La conquista del espacio, un sueño común

Pedro Duque. Foto de Reuters

Pedro Duque. Foto de Reuters

El primer cosmonauta español, nos cuenta, entre otros muchos temas, cómo ha evolucionado la investigación espacial, y qué avances científicos en este campo se pueden encontrar en la vida cotidiana; además nos relata su época en Rusia, de la que guarda muy buenos recuerdos, y nos asegura que algún día, quizás no muy lejano, el hombre llegará a habitar otro planeta.

Pedro Duque trabajó 20 años en la Agencia Espacial Europea (ESA), 14 de los cuales han sido en el Cuerpo de Astronautas. Aún podemos recordar con emoción aquel 29 de octubre de 1998, cuando el primer astronauta español, envió un saludo a su país y al resto del mundo desde el transbordador Discovery.

Hoy en día, Pedro Duque es director de Deimos Imagining, la primera empresa europea con capital privado que posee un satélite propio, el Deimos I, dedicado a la observación de la Tierra.

12 de abril de 1961. Yuri Gagarin vuela al espacio.

Yo nací en 1963, así que oí de Gagarin mucho más tarde. Es curioso, era la única cosa de “los rusos” que se citaba con admiración en la España de Franco.

¿Qué significado tiene Yuri Gagarin en su vida?

Durante muchos años Gagarin ha sido el símbolo para muchos y también para mí de la conquista del Espacio, el primer emisario que envió la Tierra, etc. Al cabo de los años de estudio de la ingeniería y del trabajo con ingenieros espaciales he pasado a admirar mucho también a Serguéi Pávlovich Koroliof, verdadero artífice del programa espacial soviético y mentor de Gagarin.

¿Cuándo se planteó en serio viajar al espacio?

España evolucionó muy rápidamente en términos de esfuerzo de investigación y desarrollo desde la Ley de la Ciencia de 1985. En los años siguientes hubo un fuerte incremento de la posición inversora de España en la Agencia Europea del Espacio y hacia el final de los años 80 unos cuantos españoles empezamos a pensar que teníamos posibilidades. Entonces me lo planteé en serio, estando ya en la Agencia y trabajando ya codo con codo con gente de muchos países europeos: esto nos mostró que no teníamos nada que envidiarles.

Supongo que es un estilo de vida lleno de privaciones, que comporta un gran esfuerzo personal…

Es un estilo de vida que deja muy poco margen de maniobra para la iniciativa personal, ya que entra uno en un engranaje de preparación para el vuelo, viajando a los diferentes sitios, con un plan muy cerrado. Durante la preparación de un vuelo espacial hay que afrontar fuertes sacrificios en la vida personal y familiar. Existen, sin embargo, períodos de tiempo en los cuales uno puede elegir hasta cierto punto en qué programas espaciales trabajar, entre vuelo y vuelo, y esos períodos son mucho más normales.

Usted en su trayectoria profesional ha estado muy vinculado a los sistemas espaciales desarrollados en Rusia. ¿Puede contarnos esa relación?

Mi primer contacto con los sistemas espaciales tripulados fue en 1992 en cuatro semanas que pasé en el Pueblo de las Estrellas (Звездный Городок). Desde el primer día, aunque necesitábamos intérpretes, nos gustó muchísimo a los tres astronautas noveles que fuimos el ambiente de Rusia, la seguridad con la que se impartían las clases, el aspecto organizado de algo que para nosotros era mítico. En esos años, como sabrán todos los que hayan estado entonces en Rusia, muchas otras cosas eran lamentables, las puertas no cerraban, los baños estaban en un estado calamitoso, los muebles estaban ajados y medio rotos... pero la tecnología espacial seguía imparable. Siempre recordaré con admiración que los programas espaciales rusos se han mantenido sin merma de seguridad por la dedicación entusiasta de un puñado de técnicos muy mal pagados, que anteponían el honor de trabajar a lo mísero del salario.

