La carrera de los emergentes

El presidente ruso Medvédev, el brasileño Lula, el chino Hu y el primer ministro indio Singh, en el Palacio de Itamaraty (Brasil). Foto de Reuters

El presidente ruso Medvédev, el brasileño Lula, el chino Hu y el primer ministro indio Singh, en el Palacio de Itamaraty (Brasil). Foto de Reuters

Existe un consenso casi universal entre los analistas de que serán los mercados emergentes los que impulsen el crecimiento económico global en los próximos años. China, el país más poblado del planeta, es el que tiene mayor tirón, con una tasa de crecimiento de entre el 9% y el 10%. Es la niña mimada entre las cuatro principales economías emergentes, las de los países llamados BRIC: China, Brasil, Rusia e India.
En este análisis, sin embargo, es importante identificar los motivos del crecimiento chino, que es tan elevado porque el país acaba de iniciar este proceso, mientras que Rusia y Brasil son economías más maduras. Surge, entonces, una pregunta: ¿Es preferible hacer negocios con una economía en sus primeras fases de crecimiento, o con una más madura? La respuesta: depende de lo que se quiera vender.

La población rusa es una décima parte de la de China, pero sus ciudadanos son los más ricos de los BRIC. Gracias a una década de fuerte crecimiento económico, la renta per cápita es de 11.887 euros, aproximadamente, frente a los 8.168 euros de Brasil, los 5.426 de China y los 2.525 de India, según datos de la ONU.

“Rusia es una economía de renta media, mientras que los otros países son de renta baja. En Rusia hay mejor educación, los consumidores tienen más dinero y la tasa de delincuencia es menor”, señala Kingsmill Bond, director de estrategias de Troika Dialog.

Bond afirma que se puede considerar que el 68% de la población rusa (unos 100 millones de personas) pertenece a la clase media, frente al 31% en Brasil (75 millones), el 13% en China (160 millones) y menos del 3% en India (30 millones). Esto significa que, si bien la población de China es diez veces superior a la de Rusia, la brecha en número de consumidores no es tan grande.

El índice de desarrollo humano de Naciones Unidas, que tiene en cuenta indicadores como la educación o el acceso a servicios básicos, sitúa a Rusia a la cabeza de los cuatro países. Eso sí, en cuanto a sus niveles de salud, Rusia es uno de los peor valorados entre los BRIC.

La corrupción es el problema más destacado por los expertos. Aunque todos los países emergentes padecen corrupción crónica, la diferencia es que, en Rusia, la corrupción impide hacer negocios. Como sugiere Arthur Kroeber, de la consultora Dragonomics, con sede en Pekín: “Los intereses de los funcionarios chinos, que se quedan entre un 10% y un 15% de cada transacción, coinciden con los de los empresarios. No veo que la corrupción suponga un obstáculo para el crecimiento, como sí lo es en Rusia”.

La valoración de las acciones rusas es la más baja de los cuatro. “Rusia tiene el estigma de ser la más débil del grupo”, señala Nigel Rendell, estratega de RBC Capital Markets.

El Kremlin tampoco ha ayudado a potenciar una buena imagen del país. El desplome del mercado de valores en 2008, después de que los tanques entraran en Georgia y los precios globales del petróleo cayeran, inquietó a los inversorers, tanto por los riesgos políticos como por la dependencia energética de la economía. Tampoco han ayudado los pobres antecedentes gubernamentales.

“Aunque es adecuado aplicar una prima de riesgo por todos estos problemas, el descuento del 50% respecto a otros mercados emergentes es excesivo”, señala Conway. “Rusia tiene lo necesario, lo único que hace falta es acelerar la agenda de reformas”.

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