Los píxeles acorralan a la tinta tipográfica

Foto de ITAR_TASS

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El mercado de libros electrónicos crece a un ritmo acelerado en Rusia: el lector ruso prefiere la compacta pantalla electrónica a las hojas. Al mismo tiempo, el mercado del libro en papel se reduce con fuerza.

El mercado ruso de los libros y sistemas electrónicos para su lectura (readers) crece en progresión geométrica. Si en 2007 se habían vendido varios miles de libros electrónicos, en 2008 fueron 60.000, en 2009, pese a la crisis, 250.000 y 470.000 el año pasado. En dos años el mercado creció más de siete veces.

El precio medio para los lectores a fines de 2010 se situó alrededor de los 110 euros para los modelos con pantallas TFT y a 175 euros con display E-Ink. Por cierto, el año pasado estos últimos se abarataron casi en un 30%, según señala Marina Rozhkova, experta en el mercado ruso de gadgets móviles.

En este ámbito domina la producción de Pocketbook, con el 40% de las ventas. Luego siguen Sony (29%), Lbook (12%) y otros fabricantes. El crecimiento explosivo de los “readers” supuso la reducción de las ventas de los tradicionales libros “en papel”. Según datos de una de las editoriales rusas más importantes, “Exmo”, en 2009 el mercado se redujo casi en un 15%, continuando la tendencia de los años anteriores.

Los primeros en reaccionar ante la caída de las ventas fueron los editores y junto con ellos, los autores.

Tres años atrás la cámara rusa del libro registraba 145.000 títulos nuevos, en la primera mitad de 2010 fueron 59.500 y la caída fue del 17,2% en la tirada general.

Sin embargo, no sólo los e-books son culpables de la reducción del mercado del libro.

En opinión de Vladímir Obruchev, director del grupo de literatura científico-popular “Exmo”:“no son los libros electrónicos los que por sí mismos matan el negocio editorial, sino los piratas.. Es prácticamente imposible juzgar a los difusores del libro electrónico ilegal, ya que su servidor puede ubicarse donde sea”.

Según datos de la compañía investigadora norteamericana Attributor, en 2010 aumentaron en un 54% los pedidos para descargar gratis libros electrónicos. Según J’son & Partners Consulting, el mercado legal del libro electrónico en Rusia ascendió a 1.950.000 dólares en 2010. Sin embargo, el volumen del mercado pirata superó en cinco veces al legal.

“Antes (en la URSS) era muy difícil comprar buenos libros, la vieja generación lo recuerda bien. Ahora la situación ha cambiado. Se puede comprar libremente pero los precios ‘muerden’. En las regiones, el sueldo promedio de la gente no es alto. No todos pueden permitirse comprar un buen libro –afirma el creador y administrador del rastreador Book.Libertorrent.com con el alias de Vovchenko-. Nosotros intentamos brindarle a esta genta la posibilidad de leer los libros deseados aunque sea en forma electrónica”.

En este sentido, los juristas señalan que la base legal rusa es suficiente para la defensa de la propiedad intelectual. El problema estriba, antes que nada, en la baja actividad por parte de los poseedores de los derechos intelectuales. Pável Shinkarenko, director general de la empresa jurídica “Seneschal Neumann” comenta: “En Rusia está bastante desarrollada la legislación en el ámbito de la propiedad intelectual. No diría que cede ante la europea. En el ámbito del comercio electrónico está un poco retrasada pero no lo está en lo que respecta a la propiedad intelectual”.

En palabras del experto, existen todos los instrumentos pero la aplicación es débil debido a una serie de factores que no revisten carácter legal. “Los poseedores de derechos, como norma, no toman una posición activa en la lucha contra la piratería y se limitan, en el mejor de los casos, a la realización de un monitoreo de la red para visualizar hechos de plagio y envían cartas caseras con quejas. Son bastante escasos los juicios en defensa de derechos. Esto está vinculado también con el lento trámite de las causas, los costos del procedimiento y la poca cantidad de las multas. Aunque en los últimos tiempos logramos convencer a los jueces sobre la necesidad de elevar la compensación por tales violaciones. Tuvimos un precedente en el negocio de smart-books (versiones reducidas de libros) que culminó, sin llegar a juicio, al conseguir acordar con los piratas la legalización de su actividad”, colcluye el experto.

Otra causa de peso en la caída de los volúmenes de venta del mercado del libro en Rusia, según Vladímir Obruchev reside en que la gente simplemente deja de leer la literatura en papel. No sólo es reemplazada por los libros electrónicos, sino por Internet en general, cuyo acceso y costo es varias veces inferior.

Esta opinión es compartida por los creadores de la red social de lectores rusoparlantes más grande, LiveLib: “No es la primera vez que el libro cambia su forma”. Elizabeta Ponomariova, directora de relaciones públicas de la red continúa diciendo que “no hace mucho que nuestros usuarios se quejaron en el foro y señalaron que la pantalla nunca reemplazará el susurro de las páginas de papel. Pero las versiones electrónicas se hacen cada vez más accesibles y las pantallas cada vez más cómodas para los ojos. Ahora los usuarios se preguntan unos a otros en nuestro foro: “¿cuál es el mejor reader? ¿Qué biblioteca electrónica utiliza usted?” Nosotros consideramos que es inevitable el desplazamiento de los libros en papel. Por supuesto, seguirán tenindo su hueco entre los bibliófilos, los conservadores, los amantes de lo exclusivo, entre quienes, por cualquier causa, no tengan acceso a la técnica”.

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