El 15 de noviembre entró en vigor en Rusia el sistema Platón, previsto para el cobro de la nueva tarifa de transporte por carreteras federales que deberán pagar los vehículos de carga de más de 12 toneladas. Antes de que se activara el sistema Platón, por todo el país comenzaron las protestas de los conductores de estos vehículos, que se manifiestan en contra de este pago adicional. Las protestas continúan a día de hoy.
Según estadística de la Agencia Federal de Carreteras (Rosavtodor), hasta un 58 % de los daños en las carreteras rusas son provocados por los camiones de más de 12 toneladas. El gobierno ha decidido compensar estas pérdidas cobrando a las empresas y a los autónomos que utilizan estos camiones. El dinero recaudado por Platón se utilizará para reparar las carreteras y llevar a cabo proyectos de infraestructuras.
Durante los primeros días de funcionamiento de Platón se produjeron errores masivos en el sistema: este cobraba importes demasiado elevados a los conductores y la página web dejaba de funcionar constantemente. De todos modos, no se trata únicamente de defectos técnicos: muchos camioneros no ven con buenos ojos la idea de que les cobren más por llevar a cabo su negocio.
El problema reside en el hecho de que la mayoría de las compañías rusas que se dedican a la logística son pequeñas empresas. A menudo son autónomos con vehículo propio. No existe una estadística oficial respecto al porcentaje de autónomos y pequeñas empresas en este sector, aunque los propios camioneros (tanto los particulares como los representantes de las grandes empresas) están seguros de que la pequeña empresa ocupa una gran parte del sector del transporte por carretera, y mencionan unas cifras que oscilan entre el 60 % y el 80 %.
Los camioneros comenzaron a celebrar protestas masivas en las regiones de Rusia antes del lanzamiento del sistema Platón: los camiones circulaban por las carreteras federales a la velocidad mínima, formando grandes atascos. De este modo expresaban los conductores su descontento con el sistema Platón, al que debían pagar 3,72 rublos (0,06 dólares) por kilómetro recorrido. El gobierno reaccionó rebajando la tarifa a 1,53 rublos (0,02 dólares) por kilómetro durante tres meses y medio y reduciendo considerablemente el volumen de las multas por incumplimiento. En un principio estas multas (para empresas) ascendían a 450.000 rublos por la primera infracción y a 1 millón de rublos por cada reincidencia.
El importe reducido de la multa (tanto para personas físicas como para empresas) es de 5.000 rublos por la primera infracción y de 10.000 rublos por las siguientes.
A pesar de las concesiones del gobierno, las protestas masivas de los camioneros no se detuvieron. Sus representantes en las regiones declararon en numerosas ocasiones sus intenciones de llegar a Moscú y celebrar allí una protesta a gran escala cortando la autopista de circunvalación de la ciudad. El 4 de diciembre los conductores organizaron protestas en la carretera que rodea Moscú.
El gobierno no ha expresado ninguna intención de anular el sistema Platón ni de interrumpir su actividad. El director de Rosavtodor, Román Starovoit, ha asegurado en una entrevista para el portal RBC que la gran mayoría de los conductores ha acogido con normalidad la nueva tarifa, y que las protestas no reúnen a más de un 1 % de los conductores. Según Starovoit, en estos momentos figuran registrados en el sistema más de dos tercios del número total de camiones de 12 toneladas del país.
AP
La introducción del sistema Platón afecta en primer lugar a la pequeña empresa y a los autónomos. Si para las grandes empresas la introducción de una tarifa adicional por el paso de los camiones por las carreteras federales es una medida desagradable, pero no letal, para muchos pequeños transportistas el negocio deja de ser rentable. Estos exigen, o bien que se anule por completo el sistema Platón, o como mínimo que se aplace su entrada en vigor durante varios años.
No puede decirse que las protestas de los camioneros hayan recibido un apoyo considerable fuera de la comunidad profesional. En opinión de Denís Vólkov, sociólogo del centro Levada, si tenemos en cuenta los índices de popularidad del gobierno actual, resulta muy poco probable esperar que las manifestaciones contra el sistema Platón desemboquen en una protesta masiva. Los camioneros cuentan que los ciudadanos les apoyan, incluso ofrecen sitios para dormir y comida a los protestantes.
El politólogo Alexéi Makarkin, vicepresidente del Centro de Tecnologías Políticas, opina que el gobierno probablemente logrará aplacar las protestas dividiendo a los camioneros. “El Estado ha optado por dividir a los camioneros entre moderados y radiales, la mayor parte de ellos son moderados, representantes de grandes empresas –comenta Makarkin a RBTH-. Al mismo tiempo, el gobierno ruso ha hecho varias concesiones parciales, como la reducción temporal de las tarifas y las multas. Esto restará fuerza a las protestas”.
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