Fuente: AP
Durante el último evento del Partido Comunista, Ziugánov estableció sus principales objetivos. El líder del Partido declaró que “en el espacio postsoviético ha aparecido el capitalismo, un sistema represivo y reaccionario. La economía de Rusia ha vuelto a su estado de hace 50 años. Hoy en día se caracteriza por una industria y una agricultura débiles, la dependencia de la importación, la pérdida de los vínculos comerciales con los países de la CEI y una infraestructura destruida”.
El Partido Comunista propone reforzar el sector industrial de la economía, incrementar el número de personas dedicadas a la industria y crear sindicatos “rojos” que defiendan los derechos de los trabajadores y que promuevan la política de los comunistas.
Además, el Partido desea ampliar su base electoral atrayendo a profesionales intelectuales, que son una gran mayoría en las grandes ciudades de Rusia. La necesidad de incrementar su público objetivo se debe a dos razones: por un lado, el número de obreros en el país se reduce de año en año; por otro lado, los mismos obreros nos siempre conceden su voto en las elecciones al Partido Comunista.
El historiador político Iliá Budraytskis señala que a mediados de los años 90 Guennadi Ziugánov contaba con el apoyo de millones de votantes y podía realmente competir por el poder político contra el entonces líder del país Borís Yeltsin en las elecciones presidenciales. Desde ese momento, el Partido Comunista se ha debilitado considerablemente. “En las elecciones rusas, el Partido Comunista cuenta con un determinado apoyo de la población. Es un partido votado no sólo por pensionistas, sino también por representantes de otras generaciones que se oponen a la injusticia social de la sociedad rusa”.
El recuerdo
El vicepresidente del Centro de Tecnologías Políticas, Alexéi Makarkin, señala que la mayoría de los rusos conservan buenos recuerdos de la URSS, la gente recuerda una estabilidad, una justicia social y la autoridad del país en la escena internacional: todo esto se corresponde con las ideas comunistas en la sociedad rusa y en parte otorga votos en las elecciones al Partido Comunista.
Sin embargo, según Makarkin, este partido no puede calificarse como un partido comunista de izquierdas en el sentido estricto, ya que está a favor de las normas tradicionales de la moral, lo cual lo convierte al mismo tiempo en un partido conservador.
Makarkin señala que en la Duma Estatal el Partido Comunista es el partido más opuesto al poder. Critica la economía de mercado y la política social del gobierno. Sin embargo, es capaz de alcanzar acuerdos con el poder respecto a las cuestiones más importantes, por ejemplo, ahora está totalmente de acuerdo con el programa de política exterior del país.
“De este modo, el Partido Comunista conserva su dualidad y sigue siendo una parte equitativa del sistema político, ayudando a mantener un equilibrio político. El Partido Comunista obtiene la mayoría de sus votos en las regiones, donde el nivel de vida es más bajo. Es la segunda fuerza política del país y en estos momentos no tiene ningún competidor real. Como tampoco tiene un peso político real ni posibilidades de influir en las decisiones clave del país, ya que la mayoría pertenece al partido en el poder, Rusia Unida”, - comenta el politólogo.
Iliá Matvéiev, experto político y miembro del Movimiento Socialista Ruso, comenta que los votantes del Partido Comunista buscan la justicia social. En su opinión, los resultados electorales del partido son modestos, aunque este partido ocupa en la mayoría de los casos el segundo lugar en las elecciones a cualquier nivel tras Rusia Unida.
La tercera fuerza
“El problema del Partido Comunista consiste en que en la actualidad coopera con la Administración del Presidente. Por esta razón no puede realmente competir con Rusia Unida, que en las elecciones representa al poder oficial, - comenta Iliá Matvéyev. – Sin embargo, el movimiento de izquierdas en Rusia tiene perspectivas. Además de los partidos de izquierdas inscritos en el sistema (el Partido Comunista y en parte Rusia Justa), existen otros partidos de izquierdas sin representación parlamentaria: exmiembros del Partido Comunista, pequeños grupos de extrema izquierda y anarquistas”.
Según Iliá Matvéiev, el movimiento de izquierdas, como el resto de las fuerzas políticas de la oposición, se encuentra sumido en una profunda crisis debido al “giro conservador” en la política oficial del país. No obstante, los grupos de izquierdas son precisamente la “tercera fuerza”, capaz de defender los intereses de la mayoría.
“El movimiento de la oposición en Rusia es principalmente liberal, - comenta Matvéiev. – La lucha de los liberales y el Kremlin en ocasiones parece un extraño juego. Los liberales se oponen a la “minoría progresiva” del resto de Rusia, mientras que el Kremlin se hace eco de esta idea y declara que el poder oficial representa a todo el país. De este modo, la mayoría de las personas acaban fuera del campo político, sin nadie que les represente. Los grupos de izquierdas, que apelan a los intereses reales de la mayoría, son quienes deben representar a estas personas. En el plano organizativo, los grupos de izquierdas externos al sistema son bastante débiles, y la creación de un partido de izquierdas independiente y firme sigue siendo una tarea pendiente”.
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