El turismo en Crimea se pone de moda entre los rusos

Las autoridades lanzan un plan a gran escala para fomentar las visitas a la península. Las sanciones suponen un obstáculo. Fuente: ITAR-TASS

Las autoridades lanzan un plan a gran escala para fomentar las visitas a la península. Las sanciones suponen un obstáculo. Fuente: ITAR-TASS

El Gobierno de Rusia ha lanzado un programa a gran escala para fomentar el turismo en Crimea: en los últimos años viajaban a la península alrededor de seis millones de personas, principalmente ucranianos. Actualmente, una traba para el desarrollo del turismo en la zona son las sanciones impuestas por los países occidentales.

Crimea era uno de los principales destinos turísticos durante la URSS: fue allí donde se creó un sistema desarrollado de sanatorios y casas de reposo. Debido a esto la península recibió el nombre de “balneario de toda la URSS”.

A finales de los años 80 viajaban a Crimea 8 millones de personas al año, y hasta la fecha el turismo ha sido uno de las principales partidas de ingresos de la península. En 2010 se desplazaron allí de forma regular entre 5,5 y 6 millones de turistas, si bien el 60% eran ciudadanos ucranianos.

Tras la incorporación de Crimea a Rusia, la mayoría de estos turistas no viajará a la península. Está previsto sustituirlos con turistas rusos, pero no será tarea fácil. Entre enero y septiembre de 2013 viajaron a Crimea 5,7 millones de turistas, solo el 25% de los cuales eran rusos. En 2012 esta proporción era tan solo del 21%.

De acuerdo con las estimaciones previas del Ministerio de Balnearios y Turismo de Crimea, deberían visitar la península ocho millones de turistas rusos al año, entre ellos los trabajadores de más de una decena de grandes corporaciones. Básicamente se trata de los gigantes del gas, el petróleo y las energías como Rosneft, Transneft, RusHydro, Gazprom y las filiales de Rosatom. Estas empresas están dispuestas a enviar a sus trabajadores a Crimea por cuenta de las empresas matrices o sus filiales.

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En particular, Rosneft ha ofrecido descuentos a sus trabajadores para viajar a los balnearios de Crimea, mientras que Gazprom fomentará este destino de Crimea, así como otros, incluyendo Turquía.

“Este año viajarán a Crimea alumnos, jubilados y otros beneficiarios de prestaciones que tienen plazas reservadas por el Estado. Esto garantizará la demanda y la ocupación de los balnearios, aunque no al 100%, pero no hay riesgo de que los hoteles de Crimea se queden vacíos este año”, dice la directora general de la agencia de viajes Ótpusk 2.0, Anna Minina.

Así, después de tres semanas de vuelos entre Rostov en Don, ciudad del sur de Rusia, y el principal aeropuerto de Crimea, Simferópol, Donavia, una filial de Aeroflot, ha anunciado que las plazas de sus aviones están cubiertas al 100%. En menos de un mes la empresa ya ha transportado a 5.000 pasajeros. Desde el 18 de abril la aerolínea chechena Grozni Avia opera los vuelos a Simferópol, aunque en realidad la carga media por vuelo es del 40-50%.

Dificultades de transporte

La principal dificultad para el impulso de Crimea es el boicot que ejercen Ucrania y los países occidentales contra la península.

En primer lugar, una parte significativa  de los turistas rusos se desplazaban hasta la península en un tren que atraviesa territorio ucraniano: a mediados de mayo de 2014 aún no se habían confirmado los horarios de esos trenes.

En segundo lugar, las autoridades de Ucrania tratan de bloquear la actividad de los aeropuertos locales de la península, entre otros, a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO). En concreto, esta organización ya ha recomendado a los transportistas europeos que se abstengan de sobrevolar el espacio aéreo de Crimea. Como consecuencia, se han cancelado vuelos a Simferópol desde algunos aeropuertos europeos como los de Viena y Riga.

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El paso más radical puede ser excluir el principal aeropuerto de Crimea del registro de la ICAO y la IATA. Bastaría con retirarle el código internacional. Eso es justamente lo que pasó en su momento con el aeropuerto de Sujumi de Abjasia y el aeropuerto Ercan de Chipre del Norte. Además, la Unión Europea ha dado carpetazo a un proyecto emprendido en 2012, “Diversificación y apoyo del sector turístico de Crimea”, al que se habían destinado casi 5 millones de euros.

A día de hoy las autoridades federales rusas han propuesto diversas soluciones. Se  ha reducido el precio de los billetes de avión a expensas, entre otros, de las subvenciones para viajes, con tal de compensar la caída del tráfico ferroviario.

Las autoridades federales ya habían puesto en práctica una experiencia similar que dio resultados positivos: los vuelos hacia el enclave ruso en Europa, la región de Kaliningrado, y el Lejano Oriente se subsidian siguiendo un modelo similar. “En vistas a los problemas que puedan surgir con el transporte ferroviario hacia Crimea, las medidas que han tomado las autoridades rusas para potenciar la accesibilidad turística de la península parecen plenamente efectivas”, dice Vadim Vedérnikov, vicedirector del departamento de análisis y gestión de riesgos de UFS IC.

Según sus declaraciones, el precio de los billetes de avión Moscú-Simferópol-Moscú, 7.500 rublos (216 dólares), es accesible para la mayoría del público objetivo, la clase media rusa.

Por otro lado, los turistas rusos están dispuestos a viajar a Crimea por razones patrióticas.

Según Anna Minina, muchos operadores turísticos han incluido la península en la lista de destinos prioritarios porque este año, gracias a la “mediatización”, las vacaciones en Crimea se han puesto de moda.

En particular, en abril de 2014 el semanario de negocios Dengui llevó a cabo una investigación para saber en qué medida los rusos estarían dispuestos a viajar a Crimea. Según los resultados, más del 44,58% de los encuestados contestaron que “nunca habían estado en Crimea, pero ahora iban a ir” y solo cerca del 8,5% contestó que “solían ir, pero ahora no lo harían”.

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