Pekín y Moscú apuestan por la soberanía cibernética

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China apela a Rusia y al resto de países BRICS para fortalecer la soberanía cibernética, lo que permitiría a los gobiernos controlar el ciberespacio de la manera que consideren apropiada.

Pekín ha propuesto la idea de un acuerdo sobre soberanía cibernética nacional tras su primer libro blanco que divulga el derecho de los gobiernos a controlar y regular internet en su propio territorio.

Además, Pekín dejó claros sus planes de ampliar sus medios de guerra cibernética para contrarrestar el aumento exponencial de las amenazas procedentes del ciberespacio.

Tres vías para la ofensiva diplomática

Los BRICS no son el único público objetivo de Pekín. Debido a que China puede albergar a la mayor población online, la reciente iniciativa debe interpretarse como un intento de construir apoyos entre los países emergentes con el objetivo de situar a China como modelo a seguir.

Por extraño que pueda parecer, China podría intentar vender el concepto de la soberanía cibernética a Trump. Esta idea está motivada por la reciente publicación en la revistaForeign Policyde un artículo de opinión de Ran Jijun, profesor asociado de la Universidad China de Asuntos Exteriores de Pekín.

Enumerando las deficiencias del flujo de la información global, Ran declara: “Recientemente internet se ha convertido en un lugar que da voz a los conflictos sociales más extremos de la historia de EE UU. La red se ha polarizado y las brechas sociales se han vuelto más profundas, algo que supone un enorme desafío para la sociedad estadounidense actual”.

Inteligencia y orden

¿Cuáles son los otros motivos del gobierno chino para promover el concepto de la soberanía cibernética? Existen varias razones clave de que Pekín esté seriamente preocupada por el avance del reino virtual, comenta Oleg Demídov, experto en ciberseguridad del Centro PIR, un grupo de expertos independiente de Moscú.

“En un momento en que la economía digital está desarrollándose rápidamente en China y en que su gobierno apuesta por pasar de ser un simple fabricante de mercancías de altas tecnologías a convertirse en el creador de conceptos avanzados de tecnología inteligente, cualquier interferencia en estas ambiciones procedente del ciberespacio se considera una auténtica amenaza”, comenta Demídov.

La supremacía de las altas tecnologías del mañana

La insistencia de China sobre el concepto de la soberanía cibernética está motivada también por la preocupación de su gobierno acerca del peligro del ciberespionaje comercial y de la actividad de los hackers en el ámbito de las altas tecnologías.

“Desde la decisión tomada en 2010 de canalizar recursos intelectuales y financieros hacia las tecnologías inteligentes, China se ha anotado un notable éxito en su misión de adelantar a EE UU y Japón en el número de patentes”, comenta Andréi Ostrovski, director adjunto del Instituto de Estudios del Extremo Oriente de la Academia Rusa de Ciencias. “China ha registrado un millón de patentes, aunque solo un 5 % de ellas están reconocidas internacionalmente. Sin embargo, se trata de una tendencia vertiginosa”.

Las ambiciones de China de convertirse en “dueña de sus propias tecnologías”, según lo expresaba el presidente Xi Jinping, forman parte de una estrategia a largo plazo y se basan en la idea existente entre las élites políticas de que, junto con el poder económico y soberano, la competitividad en el desarrollo de tecnologías inteligentes es uno de los tres pilares sobre los que debe sostenerse una superpotencia moderna.

Como nueva incubadora emergente de conceptos avanzados en los ámbitos de la robótica, los macrodatos, los semiconductores, la computación en la nube e incluso la IA, es natural que China apueste por proteger su propiedad intelectual contra cualquier posible robo con políticas de prevención.

Las revelaciones de WikiLeaks no han hecho más que incrementar las sospechas de Pekín sobre Occidente. Las vulnerabilidades de los iPhones, las TV inteligentes (como en el caso de las TV inteligentes de Samsung, utilizadas por la CIA para misiones de espionaje), los routers de internet y los ordenadores Windows, sometidos al control y la intercepción de los espías estadounidenses han provocado la alarma en China.

Moscú muestra interés

A pesar de las certezas de que Rusia se encuentra a la zaga en el ámbito de la investigación y el desarrollo de altas tecnologías, el interés mostrado por hackers chinos en lo que sucede en el ámbito del I+D ruso se ha incrementado.

Costin Raiu, experto en seguridad de Kaspersky Lab, una empresa de seguridad de software con sede en Moscú, declara que las intrusiones de ciberespionaje por parte de grupos “de habla china” contra objetivos rusos aumentó en un 300 % de diciembre de 2015 a febrero de 2016.

Este factor sucedió en detrimento del acuerdo bilateral sobre ciberseguridad firmado por Rusia y China en mayo de 2015 en el que los dos países se comprometían a no desarrollar actividad de espionaje cibernético entre ellos. En esta ocasión, sin embargo, Moscú podría proponer a Pekín una especie de “pacto de no agresión”.

Lo más probable es que Moscú suscriba las estrategias mencionadas en el libro blanco chino, como “… la creación de un orden basado en leyes en el ciberespacio, expandir la colaboración con otros países, organizar una reforma institucional en el gobierno de internet, combatir el ciberterrorismo y el crimen cibernético de forma conjunta y proteger la privacidad individual en el ciberespacio”.

“Para Moscú, la iniciativa china sobre soberanía cibernética es una buena noticia”, señalaba Demídov.

Los objetivos expuestos por China son compatibles con las medidas emprendidas por Rusia como respuesta al creciente número de ciberataques y al peligro de futuras intrusiones cibernéticas.

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