Las protestas salvan el pulmón de Moscú (por ahora)

Los árboles talados en el Parque Forestal Khimki.Comienzo de la construcción de la carretera Moscú - San Petersburgo

Los árboles talados en el Parque Forestal Khimki.Comienzo de la construcción de la carretera Moscú - San Petersburgo

La movilización popular consigue detener la construcción de una autopista entre San Petersburgo y Moscú.

La suspensión por parte de Dmitri Medvédev de las obras de la autopista entre Moscú y San Petersburgo, cuyo trazado atraviesa un pulmón verde al sur de la capital -el bosque de Jimki-, tras numerosas protestas populares es un gesto inaudito, resultado de la movilización social atizada por un verano en el que los incendios no han dado tregua. La campaña, que contó incluso con el apoyo de Bono, cantante de U2, logró organizar la manifestación más numerosa de los últimos años en contra de la destrucción de Jimki.

Casi nadie esperaba la intervención de Medvédev. “Es evidente que las protestas han originado la decisión”, señala Mijaíl Kreyndlin, director de Greenpeace Rusia. El trazado original de la autopista, cuya obra comenzó hace años, dibuja una línea recta entre San Petersburgo y Moscú, salvo en el tramo final, que sortea el aeropuerto y atraviesa el bosque de un extremo al otro.

Jimki es el corazón del cinturón verde de Moscú y, en los últimos tiempos, el verdadero pulmón de una de las ciudades más contaminadas de Europa.

El bosque está poblado en su mayor parte por pinos y abetos, aunque alberga también uno de los pocos robledales que quedan en el continente. Tras un verano en el que los incendios de bosques y turberas arrasaron el país, cubriendo Moscú de una neblina de humo durante más de un mes, la importancia de Jimki ha adquirido una nueva dimensión para los moscovitas.

El veterano y respetado rockero Yuri Shevchuk, que actuó en la multitudinaria manifestación del 22 de agosto, clamó: “No dejaremos nada a nuestros nietos, ni a nuestros hijos, sólo tierra quemada”. Ante miles de personas congregadas en el centro de Moscú, Shevchuk insistió en que Jimki es un símbolo.

Para el gobierno, lo más preocupante no fueron las palabras del rockero, sino la constatación de que la multitud estaba formada por ciudadanos de a pie, y no sólo por los habituales activistas de la oposición.

Tres días después, Shevchuk recibió una invitación de U2 para cantar con ellos Knockin’ on Heaven’s Door en su concierto de Moscú. Bono se había reunido con Medvédev el día anterior y la invitación fue un gesto deliberado del cantante en apoyo de la campaña.

Sólo 24 horas después, Medvédev ordenó la suspensión de las obras, con el pretexto de generar “nuevos debates” y aduciendo la “amplia resonancia” que había cobrado el asunto.

Sin embargo, los expertos han advertido de que las sumas que se manejan en el proyecto hacen que la victoria de los ecologistas no esté en absoluto garantizada. El gobierno ha firmado un acuerdo con el grupo francés Vinci por 6.000 millones de euros. “Puede ser que las protestas se silencien unos meses y después se reanude el plan original,” señala Nikolai Petrov, del Centro Carnegie de Moscú. Lo mismo sucedió con una papelera que se cerró en 2008 por contaminar el lago Baikal y que acaba de reanudar su actividad.

“A lo mejor me equivoco, pero existe el temor de que [la suspensión] se haya decidido para aliviar tensiones y más adelante continúen las obras”, abunda Kreyndlin.

Ya hay indicios de juego sucio. La administración de Jimki ha lanzado una campaña de firmas en favor del trazado original. Yevgéniya Chírikova, líder ecologista, cree que las personas relacionadas de algún modo con la administración se vieron forzadas a firmar. Cerca de 20.000 firmas en un sólo día es un logro sospechoso.

Fotos de Fedor Savintsev, Kommersant, ITAR-TASS, Vostock Photo



Ejemplos de descontento social causado por la construcción de carreteras se puede encontrar en muchos países. A veces, trastornos constreñían a los iniciadores de la construcción escucharlos, en otros casos – se lo quedaron indiferentes.

En España, hace poco, el movimiento por la protección de los monumentos arquitectónicos estaban tratando de protestar contra la colocación del túnel para la línea AVE en el Barcelona, que iba a estar bajo de la Sagrada Familia.

Entonces, a pesar de los intentos de llamar la atención pública sobre los peligros ocultos de este proyecto para un monumento, reconocido por la UNESCO como el patrimonio cultural de la humanidad, la construcción continuó. La razón fue el hecho de que, aparte de un pequeño grupo de aficionados, en defensa de la iglesia no perticipó la opinión pública española. La voz de los residentes interesados de la capital de Cataluña no fue escuchada.

En Khimki, defensores de los bosques lograron más: han atraido a su parte a miles de moscovitas y vecinos de la región. El tiempo mostrará si los “verdes” y sus partidarios puedan defender el “pulmón verde” de Moscú.

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