas donde con demasiada frecuencia se excusan las irregularidades. El cliché más frecuente es ”el alma rusa” frente a la ”racionalidad europea”, que busca convencer de que esta sociedad es impenetrable para el extranjero. Otras razones, como ”el pasado traumático”, el tamaño, o la geografía, en cierta medida importantes, se presentan como determinantes e irresolubles. El último objetivo de todas estas excusas es justificar un supuesto ”caos” que hace a Rusia ”diferente” del resto. Pero como todos sabemos para poder jugar hace falta una regla de juego, y lo que pasa en este país es que la regla no está escrita, aunque todos la conocen.

Las reglas no escritas existen en casi todos los países, o en todos, pero en algunas sociedades es más importante que en otras. ¿Por qué? En general, por la falta de sincronía entre las leyes formales y las informales, aunque también influyen razones como la tradición político-cultural, la ineficacia de los gobiernos a la hora de resolver problemas u ofrecer servicios o incluso, las diferencias regionales.

De hecho, en casi todos los idiomas se diferencia entre legalidad (zakonnost) y justicia (spravedlivost), para recalcar que no siempre van de la mano. En Rusia, esta diferencia es ya una tradición (soviética y no sólo), y existen asunciones sociales de que Rusia ”es un país de leyes no leídas y reglas no escritas” o de que ”la imperfección de nuestras leyes se compensa con su no cumplimiento”.

Para acabar con este tema y volver con nuestra solicitud de visado, decir que, históricamente, las leyes en Rusia se han elaborado con el propósito de propiciar reformas políticas y no para resolver problemas de convivencia. La pregunta sería si esto ha creado la marcada distancia entre sociedad y gobierno o es una consecuencia del mismo. Yo no tengo respuesta a eso, pero compruebo que todas las medidas, leyes, decretos y en general, decisiones políticas rusas son tomadas desde arriba y con escasa participación (y respeto) de la sociedad.

Lo que sí conocemos es el resultado de ello: la aparición de Tolkachi y Blat durante el régimen soviético de ”economía planificada”, y Krysha y Kompromat en el liberalismo salvaje de los 90.

Información práctica para pedir el visado


Los mejores consejos son paciencia y observar lo que hacen los otros. El dicho español de “allá donde fueres haz lo que vieres” se eleva a su máxima potencia en Rusia.

En realidad, la solicitud de visado tiene tres pasos:

1. Obtener una carta de invitación, que puede venir de un hotel, de un particular, de una agencia turística rusa, de una empresa, de una universidad o de un organismo estatal. También se pueden comprar en internet, en páginas como: http://www.getrussian.com/ o http://www.waytorussia.net/.

2. Presentar la solicitud de visa en el consulado. El precio por un visado de única entrada, con validez para un mes y con recogida una semana más tarde es de 35 euros en Europa y 140 dólares en EEUU. Ojo! Debemos revisar que el formulario es el correcto, ya que encontramos en internet muchos que están desfasados. El proceso en el consulado de Madrid es ahora inauditamente rápido, en parte por el buen hacer de una eficaz trabajadora llamada Irina y también porque casi todas las solicitudes ya se hacen a través de agencias privadas como “Central de Visados”, lo que agiliza el proceso.

3. El registro. Una vez que estás en Rusia necesitas registrarte, es decir, notificar a las autoridades dónde te vas a alojar. Este trámite se puede hacer en el hotel, en un agencia turística y también a nivel particular, si vas con el propietario de una vivienda a la estación de correos o de policía y rellenas un formulario.

No obstante, los ciudadanos de algunos países no necesitan visado para entrar en Rusia debido a acuerdos bilaterales. Estos países son Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Moldavia, Tayikistán, Ucrania, Uzbekistán, y también Brasil, China, Croacia, Cuba, Israel, Macedonia, Serbia y Venezuela, aunque estos ya con algunas restricciones.

Rusia cuenta con representación diplomática en 145 países. En muchos de ellos tiene varios consulados, como en España, donde encontramos uno en Madrid y otro en Barcelona. Como comparación decir que el estado español mantiene embajadas en 103 países. En este sentido, Rusia es uno de los 5 países con mayor representación diplomática, junto a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China. No es de sorprender, si tenemos en cuenta que la Federación Rusa “heredó” la estructura diplomática de la Unión Soviética, la cuál contaba con una red aun más amplia, ya que durante los años noventa Moscú cerró sus embajadas en Burkina Faso, Guinea Ecuatorial, Lesoto, Liberia, Níger, Papua Nueva Guinea, Somalia, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona, Surinam y Togo.

Además está el caso de Georgia, país con el que Rusia suspendió relaciones diplomáticas en el 2008, por lo que sus intereses están ahora representados en Tiflis por la embajada Suiza. De cara a la celebración del mundial de fútbol de 2018, las autoridades rusas han anunciado que será suficiente mostrar un billete de ida y vuelta para obtener el visado. Pero será algo excepcional y todavía quedan muchos años.

Ciertamente, el proceso para obtener un visado ruso es complicado, pero quejarte de ello ante un ciudadano de este país es inútil, porque él siempre te dirá que para ellos es aun más difícil conseguir visado Schengen o de Estados Unidos. A pesar de cumplir todos los requisitos oficiales las autoridades occidentales siempre pueden decirte que no, dependiendo todo del criterio arbitrario del funcionario de turno.

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