Joven deja flores ante el retrato de Valeri Jalilov, director artísitico del Conjunto de Música y Danza Alexándrov de Ejército Ruso, cuyos miembros fallecieron en el accidente del Tu-154 cerca de Sochi.
Alexander Yanishev / RIA Novosti“El arma cantante del Kremlin, así es como se refierían en los últimos años al conjunto Alexándrov. Cantaban vestidos de uniforme, cumplían con su deber y no podían negarse si los enviaban a actuar fuera”, comenta Alexander Kibovskij, director del departamento de cultura de Moscú. Pero por alguna razón, el hecho de que se trate de una orquesta militar ha jugado un importante papel en las declaraciones de una parte de la sociedad.
En este avión viajaban 92 personas: entre ellos, había 68 cantantes del coro, nueve periodistas de los canales estatales Pervy, NTV y Zvezdá, y la directora de la fundación benéfica “Ayuda justa”, Elizaveta Glinka (conocida en Rusia como doctora Liza), que se dedica a sacar a niños de las zonas de operaciones militares y que abre hospitales para personas sin recursos. Los artistas volaban para dar un concierto de Año Nuevo en la ciudad siria de Alepo, la doctora Liza se dirigía a la base aérea de Jmeimim para llevar medicamentos a un hospital general en Latakia.
Flores en honor de Elizaveta Glinka / Dmitri Serebryakov / TASS
"No puedo creerlo ((( No puedo parar de llorar” – escribía en Facebook la periodista del periódico Kommersant Anna Zanina, “#CondolenciasTu_154 Volaban para desea un Feliz Año Nuevo a nuestros soldados en Siria. ¡Es algo terrible, amigos! –escribe otra usuaria, Ksenia Bugayeva.
La mañana del pasado domingo, la gente comenzó a llevar flores al edificio de la fundación “Ayuda justa” en Moscú y a la “Casa Alexándrov”, y a sus puertas montaron guardia dos unidades de reanimación mientras los servicios de la comunidad retiraban rápidamente la nieve del patio. Algunos conocían a las víctimas, pero muchos habían acudido a este lugar para honrar la memoria de personas desconocidas en un acto de humanidad.
“La doctora Liza daba cada día a millones de personas en todo el mundo, independientemente de su color de piel y de su religión, la esperanza de que se produciría un milagro. Hoy, al enterarnos de la terrible tragedia del Tu-154, todos nosotros esperábamos también un milagro. Una lástima…”, escribe otro usuario.
El 26 de diciembre en Rusia se declaró un día de luto, y los programas de entretenimiento se retiraron de los canales estatales. Un hospital infantil en Chechenia y varios hospicios en todo el país serán bautizados con el nombre de Elizaveta Glinka.
Después de la tragedia aérea en internet comenzaron a aparecer comentarios de usuarios y medios de comunicación ucranianos. “Mofa” y “alegría” por los muertos, así se ha caracterizado en la prensa rusa la reacción de los ucranianos. La información sobre la muerte de todas las personas que viajaban a bordo del avión ruso se ha acompañado de comentarios como “qué maravillosa noticia”, “concierto en las profundidades” y otras declaraciones sarcásticas fuera de lugar.
“Las víctimas nunca lamentan las pérdidas en las tropas de un agresor. Las víctimas, si son coherentes, no pueden expresar unas condolencias sinceras por la caída de un avión de transporte militar del enemigo… Los rusos, sorprendidos por la reacción de los ucranianos, puede se hayan olvidado de Crimea y Donbass”, escribe un ucraniano, director general adjunto del canal de televisión ATR, Aider Muzhdabáyev.
El consejero del presidente de Ucrania, Yuri Buriukov, tras el accidente aéreo propuso llevar a la embajada de Rusia “una botella de Boyaryshnik”, un producto cosmético que provocó en dos días la intoxicación y la muerte de más de 70 personas en la ciudad siberiana de Irkutsk.
“Esta es la más paradójica de las paradojas: los ciudadanos de la horda vecina no entienden por qué nos alegramos de la muerte de 80 soldados de su ejército agresor. (…) El avión del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa se ha dado un batacazo… Solo surge un deseo: llevar a la embajada de esta horda una botella de Boyaryshnik”.
Ciudadanos cerca de la torre Ostánkino, sede de la televisión. / Artiom Geodakyan / TASS
Pero algunos también han puesto de relieve que esta no es la reacción de todo el pueblo ucraniano: “Es estúpido decir que ‘estos no son comentarios de los ucranianos’. Qué importa lo que diga su pasaporte, como si fueran personas sin ADN, sin futuro o sin pasado” –declara en un video el blogger ucraniano Anatoli Shari-. ¿Acaso han muerto los represores? No, se trata de civiles, de gente normal… Me gustaría pedir disculpas en nombre de estas personas. Existen millones de compatriotas que nunca harían estos comentarios”.
“Se puede estar en contra de Putin, en contra de la guerra… Pero guardemos silencio”
En Rusia no todos entienden la reacción de alguna parte de la sociedad más liberal. Las publicaciones en las redes sociales de la observadora Bozhena Rynski y del periodista Arkadi Bábchenko han provocado un gran revuelo.
“Te levantas y ves esto. Todo el coro Alexándrov… ¡todo! No todo el canal NTV… ¿por qué les ha tocado a los músicos? ¿Por qué a un coro tan magnífico? Gracias, por supuesto, por el bonus del grupo de rodaje del NTV, ¿pero por qué los demás?, escribía Bozhena, aunque más tarde los administradores de Facebook eliminaban la publicación y Bozhena explicaba su postura alegando que en 2013 “casi muere debido al acoso de NTV”.
“No lo siento por las víctimas ni lo lamento. No expreso mis condolencias a los familiares ni a los amigos. Del mismo modo que no lo hizo ninguno de ellos. Seguirán cantando y bailando para apoyar al gobierno o publicando basura en las pantallas de televisión incluso después de su muerte. El único sentimiento que tengo es de indiferencia”, declaraba Babchenko, señalando que los artistas fallecidos eran funcionarios del Ministerio de Defensa.
Otros ciudadanos relacionaban directamente la tragedia con las acciones de Rusia en Siria y culpan de todo al presidente Vladímir Putin, compartiendo en las redes el post “¿no es hora de terminar los entrenamientos?”, con una lista de todas las pérdidas no militares de Rusia relacionadas con Siria: en ella se encuentra el atentado del pasado mes de octubre de un avión sobre el Sinaí (224 muertos) y el asesinato del embajador en Turquía.
“La opinión sobre la tragedia es algo personal, pero reflexionar sobre la justicia de la muerte de personas en público es algo ruin e infame”, escribía el periodista y miembro del consejo presidencial para el desarrollo de la sociedad civil y los derechos humanos, Stanislav Kucher.
“Se puede estar en contra de Putin, en contra de la guerra en general y en contra de la operación militar rusa en Siria. Se puede no ver la televisión y despreciar la propaganda. Pero alegrarse en público de la muerte de tus compatriotas o expresar una opinión ‘neutral’ expresando indiferencia o asegurando no sentir ninguna lástima es inadmisible…Mejor guardemos silencio”.
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