Paz y turismo en el Cáucaso

El pasado 29 de octubre Rusia Hoy publicó una entrevista con Aleksander Nevsky, director del consorcio “Northern Caucasus Resorts”. Días después recuperamos el tema para poner los proyectos turísticos en contexto, y explicar más detenidamente la estrategia del Kremlin para acabar con la violencia histórica en el Cáucaso Septentrional a través del desarrollo del turismo.

De momento, la realidad es que de enero a septiembre 1.007 personas han sido víctimas de los enfrentamientos entre los terroristas y el ejército ruso en la región: 593 personas perdieron la vida, 414 resultaron gravemente heridas. La República con más víctimas fue la de Daguestán, con 315 en lo que va de año, la segunda la de Chechenia, con 184, y después Kabardino-Balkaria, con 137 e Ingushetia con 97.

De las víctimas, 387 eran miembros de las fuerzas rusas de seguridad (140 de ellos oficiales), y 314 eran terroristas. Para una información más detallada remito a este link (en todo el 2010 hubieron 1.710 víctimas directas de los enfrentamientos). A priori, nadie tendría gran esperanza en atraer turistas a una zona con semejante sangría. Sin embargo, la idea es minar el apoyo a los grupos terroristas fomentando el turismo en “clusters”; es decir, promover instalaciones deportivas y turísticas que creen puestos trabajo estables, impulsar los negocios locales y que exista contacto con personas venidas de fuera que no sean estrictamente soldados, o policías.

El potencial turístico del Cáucaso norte es muy alto, tanto como sus impresionantes montañas y desgarradores paisajes donde parece que se inició el mundo. La estrategia para aprovecharlo pasa –según el gobierno ruso- por invertir una cifra astronómica en la región, además de mejorar la eficacia de las fuerzas de seguridad dotándoles, también, de mayor presupuesto.

El proyecto fue presentado por el presidente Dmitri Medvedev en el pasado encuentro de Davos. El presupuesto previsto es de unos 11 mil millones de euros. Casi 2 mil millones de euros saldrán del presupuesto federal para este propósito; el resto del dinero vendrá de inversores privados, a los que se les ofrece exenciones fiscales, facilidades burocráticas y el desarrollo de las infraestructuras en la zona.

De momento, la primera “Joint-venture” ha sido creada con un capital de 2 mil millones de euros y sede en Moscú. El consorcio está participado al 51 por ciento por la rusa NCRC y al 49 por ciento por la francesa Caisse des Depots. El director de NCRC, Akhmed Bilatov, ha confirmado que la compañía construirá estaciones de teleférico, hoteles, túneles y aeropuertos, y que para ello recurrirá a profesionales y tecnología francesa. Además de promotor, Bilatov es el vice-presidente del Comité Olímpico ruso.

“Los juegos de Sochi no sólo van a mostrar el sur de Rusia de una forma más positiva, sino que además muchos rusos empezarán a tener más interés en esquiar, como pasa en otros países; y esto traerá más turistas aquí”, confía Oleg Karsanov, ministro de turismo de la República de Osetia del norte.

A pesar de que no es ajena a la violencia, Osetia del norte es posiblemente la zona más tranquila del Cáucaso septentrional. “Cuando la gente mira el mapa y ve que estamos a escasos milímetros de Chechenia pierde las ganas de venir”, lamenta el ministro, quien añade que varios expertos occidentales ya han visitado la república para valorar su potencial turístico. Según Karsanov esta república recibe unos 100 mil turistas al año (la mayoría rusos); Sus planes es que esa cifra se doble ya en el 2014.

“Estamos aprovechando apenas el 30 por ciento del potencial de nuestro país”, sentenció el hasta ahora primer ministro Vladimir Putin tras la última reunión del Presidium.

El Cáucaso norte es sin duda la cadena montañosa menos explotada de Europa. Paradójicamente, también es la que tiene el pico más alto, el Elbrus, con una altura de 5.642 metros.

El Northern Caucasus Resorts es el proyecto estrella de dicha estrategia. Para 2020, el consorcio promotor espera tener construidos cinco resorts de esquí, situados en:

-          Matlas, distrito de Hunzahsky (Dagestán).

-          Mamison, distrito de Alagir e Iraf (entre Osetia del norte y Alania).

-          Lagonaki, distrito de Apsheron (entre Krasnodar y Adygeya)

-          Elbrus-Bezengi, distritos de Chereks, Chegem y Elbrus (Kabardino-Balkaria).

-          Arkhyz, distrito de Zhelenchuk (Karachay-Cherkessia).

En total, el proyecto contempla la construcción de 897 kilómetros de pistas de esquí, 179 estaciones de teleférico, y 91.426 plazas en hoteles de entre 3 y 5 estrellas. La capacidad estimada de dichas instalaciones es de 150 mil personas al día.

Para 2020, los promotores esperan recibir entre 5 y 10 millones de turistas en las instalaciones, lo equivale al turismo de invierno de Austria.

No obstante, el proyecto también ha despertado recelos y críticas.

En declaraciones al diario Kommersant, el director ejecutivo de la compañía turística CNP, Nikolai Puzarin, asegura que “esas cifras son difícilmente alcanzables, incluso con la construcción de nuevos aeropuertos”, y explica que los hoteles estarían vacíos durante gran parte del año porque la temporada turística es muy corta. Además, la ONG Greenpeace critica en su informe “The North Caucasus Environment Watch” la especulación que hay detrás del proyecto.

A pesar de todo, el desarrollo del proyecto requiere primero rebajar la tensión en el Cáucaso norte, además de estar acompañado por medidas para democratizar la vida social y desarrollar la educación.

Según el supervisor del Gobierno federal en la región, Aleksandr Khloponin, en declaraciones a Russia Today, una vez que el proyecto eche a andar se crearán “unos 10 mil puestos de trabajo permanentes para jóvenes locales”. De acuerdo con Rashid Temrezov, Presidente de la República de Karachay-Cherkessia, “Este es uno de los proyectos más serios que nunca vino de Moscú”.

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