Los medios de lucha radioelectrónica no tienen nada que envidiar en cuestiones de eficacia a las armas convencionales, aunque a diferencia de los cañones y los misiles, estos sistemas no destruyen tecnología y personal del enemigo, sino que socavan su “sistema nervioso”: los medios de control, conducción y espionaje.
Un solo ataque de estos sistemas puede privar al enemigo de todas las posibilidades de llevar a cabo acciones de combate: es capaz de desactivar todos los equipos electrónicos, cortar la corriente de los cables eléctricos, cegar los radares o inmovilizar los aviones y buques militares. Como resultado, los conflictos armados modernos adquieren una nueva dimensión: estos se llevan a cabo no solo en tierra, mar y aire, sino también en el espacio radioelectrónico.
Rusia es uno de los líderes mundiales en el ámbito del desarrollo y la aplicación de medios de lucha radioelectrónica, a pesar de que hace 20 años se encontraba muy por detrás de otros países en este ámbito. Según los expertos, los medios rusos de lucha radioelectrónica instalados en la tecnología aérea no tienen nada que envidiar a los estadounidenses, y las estaciones terrestres de lucha radioelectrónica del Ejército ruso pueden considerarse las mejores del mundo.
Foto: servicio de prensa
El sistema de lucha radioelectrónica Jibiny está instalado en todos los aviones militares rusos. Físicamente está formado por varios contenedores con sistemas electrónicos que se instalan en las alas. Sin embargo, estos contenedores convierten inmediatamente el avión en una temible unidad de combate.
El sistema Jibiny detecta la señal enviada en dirección al avión desde un radar en tierra o desde otro avión y la distorsiona. El impacto de esta operación puede ser muy grave, ya que el sistema es capaz de bloquear por completo el funcionamiento de la fuente de la señal.
Las estaciones terrestres de lucha radioelectrónica se presentan en varios modelos distintos. El más interesante de ellos es el sistema de lucha radioelectrónica Krasuja-4. Este sistema, que comenzó a utilizarse en 2012, permite bloquear prácticamente cualquier señal en un radio de hasta 300 kilómetros. Krasuja es capaz de neutralizar la actividad de aviones AWACS, drones e incluso satélites espías, así como de bloquear el funcionamiento de casi cualquier medio de lucha radioelectrónica del enemigo. Desde octubre de 2015, este sistema está instalado en la base aérea de Jmeimim en Siria.
Puede que el primer caso de uso por parte de las tropas rusas de armas radioelectrónicas tuviera lugar a principios del siglo XX. En 1904, unos operadores de radio rusos comenzaron a crear interferencias entre las estaciones japonesas que se dedicaban a rectificar el fuego de artillería contra Port Arthur.
Foto: Ria Novosti
No obstante, la base de los sistemas rusos actuales de lucha radioelectrónica comenzó a sentarse en los años de la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando se decidió crear unas divisiones especiales que se encargaran de crear interferencias en el funcionamiento de los radares alemanes. Estos equipos se instalaban a una distancia de 20 km de las líneas del frente y se utilizaron intensamente para neutralizar las comunicaciones por radio y desorientar al enemigo.
Tras la guerra, las divisiones de lucha radioelectrónica se disolvieron, aunque cinco años después volvieron a las filas: la guerra de Corea dejaba claro que estas tecnologías son necesarias en las guerras modernas. En Vietnam la aviación estadounidense encontró resistencia no solo de las armas antimisiles de las fuerzas comunistas locales, sino también de los radares soviéticos que pusieron grandes trabas a sus operaciones.
Durante la época postsoviética, los medios de lucha radioelectrónica se convirtieron en un nuevo tipo de armamento y comenzaron a fabricarse de forma sistemática. En un principio de su desarrollo se encargaban empresas de fabricación de sistemas antimisiles, como Almaz-Antéi. Desde el año 2009, la infraestructura industrial de los medios de lucha radioelectrónica está concentrada en el Consorcio de Tecnologías Radioelectrónicas (KRET por sus siglas en ruso). Durante una década, de 2009 a 2020, este consorcio está encargado de reequipar las tropas rusas con sistemas de lucha radioelectrónica.
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