¿Qué puede aprender Europa de la situación del islam en Rusia?

Expertos proponen reformar las maneras de adaptación e intensificar el trabajo de los servicios de inteligencia. Fuente: Reuters

Expertos proponen reformar las maneras de adaptación e intensificar el trabajo de los servicios de inteligencia. Fuente: Reuters

El ataque de un grupo de islamistas radicales a la redacción de la revista Charlie Hebdo en París ha despertado la alarma tanto en la sociedad francesa como en el resto de Europa. Según los expertos rusos, este ataque ha puesto en evidencia la ineficacia de las políticas europeas vigentes en relación con las comunidades musulmanas. El problema reside en que los europeos aún no son capaces de determinar qué cambios introducir en dicha política.

“La religión siempre supone un reto para el Estado, ya que entraña una lealtad y una autoridad ajena al Estado”, explica a RBTH Nikolái Silaev, investigador jefe del Centro de estudios sobre los problemas del Cáucaso y la seguridad regional de la MGIMO (Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, por sus siglas en ruso).

Algunos expertos proponen solucionar el problema mediante la concesión de más derechos a estas comunidades. “Hay que iniciar un amplio debate sobre el sistema Millet, es decir, la atribución a las comunidades religiosas de una serie de facultades y derechos colectivos. Rusia cuenta con una importante bagaje en este campo”, informa Ilshat Saetov, director del centro de investigación ruso-turco de la Biblioteca de Literatura Extranjera.

Ilshat Saetov reconoce que este enfoque tiene algunos puntos controvertidos, como puede ser la inclusión de este sistema en el derecho internacional. De hecho, la introducción de la sharía y de los tribunales cristianos y judíos supondría una renuncia al concepto de un derecho internacional igual para todos.

De alguna manera Europa ya ha puesto en práctica este enfoque. “Francia y la UE en su conjunto han intentado integrar el islam a su manera. Mediante la diplomacia, la transferencia efectiva de competencias para la autogestión de las comunidades islámicas, la neutralización de la prédica cristiana, la prensa liberal de izquierda, etc.”, aclara Nikolái Silaev. El resultado es que los gobiernos no solo no han conseguido la integración de la comunidad musulmana en Europa, sino que han propiciado una respuesta social radicalizada.

El inconformismo de la juventud musulmana, junto con la renuncia de la policía a inmiscuirse en los asuntos de estas comunidades y el desinterés de la prensa por cubrir el problema (para evitar las acusaciones de falta de tolerancia), contribuyeron a aumentar la popularidad de fuerzas radicales, que contraponen los valores europeos a los musulmanes. Por esta razón “no hablamos aquí de un conflicto entre el islam y el cristianismo, sino entre el fundamentalismo religioso y el laicismo”, explica a RBTH  Igor Alexéiev, experto en estudios islámicos y director de los programas de investigación de la Fundación Mardjani,.

Un golpe al multiculturalismo y a la tolerancia

“El ataque terrorista de París provocará la radicalización y el incremento de nuevas fuerzas conservadoras de derecha, nacionalismos laicos y fundamentalismos liberales; favorecerá el ataque a la ideología de la tolerancia y el multiculturalismo, y avivará la demanda de una intervención directa en el mundo musulmán bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo”, opina Igor Alexéiev.

Este tipo de radicalización “puede poner en peligro los sistemas y las tradiciones políticas que conforman Europa; la tradición de tolerancia, compromiso y no violencia al menos en relación con sus propios ciudadanos y los de otros países europeos”, aclara el vicedirector del Centro de Estudios Europeos e Internacionales, Dmitri Suslov. “El resultado podría ser la destrucción de las democracias y los sistemas sociales europeos”.

Rusia, donde el islam y el cristianismo conviven desde hace varios siglos, tiene una perspectiva propia del problema que le ha permitido evitar la radicalización. “Existe un acuerdo tácito que anima a mantenerse al margen de las creencias ajenas”, afirma Nikolái Silaev. Probablemente por esta razón, solo el 54 % de los oyentes encuestados de la emisora de radio liberal Eco de Moscú declaró que aprobaba la publicación de las caricaturas en la prensa rusa.

La experiencia rusa se basa en dos estrategias paralelas de las que, según los expertos, deberían aprender los franceses y los europeos. En primer lugar, los gobiernos deberían iniciar un proceso de adaptación del islam. “El Estado siempre trata de integrar el islam, de comprender su idiosincrasia. Lo que proponemos nosotros es organizar una educación islámica bajo el control del Estado, una burocratización del propio islam mediante la creación de una especie de organización eclesiástica”, opina Nikolái Silaev. En Rusia ya existe una organización de este tipo, la Dirección Espiritual Musulmana.

Sin embargo, la aplicación de una política de asimilación y burocratización no resultará efectiva si no se protege a los musulmanes de la influencia de los fundamentalistas que predican tanto dentro como fuera de la UE. Precisamente por eso habría que intensificar el trabajo de los servicios de inteligencia como medida paralela a la política de asimilación. Hasta el momento las medidas de inteligencia de la UE no han sido eficaces, como demuestra las viajes a Siria para unirse a la yihad que han realizado numerosos musulmanes europeos. Probablemente los europeos tengan que sacrificar algunas libertades en aras de la seguridad.

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