Investigadores rusos llevan varias décadas desarrollando esta nueva tecnología. Hasta el momento, la principal forma de eliminar los residuos nucleares consistía en vitrificarlos, que adquieran aspecto de vidrio, en un horno por calefacción eléctrica directa.
Actualmente, hay dos procesos extendidos de vitrificación: mediante calcinación antes de la cocción y sin calcinación. Convencionalmente se les conoce como procesos de dos etapas o de una. Los procesos de dos etapas se aplican en Francia y en Gran Bretaña, mientras que los de una etapa se aplican en Rusia, EE UU, Alemania, Bélgica, Japón, India y Corea del Sur.
Ventajas del nuevo método
La nueva tecnología creada por los investigadores rusos se basa en el principio de transformación de residuos líquidos en concentrado de sales a una temperatura de 1.800 grados Celsius. A altas temperaturas, cuando aún está derretido, el concentrado de sales se vierte en unos bidones metálicos; una vez enfriado, se convierte en barras semejantes al cristal. La ventaja de esta nueva tecnología es que es más segura tanto para las personas como para el medio ambiente.
“La tecnología del plasma permite convertir los residuos radiactivos en desechos parecidos al vidrio, reduciendo considerablemente su volumen; después, estos desechos se pueden enviar a un almacén seguro para el ser humano por un periodo prolongado”, aclara el experto en energía nuclear Alexander Uvárov. Por otra parte, según sus palabras, el equipo es relativamente barato y apenas hace falta la presencia de personal en las zonas más peligrosas para su mantenimiento.
Con este sistema, de 1.000 toneladas de agua radiactiva procesada se obtiene un solo bidón. El concentrado de sales refrigerado puede conservarse hasta 300 años en ese estado. En ese periodo, la mayoría de los isotopos radiactivos dejan de ser peligrosos.
La central nuclear de Novovoronezhskaya, una de las primeras centrales eléctricas industriales de la URSS, ha decidido probar el nuevo equipo. Está abierta desde 1964, tiempo en el cual ha acumulado una gran cantidad de residuos. Y la nueva tecnología permite transformar también los residuos antiguos.
Dónde almacenar cientos de millones de toneladas
En los 50 años de uso de la energía nuclear, las centrales de todo el planeta han acumulado cientos de millones de toneladas de residuos radiactivos.
Muchas potencias nucleares intentan enviar esos residuos a países más pobres necesitados de moneda extranjera. Por ejemplo, Europa suele enviar a África residuos radiactivos de baja actividad. El número de centrales nucleares, reactores de investigación e instalaciones nucleares en general no deja de crecer en todo el mundo y, con ellas, aumenta también la acumulación de residuos radiactivos. Las centrales que más se construyen son las de diseño ruso; en particular, en Asia y Europa, se están construyendo las nuevas centrales supermodernas de Rosatom de tercera generación.
Una parte de los países que desarrollan su industria nuclear no transforman los residuos y los almacenan en unos contenedores especiales enterrados en la tierra.
Otros incineran los residuos radiactivos y, después, cementan la ceniza resultante. Los residuos no combustibles se prensan y se entierran. Sin embargo, en este caso el volumen de los desechos apenas se reduce, lo que obliga a disponer de grandes superficies para su almacenamiento.
“Las técnicas de incineración de residuos que existen en la actualidad han quedado desfasadas desde el punto de vista tanto tecnológico como ecológico; además, su aplicación resulta muy costosa. Los expertos nucleares rusos siempre darán prioridad al perfeccionamiento de las técnicas de tratamiento de residuos, incluidas las de tratamiento mediante plasma”, opina el experto en energía nuclear independiente Alexander Uvárov.
En su día, la Agencia de Protección Ambiental de EE UU declaró la vitrificación como la mejor tecnología para el tratamiento de residuos radiactivos.
"Si la nueva unidad de plasma rusa da buenos resultados en la central de Novovoronezhskaya, se podrá empezar a ofertar en el mercado exterior, incluido el Argentino”, opina Uvárov.
En el futuro, la corporación estatal rusa Rosatom planea equipar con estos equipos de plasma el mayor número posible de centrales nucleares de Rusia. Gracias a ello, en primer lugar, se reducirá la necesidad de transportar mercancías peligrosas; y en segundo lugar, se liberarán miles de metros cúbicos de almacenamiento.
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