¡Todos a dieta!

Foto de ITAR TASS

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La cantidad de personas con sobrepeso en Rusia está creciendo a pasos agigantados. Según las estadísticas, hace una décadael 19% de la población sufría de obesidad, actualmente la cifra se ha disparado al 23%, según el Instituto de Investigación Científica de la Academia Rusa de Ciencias Médicas. Además, una de cada dos personas mayores de 30 años tiene sobrepeso.

Esta problemática afecta a muchos países. En los Estados Unidos, por ejemplo, un 70% de la población tiene sobrepeso y un 30% es obeso. Según datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), dos tercios de la población de Luxemburgo, Canadá y el Reino Unido tienen un peso elevado. Por lo que Rusia tan sólo está siguiendo una tendencia mundial, a pesar de que eso no sea un orgullo para el país. Por regla general, el exceso de peso va de la mano de muchos otros problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares (la principal causa de muerte en el mundo). Entre 2000 y 2008, la cantidad de personas en Rusia con dicho diagnóstico aumentó a un 27%.

Viktor Tutelian, director de nutrición del instituto de la Academia Rusa de Ciencias Médicas, sostiene que una de las principales causas de obesidad es la ignorancia absoluta de los regímenes. En un esfuerzo por combatir tal ignorancia, el Ministerio de Salud de Rusia ha preparado un listado de recomendaciones alimentarias para los ciudadanos. La idea principal detrás de estas recomendaciones es quepara mantener un peso establehay que alimentarse cinco veces al día, en lugar de tres. Las comidas deben tener más frutas y vegetales, hay que reducir la ingestión de azúcares y grasas y comer pescado al menos una vez a la semana. Ciertamente,todas estas recomendaciones son significativas, pero es probable que surtan poco efecto. Aquellos que están realmente preocupados acerca del exceso de peso encontrarán el modo de adelgazar sin la ayuda del gobierno. Por su parte, aquellos a quienes lno les preocupe, prestarán tan poca atención a las recomendaciones del ministerio como lo hacen los fumadores empedernidos a las advertencias en las cajetillas de cigarrillos. Las encuestas muestran que, para la mayoría de los rusos, el sobrepeso dista mucho de ser una preocupación.

Asimismo, la cocina rusa tradicional no acompaña los estándares de una dieta saludable. Debido al clima del país, hay pocos platos que requieran vegetales frescos o frutas, y muchos incluyen la salazón o el ahumado. La comida más común en Rusia es la carne con patatas y una abundante cantidad de pan: delicioso y alimenticio, pero muy alto en calorías. Además,desde hace unos años la comida rápida ha pasado a formar parte de la dieta habitual de los rusos. Cuando McDonald’s arribó a la Plaza Pushkin de Moscú en 1989, las primeras filas para ordenar un Big Mac podían durar cinco horas. En la actualidad, McDonald’s es tan ubicuo y popular en Rusia como en otras partes del mundo. IEntrad a cualquier centro comercial importante y encontraréis que la gente aún sigue haciendo la cola para comprar un Big Mac, aunque ahora sólo haya que esperar cinco minutos.

Quizás sea demasiado tarde para modificar los hábitos alimenticios de los adultos rusos, pero aún quedan esperanzas con los niños. En muchos países occidentales, la obesidad infantil se está volviendo endémica. En el Reino Unido, por ejemplo, un 9,6% de los niños era obeso en 1995, hoy en día, dicha cifra ha aumentado hasta un 15,5%. En Suiza, un 22% de los niños tiene sobrepeso; en España, un 34%; en Italia, un 36%. Por el contrario, en Rusia sólo un 10% de los niños lo padece.Sin embargo, antes de que sea demasiado tarde, el país necesita consolidar estos datos en el lugar en el que los niños pasan la mayor parte del tiempo: la escuela.

En otoño, las autoridades moscovitas iniciaron un experimento arriesgado: ordenaron que se redujera a la mitad el contenido de sal en las comidas preparada en cantinas escolares. Según estadísticas de la OMS (Organización Mundial de la Salud), reducir la ingesta de sal disminuye el riesgo de tener una alta presión arterial. Aunque semejante medida pareciera obvia, resultó ser contraproducente. Los niños dejaron de comer en las cantinas escolares, y los alertados padres encontraron una solución: comenzaron a dar saleros a sus hijos para que los llevasen a la escuela.

Afirman que el próximo paso de este malogrado experimento será la reducción del uso de azúcar en la comida escolar. No caben dudas de que los ingeniosos niños comenzarán a llevar sus propios azucareros.

Por supuesto, los chiquillos no son responsables de que la comida sin sal les parezca insulsa. Les llevará tiempo acostumbrarse a los nuevos hábitos alimenticios. Los padres desean que sus niños se alimenten, pero la cantidad y la calidad de dicha comida resulta menos importante. El problema principal es que en Rusia, pocos se preocupan por la salud: la gran cantidad de bebedores y fumadores dan prueba de ello. Los sociólogos afirman que en Rusia la salud en sí misma no es un ideal o una cuestión de prestigio social. Resulta prestigioso tener una casa, un automóvil caro o mucho dinero. Pero pocos parecen reflexionar acerca de la cantidad de años en que podrán disfrutar de dicha abundancia.

Parece poco probable que tal actitud se modifique, independientemente del número de recomendaciones que expida el Ministerio de Salud. Simplemente debemos confiar que Rusia, que tan rápidamente adoptó la comida rápida, haga lo mismo con la tendencia actual, con el modo de vida saludable.

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