Creación joven sin fronteras

La hoz y el martillo comienzan a chorrear.Y las carretillas de jardín con balizas (abajo).El arte de los jóvenes busca inspiraciónen la protesta.

La hoz y el martillo comienzan a chorrear.Y las carretillas de jardín con balizas (abajo).El arte de los jóvenes busca inspiraciónen la protesta.

La bienal contó con 63 muestras de arte contemporáneo que pusieron a Moscú en el centro mundial de la creación durante todo julio.

Sasha Shchednov, 22 años, desembarca de Voronezh un poco impresionado para participar con otros 600 artistas, tanto rusos como extranjeros, en la segunda bienal de “Arte Joven”. Llegado con una simple mochila y una pila enorme de autoadhesivos –sus creaciones– recorre entusiasmado las numerosas exposiciones diseminadas en todo Moscú, no se pierde ningún vernissage y observa atentamente cada obra. “Es mi primera bienal”, confía. “Estoy un poco aturdido por lo que veo, pero es apasionante”. Sasha se esfuerza por conocer la mayor cantidad posible de colegas artistas.

Viendo a un dúo de artistas alemanes con los rostros unidos por hilos mientras ejecutan una lenta y compleja coreografía simétrica, exclama: “sí por supuesto, son muy bellos, pero no sé muy bien adónde quieren llegar”. Con todo, el trabajo de Sasha no es ciertamente transparente para todos. Los autoadhesivos que realizó especialmente para la bienal (y que disemina toda la semana en las calles moscovitas) son una colección de los “spams” más absurdos reunidos en la Internet rusa. Imágenes grotescas acompañadas de texto con gancho destinado a atraer el clic del internauta crédulo. ¿Qué quiere decir con esos “ready-made” un poco dadaístas? Sasha sale del paso diciendo “me divierte llenar de spam el mundo real”. Las largas parrafadas conceptuales las deja para los “occidentales, a ellos les encantan”.

El talento de los organizadores radicó en no contentarse con presentar una serie de exposiciones –por apasionantes que fueran– sino en montar un vasto foro informal de intercambio entre los jóvenes artistas. Una divertida aventura intercultural, social, pero no inter-generacional. Por supuesto, los adultos del mundo del arte, los curadores y los coleccionistas financiaron, dirigieron, seleccionaron y dieron su opinión. Pero la efervescencia provenía de la mezcla de los jóvenes.

La enorme mayoría de los artistas extranjeros aprovecharon la ocasión para descubrir Moscú. La atmósfera de calidez y libertad total sorprendió a casi todos. Quedaron algunas dudas. “Hay muy pocas obras que interroguen directamente la sexualidad, y la representación del cuerpo es poco frecuente, como si los organizadores le tuvieran miedo a algo”, se sorprende Guillaume Le Moine, que llegó de Lyon para presentar “Un nuevo mundo”, disco de silicio litografiado por haces de electrones, asociando nanotecnología y utopía.

¿Hay autocensura? “En absoluto”, replica Daria Kanýchnikova, una de las dos curadoras principales. “El único criterio para mí es la calidad de las obras y la edad de los artistas, que es inferior a los 35 años. Elegimos gran parte de las obras nosotras mismas [con Daria Pýrkina, la otra curadora principal], y elegimos curadores de exposiciones encargados de seleccionar a sus propios artistas”. En cuanto a los criterios utilizados, Daria es bastante vaga. “Elegí a los que en mi opinión encarnaban mejor la idea de rechazo de las fronteras [la frontera era el tema general de la bienal]”. ¿Tuvo, paradójicamente, que enfrentar límites? “Sólo financieros”, asegura. “Tuvimos que rechazar algunas instalaciones, obras grandísimas o performances demasiado complejas de realizar. Pero muy poco, en definitiva”.

La semana de los vernissages terminó y Sasha se apresta a retornar a su provinciano Voronezh donde, pese a su modestia, ya se hizo famoso –involuntariamente– por una serie de collages humorísticos que muestran a Vladímir Putin. Acusado de “extremismo” por las autoridades locales, Sasha no se preocupa. Gracias a la bienal, ingresó en la gran familia cosmopolita de los artistas. Saluda calurosamente a sus nuevos amigos y los invita a volver en dos años, para la próxima bienal.



“¡Alto! 
¿Quién va?”

La Bienal del arte contemporáneo es uno de los proyectos más grandes y ambiciosos de la escena del arte actual moscovita. La bienal reunió las iniciativas creativas de los artistas de Rusia y 52 países extranjeros, expuestos en los centros artísticos de Moscú que participaron en su preparación y realización, colaborando con los asociados regionales y extranjeros.

El programa principal de la Bienal se conformó como resultado de la admisión de obras seleccionadas entre 2.500 proyectos de toda Rusia y 70 paises del mundo. Se han elegido obras de más de 600 artistas y grupos de arte que lograron participar en el evento. Estas obras se presentaron en 38 pabellones de exposición –en museos, galerias y en los centros de arte contemporáneo de Moscú, durante julio.

El sitio new.youngart.ru presenta la selección final de la Bienal y el programa de las exposiciones realizadas.

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