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La primera operación conjunta entre Rusia y Estados Unidos en Afganistán tuvo lugar la noche del pasado 28 de octubre. Durante la incursión en la provincia de Nangarhar, en el este del país, fueron destruidos cuatro laboratorios (tres de heroína y una de morfina). En total, según el jefe del Servicio Federal de Control de Estupefacientes (SFCE) Víctor Ivanov, fueron confiscados 932 kilos de heroína, 156 kilos de opio y gran cantidad de material y equipamiento técnico. "El mercado de Asia Central echará de menos 200 millones de monodosis", anunció el Sr. Ivanov.
Esta incursión puede considerarse un gran paso adelante en la cooperación entre Rusia y EEUU en el ámbito de lucha contra el tráfico de drogas. Rusia critica a Estados Unidos desde hace tiempo por no tomar las medidas adecuadas para destruir las plantaciones de amapola del opio y de los laboratorios de estupefacientes en territorio afgano. Según los datos de SFCE, sólo en el año 2009, la heroína afgana causó la muerte a 30 mil ciudadanos rusos. EEUU objetó que la destrucción de las plantaciones podía enfrentar a la población local con la coalición internacional, y acabar fortaleciendo a los talibanes.
Víctor Ivanov explicó que esta operación se había preparado durante tres meses y en ella participaron 70 especialistas de la Agencia estadounidense de Lucha contra la Droga y del Ministerio del Interior afgano, así como cuatro especialistas de SFCE. "Toda la operación se basó en los datos obtenidos por los agentes rusos", subrayó el jefe del Servicio Federal de Control de Estupefacientes.
A pesar del éxito de la operación, el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, expresó su reprobación a los organizadores de la misma. El sábado protagonizó una áspera declaración, en la que calificó la operación ruso-estadounidense de grave violación de la soberanía afgana y del derecho internacional. El Sr. Karzai afirmó que no estaba al tanto de la participación de los especialistas rusos en la incursión y por tanto, no la había autorizado.
"El gobierno de Afganistán, hubiera deseado ampliar su colaboración con la Federación de Rusia en distintos ámbitos, incluido el de la lucha conjunta contra la producción y tráfico de drogas”, dijo Hamid Karzai en su declaración.Sin embargo, continuó, Afganistán pretende que la colaboración se base en las relaciones bilaterales entre Kabul y Moscú, sin intermediarios. "Ninguna organización tiene derecho a llevar a cabo operaciones militares en nuestro territorio sin autorización previa del gobierno islámico de Afganistán", advirtió el Sr. Karzai.
A pesar de ello, la parte rusa no se considera culpable de haber violado la soberanía de Afganistán. "Hemos cooperado en esta operación con el alto mando de la coalición internacional, por ello, no teníamos que dirigirnos individualmente al gobierno de Karzai ni obtener su autorización”, explicó a Kommersant el jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación (el Senado ruso) Mijail Marguélov. “Desde el punto de vista del derecho internacional, el comportamiento de Rusia ha sido correcto. Las fuerzas de la coalición, de acuerdo al derecho internacional, representan en el territorio de Afganistán una parte combatiente que actúa defendiendo los intereses del gobierno legal de Afganistán, es decir, del propio Sr. Karzai". El Servicio Federal de Control de Estupefacientes, tampoco tenía que pedir la autorización al parlamento ruso para que sus especialistas participaran en la incursión afgana. "No se trataba de situar allí a nuestras tropas armadas, sino de la participación de algunos especialistas de nuestro departamento que viajaron a una breve comisión de servicio”, añadió Mijail Marguélov.
Mientras tanto, el presidente de Afganistán encargó al ministro de Defensa y al jefe del Ministerio del Interior que investigaran detalladamente el incidente y le presentaran los resultados obtenidos. El periódico “The New York Times” se hace eco de la airada reacción del presidente afgano, y señala que "cualquier participación rusa en las acciones militares realizadas en territorio afgano, incluso en el ámbito de la lucha contra la droga, se percibe como algo negativo". "En 1979, la URSS ocupó Afganistán durante diez años y muchos de los líderes actuales del país lucharon contra esta ocupación. Muchos afganos consideran a Rusia y a su pueblo un enemigo", explica la publicación.
Sin embargo, una fuente de “Kommersant” de la administración del presidente afgano, explicó que la crítica de Hamid Karzai realmente no apuntaba a Rusia. "Su firme declaración y la reclamaciones iban dirigidas hacia EEUU y la OTAN", afirmó.
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