EE UU y Rusia discrepan sobre la causa del siniestro del avión

Miembros rusos de la investigación con los restos del avión siniestrado

Miembros rusos de la investigación con los restos del avión siniestrado

AFP/East News
Las autoridades y los servicios de seguridad se centran en dos versiones sobre el accidente del avión de pasajeros ruso en Egipto. Fuentes de la comisión de investigación informan de una explosión en un motor. Sin embargo, el Reino Unido y EE UU, que no participan en la investigación, dicen disponer de otros datos . En su opinión, la catástrofe se debió a una bomba.

A pesar de que el equipo internacional de investigación y la comisión técnica aún no han presentado los resultados de su trabajo y se abstienen de hacer público cualquier información definitiva, las autoridades del Reino Unido han hablado oficialmente de un posible atentado a bordo. La versión del atentado terrorista también ha encontrado apoyo en EE UU, si bien los funcionarios estadounidenses por ahora prefieren manifestar su opinión de forma anónima.

Desde el Kremlin ya se han referido a estas conclusiones como “conjeturas”, recordando que la formulación de versiones es una prerrogativa de la investigación. “Por ahora no hemos escuchado ninguna declaración por parte de la investigación. Cualquier otra suposición en esta línea corresponde, digámoslo así, a informaciones sin contrastar o especulaciones”, declaró el 5 de noviembre el secretario de prensa del presidente, Dmitri Peskov. Además, ese mismo día, el director de la corporación Rosaviatsia, Sergéi Neralko, afirmó que un equipo de forenses analizaría los hechos, incluyendo la posibilidad de un atentado a bordo. Por ahora, Rusia también evita promover cualquier versión como prioritaria.

“Fue una bomba”

El miércoles por la tarde, el ministro de Exteriores del Reino Unido, Philip Hammond, afirmó que existe una “probabilidad significativa” de que la catástrofe del avión de pasajeros se debiera a un dispositivo explosivo. Según dijo, el ministro se basó en una gran cantidad de información, “incluyendo datos de inteligencia”. Además, Londres, “como medida preventiva”, canceló todos los vuelos procedentes de Sharm el-Sheikh con destino a Gran Bretaña. Irlanda prohibió a su aviación civil realizar vuelos no solo desde Sharm el-Sheikh, sino también a ese destino.

Anteriormente, el canal de televisión estadounidense CNN y la agencia Associated Press informaron sobre la intercepción de conversaciones de combatientes del Estado Islámico por parte de los servicios de seguridad, citando a funcionarios estadounidenses anónimos. Sin embargo, el representante del Departamento de Estado de EE UU, John Kirby, afirmó que dicha institución no considera adecuado comentar la catástrofe aérea antes de que haya finalizado la investigación. También quedó sin comentarios oficiales la información aparecida en el canal CBS según la cual satélites estadounidenses habían registrado un destello térmico en el momento de la catástrofe. Según los datos del canal de televisión, este destello puede ser tanto el rastro de una bomba como el de una explosión en el depósito de combustible.

Explosión en un motor

Egipto, que participa en el trabajo del equipo de investigación junto con especialistas de Rusia, por ahora rechaza la hipótesis de la bomba. “El grupo de investigación sigue sin disponer de datos o pruebas que confirmen esta hipótesis”, afirmó el 5 de noviembre el ministro de Aviación Civil de Egitpo, Hossam Kamal. El periódico egipcio Al-Masry al-Youm escribió el miércoles que, al parecer, la causa más probable fue la explosión en un motor, citando a fuentes en la comisión de investigación. Las fuentes, a su vez, se remiten a los datos de las grabaciones de a bordo del avión.

La recepción de los primeros datos de las cajas negras fue confirmada por el Ministerio de Transportes de Rusia. Y, según pudo averiguar la agencia Interfax a través de una fuente en El Cairo (donde se realiza la transcripción de los datos), antes de que el avión se estrellase, la tripulación no tuvo constancia de ningún tipo de fallo técnico.

De la grabación de las conversaciones se desprende que “la situación a bordo cuatro minutos antes de desaparecer de los radares era normal y la tripulación realizaba las comunicaciones habituales con los controladores aéreos”. Sin embargo, la fuente explicó que “el momento en que el avión desaparece de las pantallas de los radares es precedido en la grabación por unos sonidos atípicos para una situación de vuelo regular”.

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