Policías a caballo de la milicia de Moscú.
El 27 de abril del año pasado Denís Evsiukov, jefe de policía, mató a un conductor con su arma reglamentaria. Luego abrió fuego en un supermercado y acabó con la vida de otra persona, hiriendo a siete. El incidente, que escandalizó a la población, exhacerbó la percepción de que la policía es violenta y está más preocupada de recibir sobornos que de proteger a los ciudadanos.
Un proyecto de ley pretende ahora reformar las fuerzas del orden público (denominadas milicia) y crear una policía profesional y eficaz. Desde el pasado agosto, además, los ciudadanos pueden comentar y criticar el proyecto en la página zakonoproekt2010.ru.
La milicia está dividida en dos cuerpos: la milicia de seguridad civil, encargada de proteger a la población y la propiedad; y la milicia contra el crimen, que debe perseguir a los criminales y luchar contra las bandas organizadas. El objetivo del proyecto, que se discutirá hasta mediados de septiembre, es “enraizar en la sociedad la función protectora de la policía”, afirmó el ministro del Interior, Rashid Nurgalíev.
Según Nurgalíev, la función de la policía debe ser “proteger los derechos y libertades de los ciudadanos, luchar contra la criminalidad y defender el orden y la propiedad”.
El cambio de nombre tiene también un carácter simbólico, de ruptura con el pasado soviético, ya que fue durante la revolución de 1917 cuando se utilizó el término milicia para designar a la policía del régimen, creada por Pedro el Grande en el siglo XVIII.
A pesar de la pretensión de transparencia de la iniciativa, los defensores de los derechos humanos se muestran escépticos. Y no son los únicos. Según una encuesta publicada en febrero de este año, el 67% de los ciudadanos teme a las fuerzas del orden, y el 77% no se siente protegido de las actuaciones arbitrarias de la policía.
En este ambiente de desconfianza, y tras el suceso de 2009, el presidente Dmitri Medvédev ordenó a principios de este año una reforma profunda del ministerio del Interior y un endurecimiento de las penas contra los policías que cometan crímenes o delitos. Medvédev propuso que el cargo se considere como agravante en caso de delito.
Pero el proyecto de ley contempla que las fuerzas del orden se beneficien de la “presunción de legalidad”, una cláusula que suscita preocupación entre los defensores de los derechos humanos.
Lev Ponomariov, activista de la ONG Por los Derechos Humanos, explica que “una noción como ésa [la presunción de legalidad] no existe ni en el derecho ruso ni en el derecho internacional”. Ponomariov, cree que “sólo esa frase pone en cuestión todo lo que hay de positivo en la ley”.
Aquellos que expresan su opinión en la página web zakonoproekt2010.ru no han tardado en precipitarse por la brecha de la apertura de este canal democrático. “¿Por qué no se organizan elecciones para la policía local?”, se pregunta el internauta Konstantín Trunin en la página del proyecto. “Deberíamos poder elegir al jefe de la policía local, como pasa en Estados Unidos”, propone sledak91. “Así estarían motivados para quedarse y trabajar por el bien de los ciudadanos”, continúa.
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