Listos para los cambios de registros

Fuente: Itar-Tass

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El Servicio Migratorio Federal de Rusia asegura que los rusos pronto podrán moverse libremente dentro del país, al igual que los europeos en la Zona Schengen, con tan solo informar por correo acerca de su lugar de residencia al funcionario competente. El gobierno podría llevar los cambios más lejos incluso y eliminar los pasaportes nacionales junto con los pocos sellos de registro que aún contienen. De todos modos, los cambios no parecen gran cosa si comparamos el nuevo procedimiento de registro de residencia temporal, programado para entrar en vigencia el 1 de enero de 2011, con la revolución de los pasaportes que se había prometido.

Es preciso que nos remontemos a la década de los sesenta para fechar el momento en el que la institución oficial del registro de residencia perdió gran parte de la severidad draconiana de la era Stalin. Tras el colapso de la Unión Soviética, que utilizaba permisos y restricciones de residencia con el fin de premiar o castigar a los ciudadanos, parecía que este registro había desaparecido para siempre. Sin embargo, a pesar de que las normas simplificadas de registro permitían que los rusos vivieran hasta tres meses en otras regiones sin sellar sus pasaportes, y de que la ausencia de fundamentos legales para justificar la denegación del registro temporal, seguía teniendo peso el dicho popular “ sin un trozo de papel no eres nada”.

Los rusos no son tan inertes como parecen. Según un estudio de SuperJob.ru, un 41% de los empleados está dispuesto a mudarse a otro lugar en busca de un trabajo mejor, aunque un 42% no lo está. A ambos grupos les preocupan no sólo los elevados precios de la vivienda y la falta de lazos sociales, sino también las dificultades para registrarse. Según una encuesta del Centro de Investigación de Opinión Pública All-Russia (VTsIOM por sus siglas en ruso), un tercio de los encuestados se topó con diversos problemas en la concesión del registro permanente o temporal: casi la mitad se vio obligada a hacer largas colas, un 26% encontró inadecuado el horario de las oficinas de pasaportes, un 23% fue rechazado por personal necio y obtuso, un 12% declaró que le pidieron documentación adicional distinta de la requerida por ley y que sufrió extorsiones, y a un 10% directamente se le negó el registro.

En lugar de intentar revocar reglamentaciones ilegítimas invalidadas por fiscales y tribunales, incluido el Tribunal Constitucional, los burócratas han estado inventando nuevas formas de beneficiarse de esta institución de la era soviética. Funcionarios regionales y locales han venido impidiendo que los ciudadanos registrasen las viviendas de su propiedad y, es más, que sus familiares se mudaran a vivir con ellos. Asimismo, el servicio de visado ha negado el registro a oficiales del ejército y sus familiares antes de que accediesen al servicio de vivienda.

Mientras tanto, las personas que no residen en su lugar de registro permanente se enfrentan a ciertos problemas: algunos empresarios son reacios a contratar a personas de fuera de la ciudad. Aún más difícil es para estas personas conseguir asistencia médica, una plaza en el jardín de infancia para sus hijos u obtener un préstamo. Por último, los rusos con registro temporal de residencia tienen dificultades para conseguir un pasaporte internacional. Para comprar un coche tienen que ir al lugar de su registro permanente o, como alternativa, otorgar un poder a un residente local.

El procedimiento actual de registro, pese a su aparente simplicidad, dificulta que quienes buscan empleo se trasladen desde zonas deprimidas hacia las regiones en desarrollo donde hay trabajo. En la década de los noventa, era de dramáticos cambios, la migración interregional rusa se mantuvo entre 1,1 y 1,5 millones de personas. Para el año 2005, la cifra había descendido a 816.000 personas. Gracias a la simplificación de los procedimientos de registro, el flujo ascendió levemente a 862.500 personas en 2008, para luego volver a caer a 766.500 durante la crisis económica de 2009. El programa gubernamental para luchar contra el desempleo y ofrecer programas de reciclaje laboral, que, entre otras cosas, incentivan a la gente a salir de las zonas deprimidas, ha sido de poca ayuda hasta el momento. Sólo 522.000 personas se han trasladado a otras localidades en los últimos ocho meses. La próxima revolución de los pasaportes, que supondrá la simplificación de las normas de registro y la disolución de la institución, heredera aún de la era Stalin a pesar de los cambios, podría ayudar a superar las dificultades en la redistribución territorial de la población económicamente activa, y ayudar de este modo tanto al mercado laboral como al desarrollo económico general.

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