Un terremoto que une

Foto de Reuters

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Rusia ha sido uno de los primeros países en ofrecer a Japón su ayuda para organizar los trabajos de salvamento y las tareas de reconstrucción. Ayer, después de haber discutido sobre el tema, el gobierno de Japón tomó la decisión de aceptar la ayuda rusa, y esa misma tarde dos aviones del Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia salieron rumbo al país del sol naciente. Próximamente llegarán dos petroleros rusos con gas licuado y varios buques cargados con carbón. Las fuentes de Kommersant en el MAE ruso esperan que esta catástrofe natural ayude a atenuar el conflicto territorial y a acercar a Tokio y Moscú, del mismo modo que el atentado del 11 de septiembre acercó a Rusia y EE UU, o el accidente del avión cerca de Smolensk acercó a Rusia y Polonia.

La administración rusa reaccionó ante el terremoto de Japón de una forma muy eficaz. El presidente Dmitri Medvédev llamó al primer ministro Naoto Kan para darle el pésame en cuanto se enteró de la tragedia, adelantándose a muchos homólogos suyos, incluido el presidente de EE UU, Barack Obama. Pasadas tan sólo unas horas Moscú concretó su ayuda a Japón.

El sábado pasado el presidente ruso escribió lo siguiente en su página de Twitter: "Transmito mi pésame a todas las personas que hayan perdido a sus familiares o amigos en Japón. He encomendado al gobierno prestar ayuda a nuestros vecinos". Aquella misma tarde el primer ministro, Vladímir Putin, convocó una reunión extraordinaria para hablar de la situación en Japón, en la que el viceprimer ministro, Ígor Sechin, el director de Rosatom, Serguéi Kiriyenko, y el primer viceministro del Ministerio de Situaciones de Emergencia, Ruslán Tsálikov, explicaron la ayuda que Rusia podía prestar.

"Japón es nuestro vecino y un país amigo. Estamos al tanto de los problemas que hemos heredado del pasado. Sin embargo, Japón es un socio de confianza desde hace muchos años”, concluyó en la reunión el primer Ministro. “Tenemos que hacer todo lo posible para ayudarlos en esta situación, pero siempre dentro de los límites de lo posible y sólo en caso de que nuestros vecinos necesiten nuestra ayuda".

La última cuestión no resultó del todo retórica. Japón solicitó ayuda a numerosos países por lo que para el sábado ya habían recibido contigentes de salvamento provenientes de 69 países. Es por ello por lo que Tokio estuvo meditando cómo reaccionar ante la propuesta rusa. Según la fuente de Kommersant en el MAE japonés, las llamadas de Dmitri Medvédev y Vladímir Putin fueron acogidas con mucho entusiasmo y agradecimiento, pero la respuesta no fue enviada hasta ayer por la tarde, noche en Japón. Tokio decidió aceptar la ayuda rusa. Al final del día lo confirmó oficialmente el embajador de Japón en Rusia, Masaharu Kohno, dando su agradecimiento a todos los rusos y a la administración del país.

Inmediatamente después de haber recibido una solicitud oficial de Tokio, el grupo Tsentrospas del Ministerio de Situaciones de Emergencia empezó a preparar su salida. Tres horas después, alrededor de las 18.30 despegó el avión Il-76 desde el aeropuerto de Rámenskoye, localizado en las proximidades de la capital rusa, con 50 integrantes del cuerpo de salvamento dirigidos por el vicedirector del departamento de bomberos y el cuerpo de salvamento del Ministerio de Situaciones de Emergencia, Andréi Pegoshin. "El grupo lleva tres vehículos de salvamento y todo lo necesario para trabajar de una manera totalmente independiente durante quince días", afirmó la portavoz del Ministerio, Irina Andriánova. Al mismo tiempo, desde Jabárovsk salió otro grupo, con 25 integrantes del cuerpo de salvamento y un helicóptero Mi-26 con un vehículo de salvamento a bordo. En los próximos días Rusia también enviará a Japón ayuda humanitaria.

