Fragmento de la palícula soviética Yo camino por Moscú
La Unión Soviética en los 80
En mi pasaporte dice que nací en la Unión Soviética. Es más, recuerdo incluso un poco la era de Leonid Brézhnev, esto es, los años en los que gobernó el país el líder del Partido Comunista que muchos rusos recuerdan aún con cariño, según las encuestas. ¿Y cómo era vivir en la Unión Soviética en aquellos tiempos?
Por una parte, tras un periodo de relativa prosperidad, desde finales de los años 60 y durante la década de 1970, el país se vio de repente enfrentado a la escasez de numerosos bienes de consumo y alimentos. La comida y la ropa de calidad solo podían conseguirse en Moscú y San Petersburgo, las capitales de las repúblicas soviéticas y el el Extremo Norte. En las ciudades de provincias de la Rusia central, incluso las patatas escaseaban. Los plátanos eran considerados una delicatessen y la ropa que se veía en los escaparates era tan anodina que lo que muchas mujeres hacían era tomar clases de corte y confección o de tejer, en un esfuerzo para vestir de un modo un poco más elegante.
Por otra parte, ya disfrutábamos (igual que ahora, por cierto) de los mayores logros de la antigua Unión Soviética: educación y sanidad universales y gratuitas. La Constitución soviética de 1977 sacralizó el derecho de todo ciudadano soviético a recibir una educación completamente gratuita, desde la escuela primaria a la Universidad. En la práctica, ya incluso en los años 30, un 98 % de los niños y niñas que vivían en ciudades y pueblos iban a una escuela primaria gratuita. A principios de los 60, todos los niños del país recibían un mínimo de ocho años de educación. La atención sanitaria llevaba siendo universal desde 1917.
Otra cosa que hay que señalar es que la Unión Soviética tenía un sistema muy estricto de censo y empadronamiento en los 80. Este sistema dividía los ciudadanos soviéticos entre la casta superior, que vivía en Moscú y San Petersburgo, y la casta inferior de las provincias. Incluso los estudiantes de las principales universidades de Moscú y San Petersburgo tenían que abandonar las ciudades tras graduarse a no ser que consiguiesen empadronarse. El mejor modo de quedarse en una de las dos ciudades soviéticas más prósperas era casarse con alguien que ya estuviese registrado allí.
Rusia en los años 90
Fuente: ITAR-TASS
Víctor Tsoi, el ídolo pop de finales de los 80 y primeros 90, expresó el sentimiento predominante entre la juventud rusa de aquella época con su famosa canción, 'Peremén' que decía: “¡Cambios! ¡Queremos cambios!”. Los 90 trajeron sin duda alguna varios cambios radicales. Para algunos, era una época de sueños que se hacían realidad. Para otros, un tiempo de amargos desengaños y promesas rotas.
Comenzaron estos años con una campaña de privatizaciones de infausto recuerdo, que básicamente consistió en que individuos bien relacionados se hicieran con propiedades estatales de gran valor. Como resultado, aparecieron en el país los primeros empresarios famosos. Mientras tanto, miles de millones de rusos perdieron sus ahorros por la inflación descontrolada, en el arco de unos pocos meses del 1992.
Los rusos están aun terriblemente descontentos (y con motivo) con el resultado de las campañas de privatización y la pérdida de sus ahorros. Pero tienden a olvidar que, como parte de esas reformas, el Gobierno también les otorgó el derecho de propiedad de los pisos en los que vivían por aquel entonces.
A principios de los 90, más del 70 % de las familias soviéticas vivían en ciudades, la mayoría en pisos que no les pertenecían. Las casas eran propiedad del Estado y los derechos del arrendatario dependían de su estatus laboral. En 1992, el Gobierno permitió que millones de inquilinos privatizasen los pisos en los que vivían de manera completamente gratuita. La oferta de privatización sigue vigente hoy en día y un 80 % de los inquilinos han completado ya el proceso.
Rusia en el siglo XXI
Fuente: Corbis/ Foto S.A
Aunque los 90 fueron una época de cambio revolucionario, los primeros 2000 trajeron una gran estabilidad y normalización. Las reformas implementadas en los 90 no fueron rechazadas, sino que se utilizaron como base en diversos modos.
Cuando llegó al poder en los 2000, Vladímir Putin anunció que su prioridad era asegurar la supremacía de la ley. Hasta ese momento, muy pocos rusos tenían la más mínima idea de cuál era realmente el significado práctico de esas palabras. Durante la era Gorbachov, el objetivo era la apertura y la transparencia ('glasnost'). Yeltsin se centró en la democracia y las elecciones libres. La reforma judicial de 2010 introdujo el juicio con jurado en todo el país.
Mientras tanto, los ingresos y la calidad de vida de los rusos de a pie mejoraban rápidamente durante los años 2000, hasta llegar finalmente a niveles que se habían visto por última vez en la época soviética. En 2012, el Banco Mundial incluyó a Rusia en la categoría de economías con altos ingresos. En 2012, el PIB per capita en Rusia alcanzó los 14.037 dólares; se había cuadriplicado desde 1989. De hecho, el PIB ruso per capita, recalculado a partir de la paridad de poder adquisitivo (PPP), sobrepasó el nivel de 1989 ya en 2002, cuando alcanzó los 8.029.5 dólares, desde los 7.880 de 1989.
Según las estadísticas oficiales, el sueldo medio mensual en Rusia alcanza actualmente los 30.000 rublos (900 dólares). El sueldo medio en Moscú, donde todo ciudadano soviético tiene ahora derecho a vivir y trabajar, es un 50 % más que la media nacional (1.460 dólares en 2012). Mediante un nuevo proyecto de ley que se debatirá próximamente en el parlamento, el Gobierno ha propuesto establecer el sueldo mínimo intermensual en 18.000 rublos (550 dólares) para los trabajadores a tiempo completo, y la retribución mínima por hora a 3 dólares.
El Gobierno ruso sigue garantizando atención sanitaria universal y gratuita, educación gratuita y universal hasta la secundaria y educación superior gratuita para los que superen las pruebas de acceso a la Universidad.
Finalmente, la situación demográfica de Rusia empezó a mejorar a finales de los 2000. Esto se considera signo de una creciente confianza en la economía. Las políticas gubernamentales lanzadas en 2004, que animan a las familias a tener más niños, pueden haber ayudado también.
En 2009, la curva poblacional rusa finalmente invirtió su prolongada tendencia negativa: ahora, la población crece en unas 200.000 personas al año. Los expertos calculan que la ratio de hijos por mujer está entre 1,6 y 1,7. Es la cifra más alta en Europa del Este, mayor que en la Unión Europea. La tasa más baja es de 0,79 en Singapur. La ratio es de 1,39 en Japón, 1,42 en Alemania y 1,55 en China. La media europea es de 1,58.
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