Los nuevos rusos viejos

Los jubilados rusos se marchan al extranjero masivamente. Algunos, para pasar el invierno; otros, para siempre. Foto de AFP_EastNews

Los jubilados rusos se marchan al extranjero masivamente. Algunos, para pasar el invierno; otros, para siempre. Foto de AFP_EastNews

Entre los turistas rusos que abandonaron precipitadamente Túnez el pasado domingo 16 de enero, había muchas personas de la tercera edad. Parecían muy irritados, ya que el golpe de estado había dado fin a un programa turístico especial denominado “Un invierno en Túnez”. El director general de una de las agencias de viaje rusas, Alexandr Orlovski, confesó a Itogui que estaba contento de que la evacuación se hubiera llevado a cabo sin problemas. Es el tercer año que su empresa propone a los jubilados pasar un invierno en Túnez: uno puede ir un mes o incluso quedarse todo el invierno. Aunque este año los planes de cientos de jubilados fueron perturbados: la temporada en la costa norteafricana se terminó casi sin haber empezado. En cualquier caso, todo va estupendamente en otros países cálidos en los que los jubilados rusos más modernos suelen pasar ahora el invierno. Veamos, pues, cómo se vive de mayor en el extranjero.

Adónde ir

Se trata de un fenómeno muy reciente: los jubilados rusos no empezaron a pasar el invierno en países cálidos hasta los años 2000. No sólo era agradable, sino también bastante económico. Por ejemplo, un viaje a Túnez de tres meses asciende a 65 mil rublos (2.200 dólares). “La estancia por día sale a unos 700 rublos (23,5 dólares), mientras que si se hospedasen en un hotel modesto cerca de Moscú, no pagarían menos de 1.200 (40 dólares), señala Orlovski. “Además, se trata de un producto de calidad”. En Túnez los pensionistas visitan los monumentos, respiran aire fresco y se someten a tratamientos de salud y belleza, mientras que en casa estarían encerrados en sus pisos arriesgándose a salir a calles resbaladizas cubiertas de hielo sólo para ir a comprar el pan. El año pasado, la empresa envió a Túnez a más de 500 jubilados, desde 60 a 85 años de edad. El número de personas que decide pasar el invierno en países cálidos aumenta cada año un entre 20 y un 30%. Son personas con un nivel socioeconómico diferente, desde maestros de escuela a economistas, pero todos comparten el mismo deseo: disfrutar y aprovechar a pesar de la edad.

Además de Túnez, Turquía, Montenegro, Bulgaria, España, Grecia, Francia, Italia y Chipre...figuran entre los destinos preferidos.Gracias a los programas especiales para la tercera edad de las agencias de viajes, es posible garantizar precios económicos en lugares adecuados. Por cierto, es un programa muy beneficioso para todos: los hoteles tienen garantizada la ocupación de sus habitaciones en temporada baja, las agencias de viajes amplían su cartera de clientes y los jubilados pasan unas vacaciones cómodas además de mejora su salud. Alexandr Orlovski afirma que ha copiado la idea a sus colegas occidentales. Es un esquema que los hoteles de Túnez aplican desde hace tiempo con los touroperadores europeos, y los jubilados del Viejo Mundo pasan los inviernos en países cálidos desde hace años.

La idea de hacer viajes largos fuera del país también ha agradado a los rusos desde el punto de vista económico. Alquilando su propio piso, uno no sólo cubre los gastos del viaje, sino que además gana algún dinero extra. Los jubilados que necesitan estos “fondos de rotación” se buscan inquilinos por su cuenta o con la ayuda de agentes. Por ejemplo, Larisa Petrova, una moscovita de 57 años, después de jubilarse se marchó inmediatamente a Goa. “Siempre he soñado con visitarlo, pero era difícil viajar con un sueldo de profesora. Además, tenía que ayudar a mi hija que estaba estudiando en la universidad”, recuerda Larisa. “Ahora he alquilado mi piso, y en dos años he podido vivir algún tiempo en Goa, Turquía y Montenegro. Soy profesora de inglés, así que no tengo ningún problema para comunicarme, y alquilar una vivienda en el extranjero resulta muy fácil”. En el futuro, Larisa pretende hacer un viaje largo por Europa, vivir en Francia, España, Italia y luego volver a Moscú para cuidar de sus nietos.

A disfrutar de la edad

Larisa es un ejemplo protípico de la nueva generación de jubilados: gente que ha trabajado y ha ganado dinero en la época post soviética. Tienen más medios y más experiencia en viajes al extranjero que otras generaciones. Hay una diferencia abismal con aquellas viejitas que se veían antes sentadas en los bancos al lado de los portales de sus casas. Los nuevos jubilados no tienen problemas para utilizar el ordenador o la banca por Internet, además, son capaces de gestionar su patrimonio a distancia. “En Rusia ya se ha formado un estrato social de clase media”, señala Nikita Mkrtchián, investigador del Instituto de Probabalidad en el Ámbito de la Economía. “Estas personas han obtenido ahorros durante la época post soviética, así como bienes inmuebles capaces de aportar beneficios”.

