Cuando el ocio consiste en crear una realidad diferente

Fuente: Ria Novosti / Artiom Zhitenev

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En los últimos diez años se han puesto de moda en Rusia aficiones que permiten sumergirse en una realidad completamente distinta a la propia. El cosplay, los juegos de rol y la recreación histórica van ganando adeptos. RBTH explica quiénes son los aficionados a estos pasatiempos, capaces de viajar en el tiempo o de convertirse en Harry Potter por un momento.

Viajes en el tiempo

Los aficionados a la recreación histórica se diferencian de los dos anteriores por su pasión por la precisión histórica. Surgió en Rusia a principios de los 90 y enseguida se popularizó. La recreación histórica incluye numerosos acontecimientos de diferente escala: desde la celebración de un torneo de caballeros a la reconstrucción de la Batalla de Borodinó. Los amantes de la recreación histórica no solo tratan de recrear las tradiciones militares de una época concreta, sino también los trajes y los detalles cotidianos.

La profesión de Anna, como la de la mayoría de los recreadores históricos, no guarda ninguna relación con la historia. “Me enteré por casualidad de que había un club en la ciudad que se dedicaba a la recreación de la antigua Rus e ingresé en él enseguida. Allí hice muchos amigos y conocí a mi marido”, cuenta esta ciudadana de Bélgorod (a 577 km de Moscú).

La mayor parte de los recreadores históricos son jóvenes de entre 20 y 25 años. “Creo que esto se debe a que los jóvenes no tienen familia u obligaciones”, sugiere Anna. “El más joven de nuestro club tiene 15 años y el más mayor sobrepasa los 40. 

Anna cose todos sus trajes ella misma, para lo que se documenta previamente. “Los trajes más precisos desde el punto de vista histórico son los que se elaboran a partir de los hallazgos encontrados en las tumbas, pero de la antigua Rus no se conservan muchos”. 

Los festivales son solo la punta del iceberg para los recreadores. La mayor parte del tiempo se dedica a la preparación: la búsqueda de fuentes de información fidedignas, la proyección y la confección de los trajes. 

Sin embargo, las recreaciones no siempre se parecen a una gran fiesta de carácter histórico. “En 2008 nuestro autobús se estropeó en el camino de vuelta del festival cerca de la región de Smolensk. Muchos seguían con el disfraz puesto. Los vecinos del lugar se asustaron y las autoridades junto con la policía nos echaron de la ciudad”.

Para Artiom, de Arjángelsk, la recreación histórica no consiste solo en elaborar un traje memorable. “Suelo llevar entre 15 y 20 kilogramos de acero; para mí lo principal del juego son las batallas, el sonido de las cotas de malla, de los golpes de espada en el escudo, la defensa de la ‘ciudad’ de pie junto a la muralla y caer por las escaleras en medio de un asalto”, comenta este amante de las Cruzadas.

El cosplay en Rusia

Fuente: Ria Novosti / Artiom Zhitenev

Cosplay —abreviatura de costume play— se empezó a practicar con mayor intensidad a finales de los años 90. Los miembros de este movimiento escogen un personaje que les gusta, se disfrazan y participan en festivales o en sesiones de fotos. Si bien entonces los trajes de cosplay rusos dejaban mucho que desear, ahora han mejorado considerablemente.

Vika, de San Petersburgo, empezó a practicar cosplay a los 12 años. “En los trajes se va mucho dinero”, cuenta. “Si te falta una parte, tienes que coserlos tu misma”.

Anna, de Cheboksar (a 601 km de Moscú), cree que la mayor dificultad para el aficionado al cosplay es la reacción del resto de la gente. “Si te paseas por la ciudad disfrazado muchos te señalan con el dedo, se ríen. La ropa llamativa solo le gusta a los niños, y a las madres fotografiarlos con los aficionados al cosplay como si se tratara de payasos”. 

A pesar de estas reacciones, en los últimos años la corriente se está expandiendo por todo el país y ya se celebran encuentros en casi todas las ciudades grandes. 

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Fuente: Ria Novosti / Artiom Zhitenev

A diferencia de los aficionados al cosplay, para los jugadores de rol no es tan importante el disfraz como la trama. Los primeros miembros de este movimiento —los roleros— aparecieron en el periodo soviético y la mayoría eran seguidores de la obra de Tolkien.

Con frecuencia, la gente se inicia en el juego de rol por un libro o una película. Por ejemplo Iván, de Moscú, comenzó a jugar a raíz de su pasión por la historia de Harry Potter. Ahora organiza eventos dedicados a los personajes más variados. “Además de los personajes habituales, también hay que representar a animales. Una vez fui un águila en un juego de Tolkien”, cuenta Iván.

Antes de iniciar el juego, los organizadores preparan una historia general previa y cada jugador escribe la suya (la biografía de su personaje y la descripción de su carácter y sus habilidades). Pueden ser tanto personajes que hayan aparecido ya en la historia general como personajes propios. “Después se reúnen todas las historias y se agrupan los jugadores con otros personajes para formar una trama común”, aclara Iván.

Los personajes de monstruos, como los orcos o los goblins, son los más difíciles de equipar. Para que el personaje resulte creíble no basta con un disfraz sofisticado, sino que también hace falta una máscara y otros accesorios bastante inusuales. 

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