En marzo de 1995, recibió la Orden de la Amistad de manos del presidente Yeltsin. ¿Qué significó ese reconocimiento? He de reconocer que la Orden de la Amistad se concedía más o menos de forma automática a los astronautas que participaban en vuelos espaciales con las naves rusas, sin mucha discriminación. Sin embargo, me sentí muy honrado por recibir esta medalla de manos del Presidente, en el Kremlin, con todo el protocolo. Para mí, que me considero amigo de Rusia de verdad, no solo de forma automática por haber estado allí y participado en el programa, es una medalla muy querida.

29 de octubre de 1998 fue su primer vuelo espacial en el Discovery. ¿Se vio a sí mismo como el primer “Gagarin español”?

En esa época ya me había trasladado e Houston y estaba trabajando con los astronautas americanos. Es una grandísima emoción saber oficialmente que estás destinado a un vuelo espacial concreto, por fin, en mi caso después de seis años de mucho esfuerzo. Y es curioso que, precisamente, en nuestra tripulación estaba el Gagarin americano, John Glenn. Mis compañeros de la NASA, sabiendo que iba a ser el primer español en el espacio, me llamaban “Juan Glenn”. Si hubiera volado por primera vez desde Rusia quizá hubiera sido “Jorge Gagarin”.

Para los terrícolas que no estamos habituados con la investigación en los sistemas espaciales, se supone que las cosas han cambiado mucho Desde aquella primera incursión de Gagarin hasta hoy ¿Podría explicar cuál han sido los avances fundamentales? Se han mejorado mucho los sistemas básicos de naves y cohetes. Se ha llegado a unos niveles de seguridad mucho mejores que entonces. Los transbordadores han supuesto un cambio enorme en la manera de ir al espacio, lástima que ambos (Burán y Shuttle) se hayan cancelado ya por motivos económicos. En cuanto a la electrónica, por supuesto ha seguido la evolución rapidísima que también ha ocurrido en todo lo demás. Los satélites artificiales han tenido un desarrollo enorme, sobre todo los que han encontrado un uso comercial, como los de comunicaciones, los de televisión, o los de navegación como el GPS.

Sin embargo el escepticismo del público no versado en la materia es comprensible. En lo fundamental, ha variado poco la tecnología desde el cohete de Gagarin al cohete que me llevó a mí al espacio en 2003. Hay mucho por hacer, como poner a punto otras formas de propulsión.

¿Cuáles de esas actividades espaciales, o de esos progresos han influido o se han aplicado a la vida cotidiana?

Yo cuento tres revoluciones que han cambiado radicalmente la vida cotidiana de las personas por causa de los desarrollos espaciales. La primera es la de las comunicaciones. Poder conocer en el momento los sucesos en todas las partes del mundo ha supuesto una revolución de información que ha llevado a un cambio muy grande de la forma de ver el mundo, e incluso ha contribuido significativamente a la justicia. Ver las atrocidades, ver cómo se intentaba lapidar a una mujer por motivos injustificados, ver las catástrofes y sus efectos, ha ayudado mucho a que la gente se movilice para mejorar las cosas.

La segunda revolución es la de la navegación. La gente ya no concibe en general perderse con el coche, se mueve con permanente ayuda de los aparatos de GPS y se salvan incontables vidas por medio de estos aparatos. Todo gracias a unas docenas de satélites provistos de relojes atómicos.

La tercera revolución es la de la observación de la Tierra. Google Earth nos ha permitido, usando satélites, ver la tierra tal y como es. Hay satélites que permiten mejorar la eficiencia de las cosechas, controlar el bosque y su salud, medir la contaminación atmosférica, la capa de ozono, etc. Las personas cada vez más tendrán difícil vivir sin imágenes de la tierra.

¿Europa sigue estando a años luz con respecto a EE UU, o las cosas han cambiado?

Las cosas siguen igual en cuanto a presupuesto. Sin embargo, la Agencia Europea del Espacio ha aplicado sus (muchos menos) recursos en determinadas áreas técnicas y en algunas de ellas está por delante de Estados Unidos o Rusia. La mejor sonda alrededor de Marte es la Europea. El cohete más eficiente también es el europeo. Los satélites de comunicaciones hechos en Europa compiten en pie de igualdad. En otras áreas seguimos a años luz, como lo más importante: vuelos tripulados.

¿Ha afectado la crisis económica al sector espacial?