Lo más curioso es que vivir en otros países resulta más barato. “Rusia se está convirtiendo en un país caro”, explica Nikita Mkrtchián. “En los años 90 los jubilados no iban al extranjero debido a que los precios de la estancia y de la vivienda eran más altos que aquí. Ahora la situación ha cambiado drásticamente. Ahora es más barato pasar las vacaciones en el extranjero, e incluso vivir”. Además, independientemente del sitio en el que viva, el jubilado sigue manteniendo el derecho a su jubilación, que también puede cobrar estando fuera del país. En este caso se le haría una transferencia en divisas según el tipo de cambio establecido por el Banco Central ruso.

También es importate señalar que existen programas especiales para jubilados extranjeros en países como Bulgaria, Portugal o Uruguay. Existe la posibilidad de vivir allí de una manera muy cómoda,incluso sin tener familia allí. Los programas para jubilados en distintos países son atractivos por numerosas razones: los precios de los hoteles, las condiciones de alquiler en temporada baja, la calidad de la asistencia médica, y las facilidades para obtener el permiso de residencia. Por poner un ejemplo, el programa panameño Turista Pensionado exime a los jubilados del pago del impuesto de propiedad durante 20 años, y garantiza un descuento del 5% en los billetes de avión, en los servicios de los hoteles y resorts, en los restaurantes populares, en las entradas de cine y de teatro y en los establecimientos deportivos, así como un descuento del 25% para los gastos de comunidad. Incluso la asistencia médica les sale un 20% más barata que al resto de la población.

Además, mucha gente tiene más posibilidades de pasar varios meses en el extranjero después de la jubilación que cuando eran jóvenes. En primer lugar, no es necesario hablar bien el idioma del lugar ya que no tendrá que trabajar.En segundo lugar, se tiene mucho tiempo libre: los hijos ya son adultos y no hay nada que le retenga a uno en casa. Entonces, ¿por qué no empezar a viajar? “Los jóvenes tienen problemas para vivir en un lugar de veraneo porque no hay donde trabajar”, explica Oleg Répchenko, director del centro analítico “Indicadores del Mercado Inmobiliario”. “Mientras que la gente de la tercera edad no tiene este problema”.

¿Para siempre?

Tras pasar un año o dos en el extranjero, algunos jubilados deciden marcharse para siempre... Resulta que es bastante fácil, sobre todo si uno se arriesga y compra una vivienda. Desde hace medio año la jubilada Elena Dégtereva, de Kaluga, vive en la ciudad turca de Makhmutlar, a diez kilómetros de Alanya. No se preocupa por su jubilación rusa: el dinero se va acumulando en su cuenta bancaria. A los 63 años, Elena se ha convertido en una “downshifter”: vive en el extranjero con 600 dólares al mes que recibe por el alquiler de su piso en Kaluga. “Hace medio año vendí mi casa de campo y compré un piso en Makhmultar”, recuerda Elena. “Todos mis vecinos son turcos, así que poco a poco estoy aprendiendo el idioma. Ya tengo suficientes conocimientos para explicarme”. Dégtereva no tiene intenciones de emigrar oficialmente, pero de momento tampoco piensa volver a Rusia. Vive con un visado de turismo por el que paga 400 dólares al año. “Aquí tengo estímulos para vivir”, cuenta Elena. “Además, en Turquía puedo vivir muy holgadamente con 600 dólares al mes, mientras que en Rusia con este dinero no se puede vivir”. Y si tenemos en cuenta el mar, un clima suave y la buena comida, la decisión de esta jubilada parece más que comprensible.

“Los jubilados empezaron a marcharse al extranjero a partir del 2002—2003”, señala Oleg Répchenko. “No existe una estadística exacta, pero podemos afirmar con seguridad que en diez años el flujo de jubilados hacia Occidente se ha multiplicado. La mayoría vende sus viviendas en Rusia y compra pisos en el extranjero”. Al vender un minúsculo piso en un edificio de los años 50 ó 60, uno puede comprar una buena casa con jardín en Bulgaria, ya que en los países de Europa del Este los precios de la vivienda son entre 50% y 300% más bajos que en Moscú.

Muchos rusos empiezan a pensar en irse a algún país cálido después de la jubilación ya desde jóvenes. Por ejemplo Alexander, propietario de una pequeña empresa moscovita que hace reparaciones en pisos, compró hace dos años una casita en Bulgaria, al lado de la playa. Empezó a preocuparse por su jubilación a partir de los 35 años. “Ahora pasamos los veranos en Bulgariay, más tarde, cuando mi hijo sea mayor, le dejaré mi piso en Moscú y me iré con mi mujer a vivir en la costa”, cuenta Alexander. “La posesión de una vivienda en el extranjero es la mejor inversión para la jubilación porque nunca me he fiado de las pensiones estatales”.

Sin embargo, los expertos aconsejan que la experiencia en el extranjero no sea prolongada con el objetivo de no romper definitivamente los lazos con la patria. “Hay que pensarlo bien”, señala el psicólogo Pável Ponomaryov. “Y es que la vida en el extranjero tiene sus particularidades, no todo el mundo se siente a gusto allí. Más aún, a una edad avanzada, cuando la persona ya tiene formada su visión del mundo y está acostumbrada a llevar un modo de vida muy concreto.Puede resultar que se sienta muy sola en un país ajeno”.

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