En 1917-año de la revolución rusa-las técnicas fotográficas eran bien conocidas y ampliamente utilizadas desde hacía cinco décadas. La revolución provocó cambios drásticos en la sociedad, pero muchas áreas de la vida y de la cultura se mantuvieron de la misma manera. La fotografía fue una de estas áreas. Los fotógrafos de la época prerrevolucionaria seguían en activo, se utilizaba el mismo equipamiento y los géneros más tradicionales eran más populares que nunca.
El fotoperiodismo era un género importante pero lo que hizo que cambiara drásticamente en la segunda década del siglo XX fue su conversión en un referente estético. Esto se produjo como parte de una tendencia internacional así como por el esfuerzo y tesón de los pioneros y entusiastas de la recién creada Unión Soviética. Alexander Rodchenko es uno de los ejemplos más destacados. Tuvo un acercamiento revolucionario a la composición fotográfica y ha tenido una gran influencia en Occidente.
Fotofrafía de Rodchenko
Rodchenko fue un artista pionero, que entró en el mundo de la fotografía con su propia concepción artística. En sus composiciones, al principio cuadros y posteriormente fotografías, se reducen al mínimo los elementos expresivos. Él mismo declaró: "Puedes crear una composición a partir de un punto, si asumimos que lo colocas en el lugar adecuado".
Fotofrafías de Shaijet
Hubo también conflictos que sirvieron para enriquecer el arsenal creativo de los diferentes grupos. Shaijet era un entusiasta de las composiciones en diagonal, tomas desde ángulos en alto y otras técnicas utilizadas por los constructivistas. Al mismo tiempo, no era ajeno a la 'influencia occidental': su famosa fotografía Komsomólets en una rueda tiene claras alusiones a la fotografía del estadounidense Lewis Hine, Mecánico trabajando en máquina de vapor. A través del diálogo con autores extranjeros y las infinitas disputas entre ellos, los constructivistas y los 'fotógrafos proletarios', crearon la estética de una nueva era, que terminó en 1932 cuando el Partido Comunista publicó un decreto que abolió todos los grupos y asociaciones existentes hasta ese momento. Así fue como comenzó una era de estricta unanimidad, en la que los fotógrafos y los creadores tenían que acatar los principios del realismo socialista. Esta doctrina artística priorizaba la glorificación de la vida soviética mediante una representación realista y rechazó el formalismo y los acercamientos abstractos.
Fotofrafía de Shaijet
Prisioneros de la belleza
El pictorialismo fue un movimiento dentro de la fotografía occidental que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En sus obras los miembros del movimiento imitaban los estilos pictóricos que estaban más en boga.
Las disputas ideológicas iban en aumento en muchos ámbitos de la vida y, aunque fuera poco evidente para el gran público, también ocurrían dentro de la incipiente fotografía soviética. Lo que ocurrió con los pictorialistas, que se referían a sí mismos como 'artistas fotográficos', es una de las páginas más trágicas de la fotografía en la URSS. Tuvieron mucho éxito durante el periodo del Imperio ruso y sus ideas no concordaban con las de las nuevas autoridades soviéticas. Estaban considerados como 'elementos peligrosos, que distraían a los trabajadores de la construcción del luminoso futuro que aguardaba al país'. Algunos de estos fotógrafos, como Alexander Grimberg, Yuri Yeremin, Vasili Ulitin o Nikolái Svishchev-Paola estaban protegidos de la ira de las nuevas autoridades debido a su fama internacional, o eso es lo que pareció en un principio.
A principios de los años 20 los pictorialistas rusos encontraron oportunidades para promover su gran proyecto colectivo, el Movimiento Artístico, pero pocos años después estos encargos se hicieron mposibles. Su última exposición fue en 1935. Antes, el líder del movimiento, Alexander Grimberg, había sido detenido acusado de 'promover la pornografía'. Su amigo Vasili Ulitin tuvo que exiliarse fuera de Moscú y al resto de los miembros del grupo se les prohibió publicar o exhibir su obra. El pictorialismo soviético fue destruido por completo y pasaron varias décadas hasta que pudiera volver a hablarse de él.
