Fuente: Reuters
El tema de Pussy Riot es uno de los más debatidos en los medios de comunicación y la blogosfera en Rusia, hace ya tiempo que dividió a la sociedad en dos bandos, aparentemente, irreconciliables. Y el incidente ocurrido en el paseo marítimo de Sochi ha añadido todavía más leña al fuego.
En esta situación podemos encontrar cuatro opiniones diferentes en la red.
Por paradójico que pueda parecer, nadie considera que los cosacos tengan toda la razón, ni siquiera los más conservadores. Ni siquiera aquellos que se muestran siempre contra Pussy Riot.
Por ejemplo, el conocido blogger Alexéi Makárov opina que los cosacos no son policías y, a pesar de que se dediquen a ayudar a la policía, no tienen derecho a golpear a la gente. “Estoy en contra de levantarle la mano a una mujer”, escribe, señalando, de todos modos, que fueron las cantantes de Pussy Riot quienes provocaron el escándalo.
Aleksander Malenkov, redactor jefe de la versión rusa de la revista masculina Maxim, compara toda esta situación con un programa informático. Un programa no debería colgarse nunca. Incluso si se introduce una información incorrecta. Asimismo, Pussy Riot es una especie de test de resistencia del programa de las fuerzas del orden. Y en esta ocasión el sistema ha dado un fallo en forma de cosacos matones. Con esta opinión se muestra de acuerdo Mijáil Kózirev, productor y periodista de radio y televisión.
El periodista conservador Maksim Shevchenko, que por su ideología debería justificar las acciones de la milicia de cosacos, se ha mostrado indignado. En primer lugar pone de manifiesto que no está de acuerdo con las acciones de Pussy Riot, aunque después escribe que las acciones de los cosacos son una vergüenza para el país: “¿Acaso van a perdonar esta vergüenza insultante, que va totalmente en contra del espíritu de los Juegos Olímpicos, precisamente aquellos que han promocionado estos Juegos?”.
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El periodista Andréi Loshak condena la violencia contra las mujeres, pero también lanza esta pregunta: ¿por qué no hacían nada todos los periodistas que estaban grabando la escena? “Es sorprendente, pero no hubo ninguna persona que, dejando a un lado su deber profesional, intentara siquiera interponerse entre los cosacos y las jóvenes”.
Cabe señalar que la mayoría de periodistas se muestran indignados por las acciones de los cosacos. Al mismo tiempo, pueden estar o no de acuerdo sobre lo que hacen las Pussy Riot, pero todos coinciden en una cosa: no se puede permitir que el vandalismo exultante imponga sus reglas. Porque si no, hoy ha sido Sochi, pero mañana podría pasar en todo el país.
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