Desde luego, pero los programas son plurianuales y el efecto está siendo moderado. Las Agencias están mirando con lupa los gastos, los precios de las cosas y los servicios, y algunos programas se dilatan en el tiempo, pero en general el nivel de financiación ha bajado muy poco, de momento.

¿Cuál es el ámbito de colaboración entre España y Rusia?

El grado de colaboración podría ser mucho mayor que el actual. Hay que aprovechar este año Dual entre los dos países para profundizar en las relaciones y para conocer mejor las posibles colaboraciones entre las empresas privadas. Los gobiernos se conocen, pero veo una dificultad muy grande para la colaboración entre empresas que es la que al final cuenta.

Hoy en día usted lidera DEIMOS IMAGING, la primera empresa privada europea en el sector aeroespacial. ¿A qué se dedica su empresa?

Nuestra empresa es la primera totalmente privada europea con un satélite de observación propio. Nos dedicamos a explotar un sistema completo de observación de la Tierra: tenemos satélite propio, estación de seguimiento, y un equipo entusiasta en Valladolid que sabe manejar el sistema y comercializa las imágenes.

Esta empresa tiene como producto estrella el satélite de observación de la Tierra, Deimos I. ¿Cuál es la misión de este satélite? Este satélite proporciona imágenes de la Tierra de un tamaño mucho mayor que los satélites anteriores, y puede observarla en los rayos de luz visibles y también en infrarrojo. Combinando las dos cosas, el satélite tiene como misión principal el estudio frecuente de la cubierta vegetal de la Tierra, tanto los bosques como las cosechas agrícolas, y permite mejorar la eficiencia de la agricultura y el control sobre el Medio Ambiente, como por ejemplo la deforestación.

Creo haber leído que es un proyecto compartido con Rusia.

El satélite Deimos I alcanzó su órbita a bordo de un cohete de propiedad rusa fabricado en Ucrania, modelo Dniepr. Este es un misil balístico intercontinental de colosales proporciones, de modelo R-36M, y la Federación Rusa ha decidido permitir su utilización para hacer lanzamientos comerciales de satélites y de esa manera hacen frente poco a poco a sus obligaciones de destruir estas armas.

¿Cuál es su opinión sobre la cooperación de las naciones en la exploración pacífica del espacio?

Precisamente los astronautas John Glenn, Valeri Poliakof, Chiaki Mukai y yo mismo fuimos galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional reconociendo los méritos de tanta gente que ha contribuido a que naciones hasta hace poco enemigas hayan colaborado en la Estación Espacial Internacional. La carrera espacial es ahora ya no militar, ni siquiera tanto política, ahora es económica (cuanto más inviertes en el espacio más rápido se desarrolla tu industria tecnológica). Estamos haciendo esta carrera compatible con la colaboración, es un poco difícil pero ni mucho menos tanto como lo era en los tiempos de Gagarin.

¿Cree que el hombre algún día podrá habitar otro planeta?

Creo que sí, y que no tardará mucho. Una vez China y la India se hayan puesto al día en el desarrollo de las capacidades espaciales, y hayan llevado astronautas a la Luna, la carrera que mencionábamos empezará otra vez con más brío. Entonces tendremos todos que tomar decisiones importantes sobre estar o no en la carrera por colonizar otro planeta, y también si hacerlo solos o en colaboración.

¿Qué consejo daría a los jóvenes que quieran seguir sus pasos?

Lo más importante es darse cuenta de que el conocimiento es diversión, de que cuanto más entiendes el mundo a tu alrededor por medio de la ciencia y la tecnología más lo aprovechas, y que prepararse en ciencia e ingeniería es la decisión apropiada. Un joven muy bien preparado encontrará hueco en la conquista del espacio y, si ha cuidado la salud y cultivado sus habilidades, podrá optar a volar al espacio como he tenido la suerte de hacer yo. Pero eso no es lo único: yo he visto centenares de personas que trabajan con entusiasmo e ilusión en los programas espaciales y que no han volado al espacio por sí mismos ni quisieran. Prepararse técnicamente y con idiomas, cuidar la salud, desarrollar habilidades y cultivar la precisión, y seguro que la vida les dará oportunidades para ser felices.

Imagen de Niyaz Karim

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