¿Por qué a los rusos no les interesa la política?

Fuente: AFP / East News

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Según datos de una reciente encuesta, casi dos tercios de los rusos se muestran indiferentes ante la situación política del país. La primera explicación que dan los expertos explican estos resultados apuntando a una población centrada en sus problemas cotidianos y que desconfía del gobierno.

Levada Center, un centro privado de estadísticas, realizó un sondeo en el que el 34 % de los encuestados eligió la respuesta "No me gusta la política" de entre varias opciones, y otro 29 % respondió "Me es indiferente", en referencia a la vida política del país y "Esta cuestión no me preocupa".

Los expertos señalan que, para muchos rusos, la política -como la ecología- no es un problema vital. "Los ciudadanos de Rusia, con la excepción de algunas grandes ciudades, luchan por sobrevivir como sea. Por lo tanto, les preocupa más el problema de la pobreza, el alto coste de los servicios públicos y los alimentos y los bajos sueldos. Cuando el individuo está satisfecho, cuando va bien vestido y tiene todas sus necesidades cubiertas, entonces comienza a pensar en la ecología, la política y los valores democráticos", comenta el sociólogo Oleg Saveliev, de Levada Center, acerca de los datos de la investigación .

Otro factor importante a la hora de valorar la falta de interés por la vida política por parte de los rusos es su falta de confianza hacia el gobierno. Según Stepan Lvov, director del Centro Ruso para el Estudio de la Opinión Pública (VTsIOM), esta desconfianza se pone de manifiesto en una variedad de ámbitos que van desde lo económico hasta lo cultural. "Sin embargo, el aumento de la desconfianza afecta sobre todo a la actitud de los ciudadanos hacia la política", dijo el experto.

Entre quienes todavía se interesan por la política es fácil encontrar algunas características comunes. Leonti Bryzgalov, colaborador senior en el instituto de sociología de la Academia de Ciencias de Rusia, explica que a menudo se habla de esta categoría como la "clase media urbana moderna". En el grupo se incluye a los ciudadanos con los ingresos más elevados, aquellos con los niveles de educación más altos y a los residentes de las grandes ciudades. "Esto conlleva que muchos tengan la sensación de que la política es un juego de ricos y que la gente común no debe esperar nada de ella. Que no tiene nada que ver con sus intereses y preocupaciones", subraya el sociólogo. 

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La polémica en este contexto radica en la presencia de tradición política entre los rusos. Según Oleg Saveliev, la mayoría de los ciudadanos simplemente no entiende qué es la competencia política y por qué es necesaria. "Nunca ha existido tal tradición entre nosotros, ya que tanto en Rusia como en la Unión Soviética no ha habido prácticamente ningún partido político", comenta el experto. Leonti Bryzgalov, por el contrario, señala que, a pesar del hecho de que este punto de vista se ha reforzado en los últimos 20 años, la década de los 90 se caracterizó por un interés mucho mayor en la política por parte de la población. 

"No obstante, desde entonces los rusos se sienten alienados del gobierno. Creen que todas las cuestiones políticas se resuelven en un círculo estrecho, y que nada depende en absoluto del punto de vista del ciudadano, de su voz, de qué partido votaría. Es por eso que todo lo relacionado con la política se percibe sólo como una especie de escenografía que sólo interesa a los actores con un papel en la vida política", aclara Bryzgalov.

Al mismo tiempo, la actitud del pueblo ruso hacia la política no se puede considerar constante. "Las personas cambian de opinión, a veces tan drásticamente que incluso se invierte. Un individuo puede obtener información sobre algún suceso negativo que no coincide con sus nociones de moralidad o de orden público. Por lo tanto, su actitud inmediata hacia la política se debe a algunos de los sucesos más próximos al momento en que se llevó a cabo la encuesta" , explica Stepan Lvov . 

Los expertos apuntan a una tendencia positiva, que se viene notando desde hace año y medio. "Yo diría que el interés por la política comenzó a crecer después de los acontecimientos en la plaza Bolótnaya (las protestas masivas que comenzaron a finales de 2011). Después de aquello, el ambiente social está caldeado. Además, nos encontramos ante una nueva generación que quiere dejar claro que 'la pasividad' no es muy interesante. El deseo de cambio y el deseo de influir de algún modo está creciendo gradualmente en la ciudadanía", concluye Bryzgalov. 

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