La minoría rusa en Letonia carece de derechos políticos. Fuente: Reuters
En el seno de la UE, los países bálticos se encuentran entre los más beligerantes contra Rusia. Además del aumento en gasto militar y declaraciones altisonantes, en primavera del 2014, tras la reincorporación de Crimea a Rusia, numerosos ciudadanos de Letonia, incluyendo doctores, abogados y hombres de negocios, empezaron a asistir a campamentos los fines de semana para aprender a disparar y a abrir trincheras, ante el miedo de una invasión.
Sin embargo, en realidad, la economía de los países bálticos está estrechamente vinculada a Rusia y en estos países existen ciudades y hasta regiones enteras con calles, cafeterías y tiendas donde se oye hablar la lengua de Pushkin.
Allí viven los descendientes de las personas que se mudaron a los países bálticos durante la época del Imperio ruso y de la URSS. Por ejemplo, al este de Letonia, en la provincia Latgale, la población rusohablante alcanza el 44%. En la capital del país, Riga, son más de la mitad de la población. La mayoría de estas personas son ciudadanos de Letonia de pleno derecho, pero también hay quienes, aun habiendo nacido en el país, carecen de una serie de derechos fundamentales y son conocidos como no ciudadanos.
“El término 'no ciudadano' apareció en Letonia el 15 de octubre del 1991, cuando el Consejo Supremo de la república tomó la decisión de conceder la nacionalidad automáticamente a las personas que habían vivido en Letonia hasta el 1940 y a sus descendientes”, dice a RBTH Alexander Vasíliev, director ejecutivo de la ONG Foro Báltico. Es decir, los que eran ciudadanos antes de la la llegada de las tropas soviéticas en junio 1940, durante la Segunda Guerra Mundial.
“Entonces había 740.000 no ciudadanos entre la población total de Letonia, que era de unos 2,5 millones de ciudadanos. Según los datos oficiales la situación ha cambiado y ahora son alrededor de 270.000 personas”.
Suponen alrededor del 12% del total. Tienen un pasaporte especial expedido por Letonia, que les permite desplazarse por la zona Schengen pero que carece de derechos políticos: no pueden votar en las elecciones o ser electos. Además hay un listado de profesiones que no pueden ejercer, como juez, diplomático o policía. Incluso algunas del sector privado, como abogado. La gran mayoría son de origen ruso, pero también hay personas con origen bielorruso, lituano o judío.
En las elecciones de octubre el partido socialdemócrata Armonía, que defiende los intereses de la minoría rusa en Letonia, fue el más votado con el 23,26% de los votos. Sin embargo, una coalición de partidos de centro derecha impide que gobiernen.
Para poder obtener la nacionalidad tienen que presentarse a un examen de letón y de historia del país.
El 30 de marzo de 1992 se aprobó en Estonia una ley similar. Las personas que habían llegado al país después de 1940 y sus descendientes podrían convertirse en ciudadanos solamente después de un trámite de naturalización. Mientras que en el resto de las antiguas repúblicas soviéticas, incluyendo Lituania, tras la caída de la URSS se optó por la denominada 'opción cero', que consistía en conceder la nacionalidad a todas las personas que residían en su territorio.
Alexander Vasíliev acalara que la naturalización ha tenido varios puntos álgidos. En 1998, cuando surgió y en 2004, cuando el país entró en la UE. “Entonces 20.000 personas al año pasaron por el proceso de naturalización. Ahora esta cifra desciende de manera constante. En los últimos años ha sido de 2.000-2.500 personas”, declara. El experto explica que nos no-ciudadanos son principalmente personas de mediana edad o mayores. Entre los menores hasta 18 años son el 3-4%. Sin embargo, el descenso de la cantidad de no-ciudadanos se debe, no tanto a su naturalización, sino a procesos como su envejecimiento y muerte.
"Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre los no ciudadanos de Estonia y Letonia. Los estonios tiene derecho a votar en las elecciones municipales pero los letones, no", explica Alexander Vasíliev.
El experto considera que es así porque los rusohablante de Letonia tienen fuerza política. "En primer lugar está el partido Soglasie, que tiene el poder en algunas grandes ciudades, por ejemplo en Riga", explica el experto. En general los no ciudadanos viven en las ciudades. A principios de 2014 consituían el 20,8% de la población de Riga, el 18% de Liepāja que es la tercera ciudad más grande del país y el 16,7% de Daugavpils, la tercera. “Si los no ciudadanos pudieran votar la actual colación gubernamental perdería la esperanza de recuperar el poder en Riga, Daugavpils, Liepāja y otras ciudades”, subraya Vasíliev.
"No se ha encontrado una salida hasta ahora. El gobierno se niega a debatir el problema de los no ciudadanos- explica a RBTH Elizaveta Krivtsova, del congreso de no ciudadanos de Letonia-. Para nosotros lo más importante en estos momentos es comenzar el diálogo. Tal y como muestran los últimos datos la naturalización ha parado y las propuestas del gobierno para resolver el problema no son eficaces. Además, en un contexto en el que se discute la situación de seguridad y estabilidad en la sociedad letona, los no ciudadanos no deben convertirse en víctimas de los juegos políticos entre Rusia y Occidente”.
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Se trata de una tendencia que se da desde la guerra de Osetia del Sur en 2008 pero se ha intensificado tras el aumento de la tensión en Ucrania.
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