Qué intenta conseguir Rusia en Ucrania

Fuente: AP

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Moscú está interesada en conservar una Ucrania unida en la que el gobierno tenga en cuenta la opinión de las regiones prorrusas del sureste. Su objetivo principal es no permitir que Ucrania entre en la OTAN y mantener la neutralidad del país.

Moscú ha dado a entender de manera oficial que Kiev debe escuchar la opinión de Novorossía (las regiones del sureste del país, cuya población habla mayoritariamente ruso y está más vinculada históricamente a Rusia). Por esta razón, el Kremlin ha puesto tanto empeño en las negociaciones directas entre Kiev y las autoridades de las repúblicas autoproclamadas del sureste del país, en las que deberían acordarse los principios del futuro del estado.

“Es necesario comenzar inmediatamente unas negociaciones concretas y significativas, y ya no sobre cuestiones técnicas, sino sobre cuestiones de la organización política de la sociedad y el sistema estatal en el sureste de Ucrania con el objetivo de garantizar de forma incondicional los intereses legítimos de la gente que vive en esta región”, declaraba el presidente ruso Vladímir Putin.

Tras estas negociaciones, Ucrania podría convertirse en una confederación. Esto fue lo que dijeron los representantes de Donbass durante las consultas en Minsk celebradas el 1 de septiembre.

Las autoridades del sureste de Ucrania proponen que se confiera a las repúblicas autoproclamadas un estatus especial que contemple unas fuerzas armadas y un sistema judicial propios, así como un régimen especial de desarrollo de la actividad económica externa, incluido el derecho a entrar en la Unión Aduanera, compuesto por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán.  En este caso, entre ambas partes de Ucrania deberá haber aduanas internas, algo poco común en el sistema de una confederación. Por su parte, las autoridades de Novorossía prometen “hacer todos los esfuerzos posibles para preservar la paz y mantener un espacio económico, cultural y político único en Ucrania”.

Moscú se ha mostrado categóricamente en contra de la división de Ucrania. Así se indica directamente en la solicitud de Vladímir Putin al gobierno de Novorossía.

Según Serguéi Markedónov, profesor de la Universidad Estatal de Humanidades de Rusia, a Rusia no le importan los puntos del acuerdo de paz entre Kiev y Nueva Rusia. “La cuestión del estatus de las regiones es secundaria, no nos importa si al proceso se le llama federalización o confederalización. Se trata simplemente de una vía para alcanzar el objetivo principal: que Ucrania siga siendo un 'país-amortiguador', que no se convierta en una herramienta para contener a Rusia o ejercer presión sobre ella”, comenta Markedónov.

Según el experto, la única manera de conseguir esto es mantener a las regiones rusohablantes dentro de Ucrania (para mantener el equilibrio con las élites antirrusas de la parte occidental del país) y conseguir que sean una herramienta de control político del estado en el ámbito de las relaciones internacionales, la economía e incluso la educación.

En este sentido, un observador extranjero podría preguntarse cómo conciliar las declaraciones del presidente ruso con el apoyo a los separatistas de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Los politólogos responden a esto que el Kremlin no piensa permitir una derrota militar de Novorossía, ya que la entrega de Donetsk y Lugansk provocará que toda Ucrania se convierta en una avanzadilla de Occidente contra Rusia.

En principio, Ucrania es importante no por sí sola, sino desde el punto de vista de las relaciones de Rusia con Occidente. Su carácter neutral es primordial para el Kremlin. Esto se refleja directamente en las declaraciones de los políticos rusos. “Si el gobierno ucraniano rechaza su neutralidad, esto tendrá unas profundas consecuencias. Los llamamientos a la anulación del estatus neutral de Ucrania alarman especialmente a Moscú en una situación en la que la OTAN planea acercar su infraestructura militar a las fronteras de la Federación de Rusia”, declara una fuente diplomática al periódico Kommersant. De este modo, los intentos de las autoridades de Kiev de rechazar su neutralidad podrían poner fin a toda regulación. 

La alternativa a las negociaciones es una nueva crisis

Algunos politólogos rusos consideran que si el proceso de negociaciones no se acelera podría darse el colapso del estado ucraniano, tras lo cual Moscú no tendrá “otra opción” que apoyar las exigencias de independencia de Novorossía. 

Putin se ha tropezado en Ucrania

“Durante los próximos uno o dos meses, la operación militar podría salirse del territorio de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y la economía y el ámbito social y de la vivienda podrían venirse abajo, lo cual provocaría una nueva crisis política. En esta situación, Rusia deberá preocuparse ya no de encontrar un compromiso, sino de crear un amortiguador entre la Ucrania totalmente antirrusa, que habrá perdido la guerra, y su propio territorio. Este amortiguador podrá ser todo el territorio de Novorossía (desde Odesa hasta Járkov), que se convertirá en un nuevo estado parcialmente reconocido bajo la protección de Rusia, como en el caso de Trasndniéster”, comenta a un corresponsal de RBTH Andréi Epifántsev, politólogo ruso independiente.

Sin embargo, a pesar de la opinión más extendida en Occidente, Rusia preferiría evitar este desarrollo de los acontecimientos. En primer lugar, porque es precisamente por Ucrania occidental por donde transcurre el gasoducto de Rusia a Europa, cuya seguridad en este caso se vería comprometida.

En segundo lugar, Moscú tendría que mantener estos territorios, que además no estarían reconocidos por la comunidad internacional, y encargarse de su recuperación.

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