Aumenta el debate social acerca de la figura del líder soviético. Fuente: Ria Novosti / Vladímir Fedorenko
En su intervención durante la sesión del Consejo de Derechos Humanos dedicada al aumento del radicalismo en la sociedad, Nikolái Svanidze ha expresado su temor a que, de cara al Día de la Victoria, el próximo 9 de mayo, se acentúe la tendencia a rehabilitar moralmente a Iósif Stalin, lo que “implicaría la escisión de la opinión pública”.
Es un hecho que las discusiones sobre Stalin, entendido como el dirigente que condujo al país hacia la victoria sobre la Alemania fascista, se han recrudecido en la sociedad.
El Partido Comunista de Rusia ha auspiciado una iniciativa para erigir diversos monumentos a Stalin por el país, colgar placas conmemorativas y rebautizar en su honor algunas calles de las ciudades rusas. También se ha vuelto a plantear la propuesta de recuperar la antigua denominación de Stalingrado para el actual Volgogrado.
El diputado comunista de la Duma Estatal, Vadim Soloviov, afirma que todas estas medidas son necesarias para conservar la memoria histórica. “Stalin, como cualquier líder, fue un personaje contradictorio. Pero esto forma parte de la historia, y nosotros debemos debatirla y rememorarla. Al fin la gente se ha librado de la mentira y la calumnia que existían en torno a la figura del líder, y ahora reconocen sus méritos”, declaró.
Mientras tanto, en Moscú se está preparando la construcción de un monumento a las víctimas de la represión política. Yan Rachinski, representante de la organización Memorial, que se ocupa de la rehabilitación y el restablecimiento de la memoria histórica para los que sufrieron la represión, coincide con Svanidze y está seguro de que este viraje a favor de Stalin provocará una escisión en la sociedad y dará motivos para pensar que el rumbo del poder ha dado un giro hacia el pasado comunista.
“Estos monumentos despiertan indignación entre gran parte de la población, dudo que haya alguna autoridad que llegue a manifestar una imprudencia de tal magnitud como para asistir a la rehabilitación de Stalin”, declara a RBTH.
También asegura que, en el ámbito político, este tipo de medidas acabarán fortaleciendo al Partido Comunista. “Los comunistas ya mandaron en el país durante 70 años, es poco probable que puedan ser más efectivos en la Rusia actual ni sean capaces de conducir al país hacia algo mejor. En un futuro todo esto puede llevar a la destrucción y degradación de la sociedad”, afirma Rachisnki con convicción.
Por su parte, Elena Shestopal, jefa de la Cátedra de Psicología Política de la Universidad Estatal de Moscú, asegura que la sociedad rusa no se encuentra amenazada por graves contradicciones, ya que la mayoría de los rusos fueron y siguen siendo partidarios del estalinismo.
“Es poco probable que este tipo de iniciativas provoquen una escisión en la sociedad. Stalin sigue siendo una especie de símbolo de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, y no hay duda de que, incluso ahora, se le valorará en clave positiva –ha declarado a RBTH–. Un pequeño porcentaje de rusos le considera un tirano y protestará contra los monumentos y su rehabilitación”.
La politóloga afirma que, a pesar de las estadísticas, las autoridades no deberían actuar en función de la opinión mayoritaria. “Proceder a partir de la opinión de la mayoría no es la actitud más eficaz. Las autoridades deben centrarse en trazar su propia línea”, remacha.
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La memoria viva de los acontecimientos más espeluznantes del siglo XX se va apagando con el paso del tiempo.
Publicado originalmente en ruso en Kommersant.
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