Venido del frío
Tras liquidar todas las sociedades y asociaciones culturales que no estaban controladas, el Estado creó las uniones oficiales de creadores. Los fotógrafos no creaban sus propias asociaciones y tenían que enfrentarse a la censura, aunque, como nota positiva, cabe señalar que se les dotaba de materiales para trabajar.
Fotografías de Vasili Yegórov
Los creadores de principios de los años 40 fueron capaces de encontrar historias, ángulos y composiciones que contentaban a los mandatarios y, al mismo tiempo, tenían valor artístico. El fotoperiodismo se combinó con la fotografía de estudio y las técnicas experimentales consiguieron colarse, de alguna manera, dentro de ubicuo realismo socialista. Los mejores fotoperiodistas de la URSS: Max Alpert, Iván Shaguin, Yevgueni Jaldéi, Emmanuel Evzerikhin, Alexander Ustinov, Dmitry Baltermants y otros, hicieron lo posible para sacar los mejor de su talento dentro de los límites oficiales.
Este periodo heroico fue tal vez el último momento de la época estalinista donde hubo cierta libertad creativa dentro de unos estrechos límites. En cambio, la segunda mitad de la década de 1940 y principios de 1950 son considerados actualmente como periodos 'sin vida'. Aunque en el país había una plétora de artistas con talento, reinaban la arquitectura opresiva y la propaganda, y no parecía que fuese a acabar pronto.
Pero tras la muerte de Stalin llegó el 'deshielo' de Jruschov, lo que permitió que comenzasen a romperse algunos estereotipos dentro de la URSS.
Aires de cambio
Comida entre Nikita Jrsuchov y Fidel Castro en el asentamiento de Guripsh, Georgia, en 1963. Vasili Yégorov.
Durante el mandato de Jruschov, jóvenes reporteros como Valeri Gende-Rote, Lev Sherstennikov, Víktor Ajlomov, Vladímir Lagrange y Alexander Abasa, por nombrar algunos de los más destacados, comenzaron a abrirse hueco. Su acercamiento a la fotografía no se limitaba a los preceptos del realismo socialista, a pesar del hecho de que el propio término siguiese usándose hasta la caída de la URSS en 1991. La fotografía soviética comenzó a situarse de nuevo, aunque de manera gradual y en pequeña escala, dentro de la escena internacional, sobre todo gracias a la participación en varios en concursos y premios internacionales.
Fotografía de Vladímir Lagrange
Otra de las tendencias importantes fue la aparición de escuelas regionales de fotografía, liberadas de los rígidos estándares de la capital. Por ejemplo, los fotógrafos lituanos de principios de los años 60, como Antanas Sutkus, Romualdas Požerskis and Aleksandras Macijauskas, crearon una obra completamente original que seguía sus propios principios estéticos.
4º Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes en Moscú, 1957. Mijaíl Trajman.
Mientras el fotoperiodismo seguía siendo el género más extendido, sus fronteras se hicieron cada vez menos estrictas. En los años 70 comenzaron a aparecer muestras del conceptualismo y de crítica social, con artistas como Francisco Infante y Andréi Monastyrski, además de figuras periféricas como Nikolái Bajarev y Borís Mijáilov.
Fotografías de Borís Mijáilov
Estas tendencias, así como otros movimientos culturales que estaban germinando durante la época de Jrushchov y el estancamiento del periodo de Brézhnev, tenían un número limitado de representantes. Solamente a partir de la segunda mitad de la década de 1980, tras el inicio de la perestroika, estos movimientos minoritarios fueron capaces de tener un gran impacto social. Este periodo fue tan bullicioso como ecléctico. El final de lo que se conoce como 'fotografía soviética' llegó a su final en este convulso estado de ánimo.
Agradecimiento especial al Centro de los Hermanos Lumière para la Fotografía, el Museo de Arte Multimedia de Moscú y a la Fundación Stella por ceder las fotografías.
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