La economía rusa se baja de la nube

Durante la mayor parte de los últimos 20 años, los tipos de interés se han situado por debajo de la tasa de inflación, lo que se conoce con el nombre de tipos de interés reales negativos. Sin embargo, ahora los tipos de interés están en positivo, lo cual significa que los rusos podrán obtener por primera vez beneficios si depositan su dinero en un banco. Se trata de una diferencia de tan sólo unos puntos, pero el giro hacia tipos de interés reales positivos debería tener un efecto profundo y beneficioso para la economía a largo plazo.

La crisis económica global lo ha cambiado todo. La súbita caída de la demanda, seguida de una contracción del 7,9% en la economía en 2009, acabó con la inflación. Los precios empezaron a recuperarse algo en el primer trimestre del año, pero en los últimos dos meses hemos asistido de nuevo a un suave repunte de la deflación, y el gobierno predice una modesta (para Rusia) tasa de inflación del 6% para finales de año. Sin que los precios sean sometidos a grandes presiones, el Banco Central de Rusia (BCR) ha recortado los tipos de interés una docena de veces en los últimos 18 meses. A pesar de ello, la caída de la inflación ha sido tan brusca, que los tipos de interés de los depósitos se situaron en junio ligeramente por encima de la inflación, en unos escasos 0,2 puntos porcentuales por primera vez desde 1991.

"Los cambios serán profundos, pero no dramáticos", afirma Peter Westin, economista jefe del banco de inversiones Aton de Moscú. "Estamos hablando de menos del 1%, así que nadie se va a hacer rico con este margen. Aun así, las motivaciones han cambiado por completo".

Los rusos empiezan a confiar en sus bancos e ingresan cada vez más depósitos en sus cuentas. De hecho, hace ya años que el tamaño de los depósitos personales supera el tamaño de los depósitos corporativos. Los bancos usaron esta fuente barata de financiación para provocar un boom crediticio, que derivó en un rápido crecimiento de más del 6% anual durante los cinco años anteriores a la crisis de otoño de 2009. Ahora los rusos pueden obtener beneficios si ahorran. Se espera que la tasa a la que aumentan los depósitos se acelere.

"Aún nos encontramos en el inicio del ciclo, ya que de cada rublo que el banco recibe en forma de depósitos, presta sólo 50 kopeks; los bancos aún están nerviosos a consecuencia de la crisis", afirma Westin. "Sin embargo, el influjo de dinero significa que los bancos disponen cada vez de más capital, y que cada día que pasa están más sanos y fuertes. La recuperación de la confianza de los bancos, suficiente para volver a financiar el crecimiento, es sólo cuestión de tiempo".

Irónicamente, la resistencia por parte de los bancos a prestar contribuirá a impulsar los tipos de interés positivos; al retener la liquidez que reciben, disminuye el llamado efecto multiplicador (normalmente cada rublo que se saca del banco se gasta dos o tres veces antes de volver a la cuenta de un banco), lo que reduce aún más la inflación.

Vuelta a la normalidad

La presencia de una rentabilidad “normal” debería tener una serie de beneficios para la economía.

"Los tipos de interés negativos son como una fuga en el depósito de gasolina del coche. No importa lo que hagas, llegará un momento en el que te quedarás sin gasolina y tendrás que parar", afirma Westin. "La llegada de tipos positivos significa que la gasolina (el dinero) está llenando el depósito. Gracias a la resistencia de los bancos a prestar, el coche va ahora a una gran velocidad, y conforme se vaya llenando el depósito, más distancia recorrerá y más rápido irá".

Uno de los grandes beneficios es que los bancos podrán gestionar mejor su liquidez, dividiéndola en acciones, bonos y capital, lo que fortalecerá el sistema financiero. Además, ya se han introducido tipos de interés más bajos en el incipiente mercado de las hipotecas, en el que las ventas ya han superado las cifras más bajas anteriores a la crisis, lo cual se ha traducido en un efecto dominó en el sector crítico de la construcción. Los tipos de interés reales también permitirán que la madurez de los bonos se alargue, facilitando la formulación de planes de inversión a largo plazo. Anteriormente, todas las inversiones eran a corto plazo, y asumiendo siempre que los préstamos y bonos podrían refinanciarse, lo que hizo que Rusia fuera especialmente vulnerable a la crisis de confianza de los mercados de crédito internacionales. Por último, y como hecho más significativo, los tipos de interés reales hacen que la tasa de interés interbancario a un día del Banco Central de Rusia (BCR) influya realmente, lo cual le permitirá controlar a su vez tanto la inflación como el nivel del rublo.

Pero, según los economistas, para que todos estos beneficios se concreten, el BCR debe inyectar más liquidez al sistema financiero e introducir más flexibilidad en el tipo de cambio. En el último año, el BCR ha ido retirándose paulatinamente de los mercados de cambio internacionales a medida que pasaba a controlar la economía mediante cambios en los tipos de interés, en vez de hacerlo comprando dólares. Pero el dinero circulante de la economía rusa es aún sólo del 45% del PIB, comparado con entre el 100% y el 120% de Occidente. La falta de liquidez en el sistema y problemas derivados de la misma pueden anular los efectos de los cambios en los tipos de interés, que sólo dan resultados en mercados financieros muy fluidos y con gran liquidez.

"Se necesitan unas reservas muy líquidas, sobre todo un mercado de bonos grande y con mucha liquidez, antes de poder usar los tipos de interés como herramienta para controlar la economía; estimular el ahorro o la inversión subiendo o bajando el tipo de cambio", afirma Westin.

El gobierno también está aumentando activamente el mercado de bonos. A las empresas privadas se les han emitido una gran cantidad de bonos como el único modo en que los bancos están dispuestos a prestarles dinero, pero el estado también ha anunciado una campaña de préstamos por valor de 1,2 billones de rublos (38.900 millones de dólares) para este año, mientras echa mano de los recursos públicos para financiar el déficit.

La mala noticia es la ola de calor que se ha instalado en Rusia. El 27 de julio, las temperaturas alcanzaron los 37 ºC, una máxima histórica, y el ministerio de Agricultura ruso redujo sus previsiones sobre la cosecha de grano de este año a 70 millones de toneladas, bastantes menos que el récord de 110 toneladas recogido hace dos años. Esto hará que los precios suban, revirtiendo la tendencia a la baja de la inflación y los tipos de interés. Más de 30 de las 83 regiones rusas han declarado ya el estado de emergencia, y los bomberos, que se enfrentan a incendios de matorrales por todo el país, también están intentando evitar la nefasta repercusión de los incendios sobre la economía.

"El gobierno va a tener que sacar grano (de la reserva estratégica de Rusia) al mercado, pero si la situación continúa, entonces tendrá que reducir el ritmo de exportación del grano", afirma Chris Weafer, director estratégico de Uralsib en Moscú. "La consecuencia de todo esto podría ser una subida de la inflación, lo cual pondría nerviosos a los inversores de bonos; el estado podría verse obligado a empezar a subir los tipos (de interés) antes de finales de año".

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