El Departamento de Estado de EE UU sancionó la semana pasada a más de una decena de empresas de Rusia, China, Sudán, Turquía y los Emiratos Arabes Unidos por la supuesta ayuda brindada a Irán, Siria y Corea del Norte para la obtención de materiales necesarios para la construcción de armas de destrucción masiva, misiles balísticos y de crucero.
En la lista se encuentran cinco entidades rusas y sus filiales, entre ellas la principal exportadora de armamento Rosoboronexport.
Los EE UU continúan presionando a Rusia a través de las sanciones, y no solo apelando a la situación en Ucrania sino también a la cuestión de las armas de destrucción masiva.
Las sanciones por supuesta transferencia de tecnología misilística a Irán, Siria y Corea del Norte afectan a importantes representantes de la industria de defensa de Rusia y a manufacturadores de misiles y aviones. Los expertos consultados se preguntan por qué se persigue ahora a estas compañías, cuando desde hace mucho se sospechaba que “habían violado el régimen de no proliferación”.
"La introducción de nuevas sanciones contra las compañías rusas es la continuación de una línea estratégica para empeorar las relaciones con nuestro país", declara Frants Klitsevich, miembro del Comité de Defensa de la Duma.
"Las referencias acerca de los vínculos entre estas compañías e Irán, Corea del Norte y Siria están claramente exageradas", dice el político.
Según el Departamento de Comercio de los EE UU, la lista de individuos y entidades se ha ampliado porque la información ha aparecido ahora. Sin embargo, expertos consultados creen que que esta ampliación de las sanciones respondes a las políticas antirrusas a largo plazo desarrolladas por Washington.
La diplomacia rusa indicó que las nuevas represalias son otro elemento en la cadena de actos inamistosos emprendidos por Washington contra Moscú en diversas esferas, con lo cual Washington destruye "de forma deliberada" la base para normalizar las relaciones bilaterales.
"Al menos hay dos razones para explicar estas decisiones", declara Ígor Istomin de la universidad MGIMO. "En primer lugar, la UE ha extendido recientemente las sanciones contra Rusia. Estas acciones paralelas de Washington pueden ser un paso para apoyar a sus aliados. En segundo lugar, a la luz del reciente escándalo con el visado de la presidenta del Consejo de la Federación [equivalente al Senado ruso], Valentina Matviyenko, se está preparando un escenario para que hay una mayor confrontación diplomática entre Rusia y los EE UU".
Por su parte, Thomas Vlogy, politólogo de la Universidad de Arizona, declaró a RBTH: "Estas acciones son una continuación de la política de sanciones de la UE y los EE UU a Rusia, que continúa su actividad en Ucrania. No deben considerarse como una nueva política en contra de Rusia".
Volgy no cree que el país eslavo deba considerarse una amenaza para los EE UU a la altura del Estado Islámico o el virus del Ébola, tal y como aparece en la doctrina de defensa del país norteamericano.
"Rusia, que entró en el listado de amenazas por sus acciones en Ucrania y por sus actividades en las fronteras de la OTAN con Europa, no supone una mayor amenaza que otros de los que aparecen en la lista".
"Un aspecto triste de esta situación son las exageraciones verbales de las Administración Obama y la tergiversada representación del presidente Putin en los medios de comunicación norteamericanos", dice el académico.
Para David Speedie, director del Consejo del Carnegie, "la actual retórica antirrusa es peor que la de los días más intensos de la guerra fría".
Al responder a la pregunta acerca de si hay esperanza para mejorar las relaciones bilaterales en el futuro próximo, Volgy es optimista. "A pesar de las diferencias, continúa la cooperación entre Rusia y los EE UU. Un ejemplo es el acuerdo acerca del programa nuclear de Irán", dice.
"Me gustaría ver un espacio para la mejora de las relaciones biltarales en el futuro", dice Speedie. "Es sencillo, deber restablecerse el diálogo a alto nivel, sobre los ejercicios militares en los mares Báltico y Negro, así como sobre Ucrania, donde se deben revisar y fortalecer los Acuerdos de Minsk".
Ígor Istomin tampoco cree que la situación sea tan preocupante como reiteran algunos y señala áreas de comunicación entre Rusia y los EE UU que han sido fructíferas en los últimos años.
"No debemos sobrestimar el alcance de las crisis en las relaciones entre Moscú y Washington. Ambas partes utilizan una retórica muy dura pero en cuestiones importantes, donde coinciden sus intereses, son capaces de negociar. Así ha ocurrido con el asunto iraní, en Siria y en otras cuestiones. De modo que no hay una confrontación generalizada", dice este expero ruso.
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