Lugar que marca la frontera entre Europa y Asia en Ekaterimburgo. Fuente: Lori / Legion Media
Unos investigadores rusos han precisado el tramo más polémico de la frontera entre Europa y Asia: el que se sitúa en la latitud de Ekaterimburgo (a 1.600km de Moscú), en las inmediaciones de las ciudades de Ekaterimburgo, Revdá y Pervouralsk.
Así lo ha explicado Guennadi Pórozov, presidente de la Sociedad de Aficionados a las Ciencias Naturales de los Urales (UOLE, por sus siglas en ruso), en declaraciones a RBTH. La UOLE ha llevado a cabo la investigación junto a la Sociedad Rusa de Geografía (RGO). Para hacer el estudio compraron un equipo GPS con el que los grupos de investigación han llevado a cabo más de 100.000 mediciones del terreno. Los resultados han demostrado cuál es el trazado real de la frontera, y no coinciden con la versión oficial que proponía la administración de Ekaterimburgo (ver mapa).
Como base de las mediciones se ha tomado el Principio Tatíschev de la línea divisoria de aguas, una teoría oficial aceptada en todo el mundo que indica que la frontera entre Europa y Asia pasa por la línea divisoria de aguas de los ríos Chusovaya e Iset, en los Urales. Vasili Tatíschev, uno de los fundadores de Ekaterimburgo, historiador, geógrafo y prominente hombre de Estado, formuló esta teoría en la primera mitad del siglo XVIII.
Hoy en día las guías de viaje promocionan Ekaterimburgo como una ciudad que se sitúa en la encrucijada entre dos continentes, una síntesis de las dos culturas.
Uno de los principales lugares de interés de Ekaterimburgo es una estela que simboliza la frontera entre Europa y Asia. Se instaló en el kilómetro 17 de la carretera de Novomoskovsk, en un parque forestal. Muchos turistas consideran que ese es el punto justo en el que pueden pasar de Europa a Asia dando un solo paso. En la base del obelisco hay colocadas unas piedras desde el punto más extremo de Europa, el Cabo da Roca (en Portugal), al punto más extremo de Asia, el Cabo Dezhniov (en la parte ártica de Siberia).
Pero los etnógrafos aseguran que la verdadera frontera no pasa por este lugar y que su demarcación actual es arbitraria. “Solo en la cresta de los Urales es posible poner una pierna en cada continente. El kilómetro 17, donde está la estela, es en efecto una línea divisoria de aguas, pero no entre los ríos Chusovaya e Iset, sino entre dos afluentes del Iset que forman parte de Asia. La línea de la verdadera frontera es bastante más complicada. Transcurre formando sinuosidades a lo largo de la orilla derecha del río Chusovaya, y pasa a unos 10 metros más hacia occidente”, dice Guennadi Pórozov.
“No pretendemos trasladar los puntos turísticos, solo estamos precisando la auténtica frontera geográfica”, explica a RBTH Yevgueni Artiukh, miembro de la RGO. Más adelante los investigadores tienen previsto elaborar una maqueta del terreno en tres dimensiones, sumergirla en un recipiente con agua, equiparla con un mecanismo de elevación y demostrar de un modo evidente, a todo aquel que lo desee, cuál es la frontera divisoria de aguas.
Los etnógrafos de la UOLE y la RGO han modelado un mapa definitivo mediante la superposición de cuatro mapas especiales: topográfico, catastral, hidrogeológico y de relieve (ver mapa).
Proponen delimitar la frontera Europa-Asia como una franja ancha, en vez de una línea. El río Iset se puede considerar la frontera de Europa, y el río Chusovaya, la frontera con Asia, mientras que el espacio que se ha formado entre los dos ríos, a excepción de los arroyos y riachuelos, es la franja fronteriza (ver mapa).
La frontera oficial Europa-Asia se ha ido desplazando en el transcurso de toda la historia de la humanidad. Desde la antigüedad los investigadores la han dibujado de una forma prácticamente aleatoria: bien por el río Don, bien en Siberia, bien en Extremo Oriente. Ni siquiera hoy en día los geógrafos definen el trazado exacto de forma unánime.
Se considera que la frontera Europa-Asia transcurre principalmente por Rusia. Tiene una longitud de 5.524km, de los cuales cerca de 2.000 se sitúan en la cresta de los Urales. Las ciudades clave por las que pasa son Oremburgo, Orsk, Magnitogorsk, Zlatoúst y Estambul, en Turquía. También discurre cerca de las ciudades de Pervouralsk, Ekaterimburgo, Revdá y Degtiarsk, entre otras.
Desde el siglo XVI las montañas de los Urales se han considerado la frontera entre los dos continentes. En 1846, en la montaña Beriózovaya, se erigió el primer monumento de la zona, en honor a la visita que hizo a la frontera el heredero al trono ruso, el futuro emperador Alejandro II. Unos científicos alemanes, el famoso geógrafo Humboldt y el mineralogista Gustav Rose, determinaron que la frontera natural se encuentra en este punto de paso de la falda occidental de los Urales a la oriental.
Muchos indígenas no dan especial importancia a las polémicas entorno a la frontera Europa-Asia porque consideran que la tierra que recorre la cresta de los Urales siempre ha sido tradicionalmente rusa, y que la civilización de los Urales también es originariamente rusa, y no “una síntesis” de las culturas europea y asiática. Desde este punto de vista, la división del territorio en europeo y asiático, a su modo de ver, es irrelevante.
En este mapa no se indica la diferencia entre las fronteras establecidas por Tatíschev y las nuevas investigaciones de la Sociedad de Historia Natural de los Urales y la Sociedad Geográfica Rusa, ya que la escala no lo permite.
Guennadi Porózov: el margen de error en la exactitud de nuestras investigaciones es de diez metros, pero en un mapa pequeño de toda la región el margen de error será de 10 kilómetros, es decir, la diferencia entre un mapa y otro es de tres magnitudes. El principal objetivo de nuestra investigación es saber si su apariencia real se corresponde con lo que ahora se consideran las fronteras, y nos hemos centrado únicamente en un pequeño tramo de la frontera de unos 30 kilómetros de longitud. En el futuro nos gustaría ampliar nuestra investigación a otras partes dudosas de la frontera. Haz click en la imagen para aumentarla.
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