Los submarinos del proyecto 877 (más adelante 636) fueron bautizados como Varshavianka, ya que se construyeron con la intención de completar las flotas de los países del Pacto de Varsovia. Sin embargo, tras el colapso del bloque oriental de los países de Europa del Este, solo Polonia y Rumanía llegaron a recibir un submarino de este tipo cada uno.
Vídeo del ataque del submarino Rostov del Don contra el Daesh (Estado Islámico)
A finales de los 80 y principios de los 90, la Armada de la URSS construyó 24 unidades Varshavianka para cubrir sus necesidades, de las que 17 siguen en servicio. Estos submarinos formaron la base de la flota submarina no nuclear del país eslavo en los años más difíciles de la transición. La mayoría de los Varshavianka fueron exportados a la India, Argelia, China y Vietnam.
Los pedidos desde el extranjero permitieron continuar con la producción de este submarino considerado como uno de los más silenciosos del mundo, además de mejorar su diseño.
Así, considerando las dificultades técnicas que surgieron en el proyecto de nueva generación 677 Lada, la dirección de la Armada rusa decidió completar la Flota del Mar Negro con una versión actualizada de los submarinos Varshavianka.
Al principio estaba previsto construir una serie de seis submarinos dentro del proyecto 636.3 entre 2014 y 2026, de los que cuatro ya forman parte de la Armada rusa y otros dos serán entregados el año que viene. Estos seis submarinos iban a ser los últimos Varshavianka de la Armada rusa.
“Naturalmente, todavía se pueden modernizar, pero es probable que este sea el último pedido que haga la Armada rusa de submarinos no nucleares correspondientes a este proyecto. Después empezaremos a producir la siguiente generación de submarinos, los del proyecto 677 Lada”, declaró en diciembre de 2014 el portavoz de la fábrica de submarinos TsKB Rubin, Andréi Baranov.
Previamente, los miembros de la marina habían criticado algunos aspectos del diseño del primer submarino diésel-eléctrico del proyecto 677, principalmente el motor. Una vez eliminadas estas carencias, en verano de 2013 se reanudó la construcción del segundo submarino de esta serie, cuya primera inmersión está prevista para finales de este año. Por otra parte, en marzo de 2015 se reanudó la fabricación del tercer submarino de esta serie.
En este contexto, la noticia sobre la reanudación de los pedidos de submarinos Varshavianka resultó algo inesperada, aunque los expertos la han valorado positivamente.
“La decisión de reanudar los pedidos de este tipo de submarino podría reflejarse positivamente en la capacidad de combate de la Armada rusa. De hecho, los submarinos del proyecto 677 Lada están diseñados sobre todo para la defensa de bases y puertos; tienen un desplazamiento limitado, mientras que las versiones modernizadas del proyecto 636.3 podrían realizar traslados interoceánicos. Estas unidades fueron equipadas con un sistema radioelectrónico y de sonar completamente nuevo, así como con un motor más potente; además pueden transportar misiles de crucero y siguen siendo tan sigilosos como sus antecesores”, comentó a RBTH Alexander Mozgovói, experto en defensa naval y columnista de la revista Defensa Nacional.
De acuerdo con el experto, el Mar Negro resulta ‘estrecho’ para este tipo de nave, que se envían allí, entre otras cosas, en misión de patrullaje por las regiones del Mediterráneo. En comparación con el modelo básico, este submarino es apto para periodos de trabajo bajo la superficie más prolongados, lo que permite usarlos en las principales flotas de Rusia: la del Norte y la del Océano Pacífico.
Además, tal como señala Mozgovói, el potencial de modernización de este submarino está lejos de agotarse, por lo que la reanudación de los pedidos para la Armada rusa podría reflejarse positivamente en la exportación.
“El modelo para la exportación (el Kablibra) tiene un alcance de solo 300 km, lo que para muchos países ya constituye un arma estratégica, ya que sus enemigos potenciales se encuentran mucho más cerca”, opina Mozgovói.
Entre los posibles compradores se encuentran los países de la región Asia-Pacífico, América Latina y Oriente Próximo. Los marines de la Armada iraní —que ya utilizan submarinos Varshavianka de primera generación, los del proyecto 877— se han mostrado especialmente interesados en este tipo de submarinos.
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