La ciudad de Sebastopol.
Lori / Legion-MediaA finales de enero Coca Cola y PepsiCo se vieron en el centro de una acalorada polémica al señalar Crimea como parte de Rusia en sus redes sociales. La península apareció en el mapa navideño publicado por la filial rusa de Coca Cola y su competidora, PepsiCo, hizo lo mismo en un anuncio online.
Servicio de prensa
En Ucrania reaccionaron de manera drástica. La Fiscalía lanzó una investigación criminal contra el personal de la compañía por el reconocimiento público de una “anexión ilegal y abuso de poder”.
Sin embargo, para evitarse un conflicto con el gobierno ucraniano la oficina central de Coca Cola presentó disculpas inmediatamente y responsabilizó de lo ocurrido a la agencia de publicidad, encargada de la elaboración del mapa. PepsiCo no dio explicaciones y se limitaron a retirar la polémica versión.
Hubo otra disputa subida de tono entre los secretarios de prensa de Rusia en EE UU y su contraparte en Moscú, Yuri Mélnikov y Will Stevenson, respectivamente.
La bronca diplomática, llena de sarcasmo y ataques personales, comenzó en Twitter por la portada de la revista estadounidense Collier del año 1951, en la que se representa un hipotético mapa de Europa en caso de que hubiese una Tercera Guerra Mundial. En él el territorio de Crimea y Ucrania aparecen ocupados por los nazis y del mismo color. María Zajárova, representante del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, publicó el mapa para referirse al acercamiento de la OTAN a las fronteras de Rusia. El twit no atrajo mucha atención hasta que Stevenson lo vio.
Our colleagues @MID_RF have recognized the illegality of the attempted annexation of Crimea & returned it to Ukraine pic.twitter.com/4RFaRskTV0
— Will Stevens (@WBStevens) January 29, 2016
“Nuestros colegas de @MID_RF [el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia] reconocen la ilegalidad del intento de anexión de Crimea y se la devuelven a Ucrania”, escribió Stevenson. Mélnikov se unió poco después a la conversción.
“¿En serio?! Es una portada de Collier del 27 de octubre de 1951. El mapa es todavía impreciso pero muestra cuál es la actitud”, dijo.
Stevenson insistió en la conexión histórica entre Ucrania y Crimea, al señalar que el mapa es del año 1951.
.@yury_melnik Maybe they didn't teach you Soviet history in school? - 1954- Supreme Soviet returns Crimea to Ukraine pic.twitter.com/N7RuaxXz0Y
— Will Stevens (@WBStevens) February 2, 2016
“¿Quizá no te enseñaron historia soviética en la escuela? 1954, el Soviet Supremo devuelve Crimea a Ucrania”, junto con una foto de un periódico del año 54 en el que se informa sobre el decreto.
.@WBStevens - Transfer, not return. Even Google translate gets it. pic.twitter.com/1DPW308VYO
— Yury Melnik (@yury_melnik) February 2, 2016
Pero el periódico trata de la transferencia y no de la vuelta de Crimea a Ucrania, ya que la península fue parte de Rusia desde 1784 hasta 1954.
El diplomático estadounidense se equivocó con los verbos.
“Transferir no devolver. Hasta Google translate lo entiende”
Aunque el malentendido más sorprendente tuvo que ver con la cadena estadounidense CNN, que no solo incluyó Crimea como parte de Rusia en un mapa mostrado en un programa de televisión, sino que incorporó todo el territorio ucraniano.
CNN
El mapa que apareció en las pantallas mostraba la bandera rusa encima de Ucrania. El presentador, John Vause, trataba de mantener la ecuanimidad y se refería al percance.
El buscador ruso Yandex fue el más astuto y desde principio decidió que el mapa de Crimea dependía del lugar desde el que se realizase la búsqueda y de la postura oficial de país de residencia del usuario. En el la versión ucraniana Crimea pertenece a Ucrania, mientras que en la rusa pertenece a Rusia.
Para no ofender a nadie Yandex ofrece a los usuarios su aplicación API Yandex, con la que uno mismo puede delimitar las fronteras por sí mismo y publicarlas en páginas web.
De manera similar, Google decidió separar Crimea, juntarla o marcar la frontera con una línea discontinua, al igual que hizo con Abjasia. La Sociedad Geográfica de EE UU declaró con cautela que los cambios en sus mapas no implican el reconocimiento del nuevo estatus sino que se limitan a reflejar cuál es la situación en el mundo.
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