Nunca más: un objetivo clave en seguridad nuclear

Foto de Reuters/Vostock Photo

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Con motivo de las consecuencias del tsunami en la central japonesa de Fukushima, los abajo firmantes, investigadores internacionales en seguridad nuclear, expresamos nuestra profunda preocupación por el futuro de la energía nuclear.

Estamos convencidos de que sólo es aceptable la energía nuclear que no constituya una amenaza para la seguridad humana y medioambiental. Aunque, a falta de datos exhaustivos, lo acaecido en Fukushima no se pueda analizar en profundidad aún, desearíamos expresar nuestra opinión sobre estos graves acontecimientos y sugerir medidas adicionales para evitarlos.

Revisaremos en primer lugar las mejoras en seguridad que siguieron a dos graves accidentes. El accidente en Three Mile Island (EE UU, 1979) no provocó daños personales ni contaminó el entorno. Sin embargo, hizo que se redujeran la inversiones privadas en nuevas centrales. Los estudios revelaron al mismo tiempo la fortaleza de las medidas de seguridad y la falta de rigor en emplearlas, especialmente en diseño y control de instrumentos, sistemas operativos y formación del personal. A partir de estas observaciones se mejoró el modo en el que interactuan el factor humano y los sistemas de las plantas nucleares, y se diseñaron sistemas específicos de asesoramiento en seguridad y medidas de emergencia. El accidente también llevó a la industria a diseñar nuevas centrales que incluyesen sistemas de seguridad pasivos que no dependiesen del suministro eléctrico o de la disponibilidad de medios mecánicos.

El accidente en Chernóbil (URSS,1986) fue el más grave de la historia. Fue una tragedia de enormes dimesiones. El accidente tuvo también consecuencias políticas y un gran impacto psicológico. El diseño del reactor de Chernóbil era muy diferente de los reactores de agua-ligera de TMI y Fukushima. Los estudios pusieron de manifiesto graves deficiencias en el diseño de la planta y en los protocolos de seguridad en la ex-URSS. En adecuación a los nuevos estándares internacionales, se modernizaron las plantas nucleares rusas; además, el Grupo Consultor de Seguridad Nuclear (INSAG) de la OEIA desarrolló una guía de seguridad nuclear internacional. Se creó la WANO (Asociación Mundial de Operadores Nucleares) para la revisión continua de las centrales y su manejo. Tras estos accidentes se establecieron normas de seguridad a nivel mundial, tanto para la construcción de nuevas centrales como para la revisión. Incluso, la educación en materia de seguridad nuclear cobró importancia y se creó la Universidad Nuclear Mundial (WNU).

Tras estos esfuerzos que pretendían dejar atrás a los accidentes la historia se ha repetido ¿por qué?


Con los datos actuales no se puede dar una respuesta, pero es posible realizar algunas observaciones preliminares. Por una parte, el terrremoto de Japón demuestra que las plantas nucleares son capaces de resistir catástrofes naturales. Por otra, parece que, cuando se diseñó Fukushima, no se tuvo en cuenta una combinación de eventos improbables, como un terremoto y un tsunami de dimensiones históricas y la falta total de energía eléctrica. De hecho, todos los accidentes mencionados se deben a sucesos no planeados cuando se diseñaron las plantas, e hicieron que los equipos de emergencia tuvieran que trabajar en circunstancias para las que no fueron entrenados. Además, se ha visto a posteriori que estos accidentes podrían haberse evitado mediante una planificación previa más cuidadosa. Todo esto nos lleva a concluir que se puede hacer mucho más para evitar accidentes graves y limitar sus consecuencias en el caso de que lleguen a ocurrir. La tendencia natural del ser humano es la comodidad, por lo que, si la seguridad no se refuerza constantemente, se pierde. Por tanto, necesitamos implicarnos con hechos, adoptando una actitud crítica que asegure la mejora constante de la seguridad de las centrales.

Es importante que los exportadores de energía nuclear funden centros de entrenamiento de especialistas en los países importadores. Los expertos deben conocer bien las causas para poder dar respuestas adecuadas en caso de que cuando suceda un imprevisto. Las inspecciones rutinarias son importantes, sin embargo, todavía es más importante tener la capacidad para reconocer los indicadores de poca probabilidad de incidentes.

Además, hay que hacer más para limitar las consecuencias en caso de que ocurran accidentes.

Las medidas para la gestión de accidentes deben ser apoyadas con todas las capacidades técnicas disponibles. El personal de las centrales debe estar bien entrenado en caso de un accidente severo. Es preciso revisar los requisitos de seguridad general para las centrales construidas con estándares de seguridad anteriores, sobre todo si se tiene en cuenta el tiempo operativo que se ha previsto para muchas de ellas.

Sería conveniente tener un acercamiento armonizado a nivel internacional. Los requisitos de seguridad de las centrales deberían ser revisados para que los sistemas de emergencia de enfriamiento sean capaces de funcionar el tiempo suficiente tras la pérdida completa de suministro eléctrico tanto en el propio lugar como fuera.

