En las maniobras participaron 14 aparatos aéreos, incluyendo también aviones no tripulados, y alrededor de 34 tipos de maquinaria militar, entre ellos remolques multifuncionales, vehículos militares de transporte de tropas BMD-2 y cuadriciclos para operaciones de inteligencia militar y transporte de tropas.
La maquinaria naval estuvo encabezada por el buque antisubmarino Severomorsk y dos barcos de transporte de tropas, el Kondopoga y el “Gueorgi Pobedonosets. La principal misión de las fuerzas armadas de Rusia consistió en realizar maniobras en un entorno desconocido y establecer la interacción de los diversos tipos de tropas bajo un único mando. Como objeto de defensa clave se escogieron fábricas de Norilsk, que forman parte de las instalaciones de importancia estratégica.
El inicio de las maniobras a gran escala en la zona del Ártico está relacionado con la nueva doctrina marítima de Rusia, aprobada por Vladímir Putin el 26 de julio de 2015. En ella se enfatizan principalmente las direcciones ártica y atlántica. Ya en 2014, Putin afirmó durante una sesión del Consejo de Seguridad de Rusia que los intereses del país en el Ártico podrían estar en peligro a causa de la inestabilidad mundial. Es evidente que se refería a las pretensiones de los países del bloque occidental sobre los recursos naturales del Polo Norte y la probabilidad del uso de la fuerza.
Además de Rusia, sobre los depósitos de petróleo y gas del Ártico existen pretensiones por parte de Noruega, Canadá, los EE UU y Dinamarca. En la zona de influencia de Rusia se encuentran reservas de petróleo y gas con un volumen de 106.000 millones de toneladas.
Noruega, Canadá y Dinamarca reclaman un territorio que contiene 60.000 millones de toneladas para cada país. Tal desequilibrio en la cantidad de recursos potenciales obliga a los rusos a preocuparse por el territorio en disputa y a adelantarse a cualquier acción. Más aún teniendo en cuenta que la OTAN realiza varias maniobras al año con entre 10.000 y 15.000 militares. “Como mínimo 3 ó 4 veces al año, los submarinos estadounidenses de clase Virginia y Seawolf entran en el Ártico”, declaró a RBTH de forma anónima el comandante de uno de los submarinos de la Flota del Norte.
Pero Rusia no pretende agitar el “hacha de guerra” y apela al derecho internacional. A principios de agosto de 2015, el gobierno ruso entregó a la ONU un gran volumen de evidencias científicas que fundamentan su derecho a 460.000 millas cuadradas de territorio ártico. El principal argumento es la prueba de que las partes integrantes del complejo de territorios subacuáticos del Ártico Central son de formación continental.
En 2014, el Kremlin creó el comando estratégico unificado en el Ártico. Según los datos disponibles, las autoridades rusas están seguras de que en los próximos 10-15 años el clima cambiará de forma considerable y los hielos se derretirán, abriendo las vías marítimas durante nueve meses al año. En relación con esto, Rusia planea renovar y ampliar su Flota del Norte hasta el 2020.
A día de hoy, en Rusia hay 37 rompehielos, de los cuales seis son atómicos. Por su parte, Canadá tiene seis y Noruega, uno. Pero estos rompehielos no pueden ser efectivos con fines militares.
“Rusia necesita embarcaciones multifuncionales que en tiempos de paz realicen funciones de guardacostas y, en caso de incidentes militares, puedan transformarse en 24 horas en buques de combate con armas en la borda. Tales ejemplos se encuentran en la flota sueca, y los canadienses están encargando barcos de este tipo”, explicó a RBTH el experto en la flota naval Alexander Mozgovoi.
“En el salón internacional marítimo militar de San Petersburgo en julio de 2015, el Centro Científico Estatal Krylovski presentó el proyecto del nuevo barco multifuncional. Este buque cuenta con la base técnica para la rápida instalación de armamento en la proa, así como un almacén de municiones en la parte de popa”.
A gran velocidad también se está creando la infraestructura. En los próximos años, a lo largo de las fronteras árticas se abrirán 16 puertos de aguas profundas, 13 aeródromos, 10 estaciones de búsqueda y rescate, y 10 estaciones de radiolocalización y sistemas de defensa antiaérea. Parte de todo esto se situará en bases militares soviéticas que están siendo restauradas.
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