Recorrer Rusia en 45 minutos

Los mejores cien lugares de la capital, San Petersburgo, el Museo Hermitage, el centro cultural Pushkin y mucho más caben en el stand ruso de Fitur.

Según se pone el pie en Rusia (durante los días de Fitur en Madrid), la oficina de turismo de Moscú regala al visitante una guía con los 100 lugares que no te puedes perder de la ciudad. Por capítulos, el viajero irá encontrando qué centenar de historias resultan imprescindibles en Moscú. Empiezan por el centro, por la Plaza Roja, llamada roja no por tintes ideológicos ni los ladrillos que la rodean, sino porque en ruso antiguo ese color significa bonita. Porque lo es. Desde ese kilómetro cero el visitante empieza a encontrar decenas de monumentos, rincones y visitas a realizar para irle tomando el pulso al país. Le sigue el metro, y ahí el viaje lleva a las estaciones más poéticas, a las más románticas, a las más escultóricas o a las paradas donde se narran las grandes hazañas contra el fascismo, por citar algunos puntos donde parar. 

La comida es otro de los apartados a descubrir dentro del centenar de ideas. Hay propuestas para degustar los restaurantes con un sabor más soviético, los más rurales, internacionales o los espacios donde descansar tomando un té servido en un samovar auténtico. Desde la oficina de turismo también invitan a conocer la Torre Ostánkino, que abrirá además un restaurante en los próximos meses a 337 metros de altura, un perfecto lugar para mover el bigote y divisar la capital rusa. Más: la arquitectura de esta gran urbe, con avenidas imperiales, casas cilíndricas, como las del arquitecto Mélnikov (cerca del viejo Arbat), castillos de estilo portugués, como el de Vozdvizhenka, edificaciones al más puro estilo art-nouveau o guiños a la fantasía en construcciones como la Casa de cuento, en los apartamentos de Zinaida Pertsova.

La siguiente invitación es para explorar los museos moscovitas. Los hay de todo tipo (de historia, de comunismo, de pintura, de literatura, aeroespaciales… ¡Hay mas de 450 en la ciudad! Y en este punto, destaca dentro del stand de Fitur la invitación a pasearse y perderse por el mundo literario de Pushkin, en las que fueron su residencias, hoy además un centro cultural donde se celebran todo tipo de actos.

El salto a San Petersburgo se hace en Fitur de la mano del Hotel Oficial Estatal Hermitage, un alojamiento nuevo con 126 habitaciones que recrean el ambiente de la gran pinacoteca rusa. Y a pesar de sus cinco estrellas ofrecen precios asequibles, especialmente si se va en grupo. A partir de ahí uno puede perderse por la magia de esta ciudad salpicada de palacios, canales e historia. 

Vivir en una dacha y cruzarse el país

Más allá de estas dos grandes urbes, el grupo de viajes Leader team ofrece estancias en dachas.

El gran aliciente es que la estadía es con una familia rusa para vivir una auténtica experiencia local. Su agencia permite al viajero pasar unos días como si uno fuera un auténtico ruso, en el campo. Hay precios para todos los gustos; depende de los días y del lujo y actividades que el turista escoja (esquí de fondo en invierno, piraguas con el buen tiempo, spa en cualquier estación o simplemente descanso, la casa…). 

Para los bolsillos más saneados está el sueño de trazar una línea de este a oeste por Rusia y recorrer en tren los 8.000 kilómetros que separan Moscú del Pacífico, uno de los viajes más grandiosos del mundo. Son casi dos semanas. El Transiberiano Imperial ofrece dos opciones: San Petersburgo a Irkutsk o Moscú a Pekín. 

Por su parte, el Gran Express Transiberiano viaja también de Moscú a Pekín y de la capital a Vladivostok.

El billete más barato, el menos lujoso, son unos 3.000 euros (pensión completa y alguna noche de hotel). Luego queda simplemente dejarse llevar por las grandes ciudades del país y atravesar el lago Baikal y Mongolia, por citar dos lugares de ensueño. 

La vuelta, eso sí, conviene hacerla en avión. Volver a Moscú volando son casi nueve horas. En el stand de Fitur también se puede tomar el avión: la línea aérea S7 ofrece vuelos por todo el país y conexiones directas a España. Pero no espere vodka en el avión, quizás algún filete ruso, señalan sus azafatas, aburridas de responder que no, que la bebida más famosa de Rusia no está en su carta.

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