Un paraguas para el buen tiempo

Víktor Ózerov, presidente del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación, llevó a cabo hace unos días una reunión con los agregados militares, aeronáuticos y navales de países extranjeros acreditados en Moscú. Entre las preguntas formuladas al senador, hubo una perfectamente previsible:

-¿Es cierto que Rusia tiene intenciones de situar en las Islas Kuriles sus sistemas de defensa antiaérea S-300 y S-400, tal y como han afirmado varios expertos militares?

Víktor Ózerov respondió con un rotundo: no.

- No existe ninguna necesidad- señaló el senador.

Durante los últimos meses, el tema de las Islas Kuriles ha resonado constantemente, ora agudizándose, ora calmándose. El motivo fue la airada reacción de la administración japonesa a la visita de las islas Kunashir e Iturup por parte, en primer lugar, del presidente ruso Dmitri Medvédev y luego del ministro de defensa Anatoli Serdiukov.

Seiji Maehara, entonces ministro de Asuntos Exteriores japonés, declaró: “En un momento en el que se nos llama a desarrollar las relaciones ruso-japonesas, esta visita ha sido para nosotros como un jarro de agua fría”. El primer Ministro Naoto Kan también se pronunció al respecto. “Lo ocurrido es lamentable”, dijo respondiendo a las preguntas de los reporteros. “Sin embargo”, subrayó el primer ministro, “tengo intenciones de seguir negociando para resolver el problema territorial y cerrar un tratado de paz” entre Japón y Rusia.

Por su parte, Yukio Edano, secretario general del gabinete de ministros declaró que la visita del ministro de Defensa de la Federación de Rusia a las Kuriles del Sur “es incompatible con la posición de nuestro país además de muy lamentable”. Añadió que consideraba “muy importante reanudar las negociaciones a nivel de jefes de estado respecto al problema territorial” porque “su resolución es vital para el desarrollo de las relaciones bilaterales”.

El secretario general del gobierno japonés subrayó que las visitas de los altos cargos rusos fueron percibidas en Tokio como señales de fortalecimiento de las posiciones rusas respecto a la pertenencia territorial de las islas. El Ministerio ruso rechaza todas las quejas de la administración japonesa.

Japón tiene pretensiones sobre cuatro islas de la parte sur del archipiélago de las Kuriles: Iturup, Kunashir, Shikotán y Habomai. Sus reclamaciones están basadas en el Tratado Bilateral para el Comercio y las Fronteras de 1855. La posición de Moscú funda en la pertenencia de las Kuriles del Sur a la URSS como resultado de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, y los derechos que se han traspasado a Rusia. La soberanía rusa sobre a las islas, conforme al derecho jurídico internacional, no deja lugar a dudas. Sin embargo, Tokio relaciona la firma del tratado de paz entre ambos países con la resolución del problema territorial. Se da por supuesto que Moscú necesita este tratado, pero no está dispuesta a ceder territorios conquistados durante la Segunda Guerra Mundial.

La visita de Anatoli Serdiukov está directamente relacionada tanto con el desarrollo socioeconómico de las islas, así como con su defensa. Sobre todo porque el cargo del ministro de Defensa obliga a no centrarse solamente en temas socioeconómicos, aunque no los deba olvidar. Por ello, el ministro visitó en la isla de Iturup, en el pueblo de Goriáchiye Kliuchí, al estado mayor de la 18ª división de artillería, escuchó el informe de su comandante y luego revisó los cuarteles, el comedor, los baños y la fábrica de pan.

“Es muy difícil ir a pasar las vacaciones al continente y además sale muy caro. Respecto a las comodidades no hay casi nada que decir, parece que estamos en la Edad de Piedra. Las calderas son de carbón y el suministro de alimentos se hace a duras penas. Muchas veces lo impide el tiempo porque no se puede acceder ni por mar, ni por aire, mientras que la televisión capta mucho mejor los innumerables canales japoneses y no los rusos.”

Según Vladímir Popóvkin, viceministro de Defensa, los dos helicópteros universales Mistral adquiridos recientemente a Francia serán destinados a la flota del Pacífico para defender, en caso de necesidad, las Islas Kuriles.

La administración también promete preocuparse por la infraestructura social de las ciudades castrenses para crear unas condiciones de vida adecuadas para las familias de los oficiales. De momento estas condiciones, desgraciadamente, brillan por su ausencia. En este sentido, los oficiales destinados a las Kuriles suelen bromear:

- Damos gracias al gobierno japonés por, voluntaria o involuntariamente, haber llamado la atención del gobierno ruso sobre la vida que llevamos y sobre nuestro trabajo.

Respecto a la reacción de algunos políticos japoneses a las visitas de los altos cargos rusos a las Kuriles, la gente del Lejano Oriente dice que “hay que percibirla de una forma sosegada, como si se tratara de un cambio meteorológico. Al fin y al cabo, no nos enfadamos con la naturaleza cuando nos sorprende con una lluvia fría. Simplemente hay que llevar un paraguas, por si acaso.”

La presencia de divisiones militares en estas islas representa, en cierto sentido, su paraguas de seguridad. Y a su vez, es una señal que recuerda a quién pertenece y por qué el archipiélago de las Kuriles.

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