Putin compara Ucrania con Siria e Irak

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores

Del 30 de junio al 3 de julio se celebra en Moscú un encuentro de los embajadores y representantes permanentes de la Federación Rusa. El principal evento de este foro fue la intervención el 1 de julio de Vladímir Putin, quien se encarga, según la Constitución, de definir la política exterior de Rusia.

Se trata del séptimo encuentro de embajadores, que se reúnen en Moscú una vez cada dos años. Esta tradición se retomó en 2002 tras 16 años de interrupción, desde 1986.

El lema del encuentro de este año ha sido “La defensa de los intereses nacionales y el refuerzo de las bases de la cooperación internacional”. Putin habló de una política global cada vez menos predecible, en la que renacen antiguos conflictos y se provocan otros nuevos. Ucrania es un claro ejemplo de ello. La aparición de este foco de tensión justo ante las fronteras rusas no podía pasar desapercibido. Es más, el futuro de los ciudadanos rusos, su lengua, su historia y su cultura se han visto amenazados.

“¿Qué reacción esperaban de nosotros los demás países a semejantes acontecimientos en Ucrania?”, se preguntaba Putin. Él mismo daba la respuesta: Rusia no tenía derecho a abandonar a los ciudadanos de Crimea y Sebastopol a la voluntad de los nacionalistas y radicales armados. “No podíamos permitir que nos cerraran el acceso al Mar Negro para que las tropas de la OTAN llegaran a Crimea y a Sebastopol, bases de los soldados y marineros rusos, y que el equilibrio de fuerzas en el Mar Negro cambiara por completo.

Desde su tribuna en el Ministerio de Asuntos Exteriores, el presidente advirtió que Rusia seguirá protegiendo enérgicamente los derechos de los rusos y de sus compatriotas en el extranjero, y utilizará para ello todo el arsenal de fuerzas de que dispone: desde medios políticos y económicos hasta las operaciones humanitarias previstas por el derecho internacional en base al derecho a la autodefensa.

En opinión de Putin, la situación en Ucrania es resultado de una “notoria política de disuasión” llevada a cabo por los países de Occidente. El conflicto ha sido la culminación de ciertas tendencias negativas en el mundo.

Según el presidente ruso, cualquier intento de la diplomacia rusa de eliminar estas tendencias ha sido siempre rechazado. La víspera, en una conversación telefónica con los líderes de Alemania y Francia y con el presidente ucraniano, Putin propuso que interrumpieran el uso de la fuerza militar y continuaran las negociaciones con los sublevados en el sureste de Ucrania.

Sin embargo, Petró Poroshenko hizo caso omiso y ordenó la reanudación de las acciones militares en esta parte del país. “Hasta ahora, Petró Alekséievich no estaba vinculado directamente con las órdenes de iniciar las operaciones militares. Ahora ha asumido esta responsabilidad por completo. No sólo en el ámbito militar, sino también en el político, mucho más importante”, señalaba Putin.

Los conflictos en Oriente Próximo, en África y en Europa, según Putin, son la prueba de las crecientes protestas contra el modelo mundial unipolar, en el que un solo país intenta imponer su voluntad. Un ejemplo de ello es la amenaza de sanciones por parte de Estados Unidos contra varios bancos de Francia. El descontento de Washington se debía al rechazo de París de romper un contrato con Moscú para la construcción de dos portahelicópteros de la clase Mistral.

Putin está convencido de que la igualdad de derechos y el respeto mutuo son la base sobre la que deberían construirse las relaciones entre estados. Rusia seguirá reforzando la cooperación con cualquier país. Uno de los ejemplos más exitosos de ello fue la creación de la Unión Económica Euroasiática, con la participación de Bielorrusia y Kazajistán.

Además, a pesar de la confrontación política, Moscú sigue desarrollando sus vínculos comerciales con la Unión Europea, sobre todo en el ámbito de la energía, en la que se sigue desarrollándose la infraestructura gasística, así como el proyecto del gasoducto South Stream, que transportará gas natural a través del Mar Negro.

El presidente ordenó al Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia la preparación de un paquete de propuestas para proteger a Europa de la repetición de los escenarios de Irak, Libia, Siria y Ucrania, insistiendo en la inadmisibilidad de los intentos de influir desde fuera en procesos políticos internos.

Esta tarea consiste en introducir el principio de la no injerencia en la realidad europea, iniciando un importante debate internacional respecto a este tema. “En Europa todos necesitamos una especie de red de seguridad para evitar que los precedentes de Irak, Libia, Siria y Ucrania se vuelvan contagiosos”, declaraba Putin.

Rusia está dispuesta a iniciar un diálogo constructivo con Estados Unidos, pero asegura que este es posible únicamente en condiciones de igualdad, aunque “por ahora todos los mensajes que recibimos siguen teniendo un tono aleccionador, de ultimátum”, señala el presidente. Por no hablar de las amenazas con introducir sanciones cada vez más severas.

La importancia de los vínculos con China y América Latina

Por ahora, las relaciones con Occidente siguen siendo muy tensas. Rusia planea centrarse cada vez más en su cooperación con Asia y Latinoamérica. “Debemos reforzar nuestra cooperación e interacción estratégica con la República Popular China”, - declaró el presidente. – Se puede decir que hoy en día existe en la escena internacional un fuerte vínculo entre Rusia y China”. En este sentido, es muy importante que esta amistad no esté dirigida contra ningún país. “Por el contrario, debería ser un ejemplo de cooperación en igualdad de derechos, respetuosa y productiva, entre dos estados del siglo XXI”, - aclara Putin.

Rusia se consolida en América Latina

Según comenta para RBTH el presidente del comité para Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación, Mijaíl Marguélov, presente en este encuentro, los últimos acontecimientos han acelerado las intenciones de Rusia de expandir sus posibilidades económicas exteriores en Oriente.

“Pero únicamente las han acelerado, porque la visita de Vladímir Putin a China estaba prevista desde mucho antes de la crisis ucraniana. Y el resto de planes sobre los vínculos económicos de Rusia y la región Asia-Pacífico llevan desarrollándose, como mínimo, diez años, - aclaraba el senador. – Rusia ha conseguido entrar en el complejo sistema del Extremo Oriente y Asia Suroriental gracias a su posición geopolítica, situada entre los centros de poder de la economía mundial. Y no se trata de una huida de Europa, sino más bien de una sabia decisión geoeconómica”.

Al final de su intervención, Putin agradeció a los diplomáticos rusos su trabajo en las duras condiciones provocadas por la crisis ucraniana. Por ahora, la situación está muy lejos de su resolución y queda mucho trabajo por hacer.

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