El pintor Alexánder Labas compartió el destino de aquellos maestros del período post-revolucionario que en los años 30 no adquirieron la habilidad para cambiar constantemente su manera de pintar en función a las decisiones del partido. En los años 20 buscó, junto con sus compañeros, un lenguaje artístico nuevo que correspondiese a la época. En los años 30 fue considerado “formalista” y, en los 60, redescubierto cuando la vanguardia rusa se puso de moda en la medida que tenía un regusto de oposición respecto al “realismo socialista”. Labas vivió prácticamente hasta el inicio de la perestroika, murió en 1983 y siempre pintó como si estuviera en el auge de los años 20. La exposición está organizada por temas: aeronáutica, trenes, romanticismo revolucionario y Moscú en la época de la guerra. El propio pintor solía crear ciclos enteros dedicados a un solo tema.
Los títulos de las obras de Labas pintadas en los años 20 y principios de los 30 son muy expresivos: “A gran altura”, “Pasajeros en un avión”, “Dirigible y orfanato”, “En la cabina de un aeroplano”. Era un gran amante de la aviación, al igual que sus contemporáneos de Rusia, Europa y América. Aunque a diferencia de muchos no se centraba tanto en la técnica o en las formas “mecánicas” que empezaron a introducirse en la vida cotidiana, sino en la sensación de volar: un nuevo estado orgánico para el hombre que se siente libre, alegre y ligero en el aire.
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