Foto de Ria_Novosti
Los agresores eran perfectamente conscientes de que un atentado contra la vida de un periodista famoso iba a tener un gran eco social. Sin embargo, se atrevieron a perpetrarlo porque también suponían que a pesar del eco que su crimen despertara en el país y en el mundo entero; por muy fuerte que fuese la ola de emociones, las cartas abiertas a la administración, la recogida de firmas y las manifestaciones, todo ello no implicaría que los autores fuesen a acabar siendo capturados, juzgados y condenados. Y en este sentido, los datos estadísticos juegan a favor de los criminales. Por esta razón ha sido tan importante que el presidente Dmitri Medvédev reaccionara inmediatamente al atentado contra Kashin y encargara a la Fiscalía General y al Ministerio del Interior prestar una atención especial a la investigación del atentado en contra del periodista.
En su Twitter, el presidente ruso escribió: "Hay que encontrar y castigar a los autores del crimen". Esperemos que esta vez ocurra así. En una reunión con los periodistas de Rossíyskaia gazeta, Dmitri Medvédev confirmó una vez más su determinación para intentar esclarecer el delito. "Los van a encontrar”, dijo, refiriéndose a los que habían atentado contra la vida de Kashin. “No me cabe la menor duda. Y da igual qué organizaciones estén detrás del crimen: de derechas, de izquierdas, de centro... La gente relacionada con este crimen tiene que ser desenmascarada y castigada". A mi parecer, estas palabras del presidente ruso son una muestra indudable de una gran valentía política. Si los autores del crimen son descubiertos y la sociedad se convence de que la justicia ha triunfado, podremos decir que Medvédev ha cumplido su promesa política, lo cual, como es bien sabido, no ocurre con todos los políticos. Podríamos recordar, por ejemplo, las promesas de Borís Yeltsin después del asesinato de Lístiev. En caso de que fuera resuleto, no cabe duda de que tanto la reputación de Medvédev, como la de Rusia en el mundo, adquiriría un impulso positivo.
La actitud hacia los periodistas es un síntoma fiable del nivel de desarrollo de un país. Lo ocurrido con Oleg Kashin y la posterior reacción social son, a su vez, un claro diagnóstico del actual estado de la sociedad rusa. Por eso es tan importante la actitud del presidente respecto a esta tragedia, que no puede reducirse a una venganza en contra de un periodista en concreto. Es un acontecimiento social muy significativo, ya que el periodista forma parte del espejo en el que se refleja la sociedad rusa. Hay que cuidar el espejo, porque si no, no podremos vernos la cara.
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