Sin embargo, estas acciones no se limitarán a enviar grupos de salvamento y ayuda humanitaria. Tal y como comunicó Ígor Sechin en la reunión convocada el sábado pasado por el primer ministro, tras las averías causadas en las centrales nucleares, Japón se había dirigido a Gazprom solicitando que estudiara la posibilidad de aumentar los suministros de gas natural licuado. "Ya estamos trabajando con Gazprom en este sentido”, dijo el vice primer ministro. “Estamos buscando la posibilidad de redireccionar a Japón dos buques cisterna con los suministros previstos para abril y mayo tal y como estaba previsto en otros contratos. Serán dos buques de cien mil toneladas". Teniendo en cuenta las averías que han tenido lugar en muchas refinerías japonesas, los productos derivados del petróleo ruso serán de mucha utilidad para Tokio.

Además, Japón va a necesitar recursos de energía adicionales para compensar las pérdidas originadas por la desconexión de sus centrales nucleares. Según el Sr. Sechin, las centrales atómicas suponen un 30% de las reservas energéticas de Japón. Rusia está dispuesta a suministrar adicionalmente hasta 500.000 toneladas de gas natural licuado durante un año desde el yacimiento Sajalín-2, “después de haberlo negociado con nuestros socios” (los grupos japoneses Mitsui y Mitsubishi tienen una participación en el proyecto del 12,5 y del 10%, respectivamente). Además, el viceprimer ministro ruso afirmó que Rusia podría aumentar rápidamente los suministros de carbón a Japón enviando de 3 a 4 millones de toneladas más. Según Ígor Sechin, "la próxima semana viajará a Japón una delegación de la empresa SUEK y además Mechel también está dispuesto a unirse". Finalmente, el viceprimer ministro confirmó la disposición de enviar la potencia sobrante desde el Lejano Oriente ruso a Japón. En cambio, esto último sólo sería posible tras la instalación de un cable subacuático desde Sajalín hasta Japón.

Los ciudadanos rusos de a pie tampoco fueron indiferentes ante la tragedia japonesa. El pasado viernes el banco Sberbank abrió una cuenta especial para recoger donaciones para la fundación Sozidaniye. El MAE ruso también publicó los datos de esta cuenta en su página web, aunque al día siguiente, el Ministerio comunicó que eran incorrectos y que los nuevos serían publicados hoy por Sberbank. Además, a partir del viernes los habitantes de Moscú empezaron a llevar velas y flores al edificio de la Embajada de Japón.

La última vez que los moscovitas reaccionaron de esta manera fue ante el accidente de avión ocurrido el año pasado cerca de Smolensk, en el que murió el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, y varias decenas de altos dirigentes del estado polaco. Fue precisamente después de estos acontecimientos cuando las relaciones entre Moscú y Varsovia, que llevaban varios años congeladas, empezaron a mejorar. En estos momentos, los diplomáticos rusos esperan que el terremoto tenga el mismo efecto en las relaciones ruso-japonesas, ya que últimamente se habían complicado debido a la agudización del problema territorial. "Hoy en día nuestra tarea consiste en ayudar a los japoneses a superar la catástrofe sin pensar en temas pragmáticos”, afirma nuestra fuente en el MAE. “Aunque sí que nos gustaría creer que estos acontecimientos pueden ayudar a crear una nueva atmósfera en nuestras relaciones".

En este sentido, Moscú decidió anular una serie de acciones que ya estaban programadas. Por ejemplo, la organización juvenil de “Rusia Unida”, el partido gobernante, llamada ”La Joven Guardia”, anuló su viaje a las islas Kuriles. "Ante esta tragedia, hemos decidido anularlo. No vamos a demostrar nada, en estos momentos ellos tienen otras cosas en las que pensar", comunicaron a RIA Novosti los portavoces del grupo. Hasta ese momento ”La Joven Guardia” tenía planeado desembarcar en Kunashir, abrir allí una filial y grabar una película para los japoneses que hablara de lo que ha hecho la administración para mejorar la situación económica y social en las islas.

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