Ayudas estatales por vivir en el norte de Rusia

Estación meteorológica abandonada en la isla Hayes, situada dentro del Círculo Polar Ártico. Fuente: Ria Novosti

Estación meteorológica abandonada en la isla Hayes, situada dentro del Círculo Polar Ártico. Fuente: Ria Novosti

La zona del Ártico ha sido declarada prioridad nacional, pero ¿cómo atraer a la gente para que viva en estos lugares? Olvidada durante un tiempo, cada vez se oyen más propuestas para poblar las frías zonas del norte del país.

Las ayudas que se entregan por vivir en el norte eran y siguen siendo el principal estímulo para aquellos escogen vivir en estas duras condiciones climáticas. Pero el volumen de estas ayudas se ha reducido considerablemente en comparación con las de la época soviética. La Cámara Pública de la Federación de Rusia ha propuesto recuperar los volúmenes anteriores de las ayudas para los habitantes del norte. En la cámara baja del parlamento consideran que un paquete social más atractivo y unas ayudas comunitarias ayudarán a atraer a nuevos pobladores a esta zona.

Durante los primeros años de la época soviética, en las regiones inhabitadas del norte el Estado logró atraer a un 5 % del número de emigrantes planeado. El clima severo y su débil financiación no ayudaban a la gente a decidirse.

Finalmente, la emigración voluntaria fue remplazada por la emigración forzosa y el norte se convirtió en el lugar típico de la deportación de los disidentes y presidiarios.

En un primer momento, estos territorios se llenaron de campos de trabajo. Después de la Segunda Guerra Mundial el Estado inició una campaña de repoblación a gran escala entregando “generosas” ayudas a todo aquel que estuviera dispuesto a mudarse a estas zonas: alguien tenía que encargarse de la explotación de sus inmensos yacimientos. Únicamente en el Extremo Norte, antes del año 2000 se había extraído un 90% del gas, un 75% del petróleo y el 100% de los diamantes.

“La principal de estas ayudas era la llamada cuota regional: al salario de los que trabajaban en el norte se añadía un importe adicional cuyo volumen dependía de la región en la que trabajaban. Gracias a esta cuota regional, el salario medio en las regiones del norte era de 1,5 a 2 veces mayor que el salario para la misma especialidad en la parte central de Rusia”, comenta  Dmitri Zhuravliov, director general del centro analítico Instituto de Problemas Regionales.

Además, había extras dependiendo de la experiencia laboral, una edad de jubilación adelantada, más días de vacaciones, se pagaba la vivienda y se compensaban los gastos de la mudanza. “La gente emigraba al norte para ahorrar dinero. La mayoría de ellos creía que se mudaba para siempre, pero a principios de los años 90 la hiperinflación dio al traste con las ayudas soviéticas. Por esta razón, se inició un abandono gradual de las zonas del norte, ya a la gente que le resultaba más difícil vivir allí sin las ayudas. En general, se quedaron únicamente aquellos que no disponían de los medios necesarios para volver”, señala Zhuravliov. 

Bajas temperaturas y precios altos

Hoy en día la situación ha cambiado, según los expertos. Una de las ayudas más importantes, la cuota regional, no es un modo de atraer a la gente hacia el norte, sino un modo de equiparar las posibilidades de los habitantes del norte con las de los habitantes de la Rusia Central.

“En la época soviética, además de los extras en el salario, había muchas posibilidades de cobrar de cinco a siete veces más que en las regiones centrales del país.

Todo dependía del esfuerzo, de estar dispuesto a sacrificar el confort y la salud. Hoy en día, la diferencia de los salarios y los extras es bastante menor, aunque las tarifas y el coste del carrito de la compra siguen subiendo, son de 1,5 a 4 veces más altos que los de la Rusia Central”, asegura el presidente del Instituto de Demografía, Migración y Desarrollo Regional, Yuri Krupnov. Los extras únicamente compensan la diferencia de precios, según opina el experto.

Esta compensación de las ayudas, según Krupnov, es la consecuencia de una política ambigua respecto al norte. Hace 15 años estas regiones fueron declaradas “potencial de trabajo y recursos del país”, se redactó una concepción dedicada especialmente a su desarrollo. Pero, al mismo tiempo, durante mucho tiempo se llevaron a cabo programas que estimulaban el éxodo de la población de las regiones del norte.

“Estos programas se iniciaron en los años 90 porque se creía que el norte había sido un error de la Unión Soviética. El Estado asumía una carga económica colosal debido a la gente que se había mudado a estas zonas, y la tarea era trasladar a la mayoría de ellos a las regiones en las que los costes son estándar”, señala Krupnov.

Tras los grandes proyectos

Ambos expertos opinan que ya no resulta beneficioso mudarse al norte con toda la familia durante un tiempo prologado. Ahora la mayoría de los “emigrantes” viajan a estas zonas con el objetivo de ganar dinero y conservan todas las cuestiones sociales, sus hijos y su vivienda en la parte central de Rusia.

En el Instituto de Problemas Regionales aseguran que si el sistema de ayudas estuviera mejor regulado, el número de emigrantes permanentes sería mayor. “Ahora, sin embargo, la mayoría viaja a estos territorios para trabajar únicamente durante el plazo de un gran proyecto”, opinan los expertos. Por consiguiente, las regiones que no cuentan con proyectos a gran escala van quedándose vacías. Únicamente se desarrollan monociudades como Nefteyugansk (en la que se encuentra Yuganskneftegaz, que fue en el pasado el principal activo de la compañía petrolera Yukos, del multimillonario Mijaíl Jodorkovski).

En este contexto, la idea de atraer a personal mediante la creación de proyectos de infraestructuras y preferencias fiscales parece sensata a primera vista. El próximo intento de reanimar la región será la creación de territorios de desarrollo prioritario, que podrían aparecer durante los próximos años.

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