Las nuevas plantas se deberían situar alejadas de lugares de riesgo natural o creado por el hombre. Además, la siguiente generación de centrales nucleares debería garantizar la seguridad incluso cuando el personal fuera incapaz de dar una respuesta inmediata en caso de emergencia.

Siempre que sea necesario, las autoridades nacionales deberán promover la responsabilidad y las aptitudes de los agentes gubernamentales y corporativos involucrados en asuntos de seguridad nuclear. También es necesario que haya transparencia para que los agentes cuenten con la confianza de la población. Es muy importante garantizar la independencia de los reguladores de seguridad nuclear en todo en mundo.

La seguridad nuclear es un asunto que va más allá de las fronteras nacionales. Hay que identificar e implementar las medidas adecuadas en foros internacionales como la Convención de Seguridad Nuclear, la OIEA, los cuerpos regionales de la UE o WANO. Una cuestión fundamental consistirá en establecer las medidas más efectivas a nivel internacional para promover el mayor nivel de seguridad posible. En este sentido, la reunión que tendrá lugar en Viena en junio de este año será un punto de partida para este tipo de discusiones. Dentro de este sistema de seguridad nuclear internacional deberían incluirse los requisitos para los nuevos países que desean incorporarse al uso de la energía nuclear. Éstos deberían mostrar su capacidad para atenerse a exigencias internacionales. Esperamos que las autoridades nacionales y las organizaciones internacionales tengan en cuenta nuestras recomendaciones. Estamos siempre dispuestos a compartir nuestra experiencia y a contribuir en el desarrollo de estas y otras recomendaciones para conseguir un objetivo común: “Nunca más” accidentes en el futuro y , como medida de preventiva, responder eficazmente en caso de que ocurran.

Las siguientes personas han contribuido en la realización y difusión de la declaración:

Adolf Birkhofer (Alemania)

Catedrático emérito de la Universidad Técnica de Múnich, miembro de INSAG, ex director de la Comisión de Seguridad de Reactores de Alemania; Consejero Especial de Seguridad en Instalaciones Nucleares de la OCDE

Agustín Alonso (España)

Catedrático en la Universidad Politécnica de Madrid, Ex miembro de INSAG, ex director del Consejo de Seguridad Nuclear de España y ex consejero Especial de Seguridad en Instalaciones Nucleares de la OCDE

KunMo Chung (República de Korea)

Ex miembro de INSAG, Ex ministro de Ciencia y Tecnología de la República de Corea, Ex presidente de la Academia de las Ciencias y Tecnología de Korea, miembro de OIEA, ex vicepresidente de Consejo Mundial de la Energía

Harold Denton (EE UU)

Ex director de la Oficina de Regulación de Reactores Nucleares de EE UU, representante del Presidente Carter durante el accidente de Three Mile Island

Lars Högberg (Suecia)

Ex miembro de INSAG; ex director general del Cuerpo de Inspectores Nucleares de Suecia; ex miembro del comité de dirección la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE

Gueorgi Kopchinski (Ucrania)

Ex director del departamento de Industria y Energía del Consejo de Ministros de la URSS, ex vicepresidente de la Autoridad de Regulación Nuclear de Ucrania

Jukka Laaksonen (Finlandia)

Vicepresidente de INSAG, director general de la Autoridad de Radiación y Seguridad Nuclear de Finlandia

Salomon Levy (EE UU)

Ex miembro de INSAG, ex director de diseño y fabricación de la división energía nuclear de General Electric, miembro honorario de ASME (Asociación Americana de Ingeniero Mecánicos)

Roger Mattson (EE UU)

Ex director de sistemas de seguridad de reactores, líder del grupo de trabajo de lecciones aprendidas de Three Mile Island, Comisión de Regulación Nuclear de EE UU, copresidente del grupo de trabajo INSAG-3

Víktor Murogov (Rusia)

Profesor de Universidad Nacional de Investigación Nuclear (MEPHI), director de la Asociación de Ciencia Nuclear y Educación de Rusia, ex director del Instituto de Física e Ingeniería Energética (IPPE), ex director adjunto para la energía nuclear de la OIEA

Nikolái Ponomarev-Stepnoi (Rusia)

Miembro de la Academia de las Ciencias de Rusia, ex subdirector del Instituto Kurchatov

Victor Sidorenko (Rusia)

Miembro de la Academia de las Ciencias Rusa, ex miembro del INSAG, ex director adjunto del Instituto Kurchatov, ex vicepresidente de la autoridad reguladora nuclear de la URSS, ex viceministro de Energía Nuclear de la URSS y Rusia

Nikolai Steinberg (Ucrania)

Ex miembro del grupo de consulta en energía nuclear de la OIEA, ex jefe de ingenieros de la central nuclear de Chernóbil, ex director adjunto de la autoridad reguladora nuclear de la URSS, ex director de la autoridad regularodora de Ucrania, ex viceministro de Energía de Ucrania

Pierre Tanguy (Francia)

Ex miembro de INSAG, ex inspector general de seguridad nuclear de Electricité de France

Jurgis Vilemas (Lituania)

Miembro de la Academia de las Ciencias de Lituania, ex director del Instituto de Energía de Lituania

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