¿Por qué Putin y Rouhaní viajarán a Bakú?

Mikhail Metzel/TASS
Los presidentes de Rusia, Irán y Azerbaiyán tienen previsto reunirse en Bakú el próximo agosto. Además, también mantendrán encuentros bilaterales. Además de la situación en Siria y Karabaj, los asuntos geoestratégicos y de transporte de hidorcarburos tendrán gran peso en los encuentros.

Vladímir Putin viajará a Bakú para firmar nuevos acuerdos armamentísticos, según escriben los medios rusos. Vladímir Dorojin, embajador ruso en Azerbaiyán, prácticamente lo confirmó en una entrevista a la televisión azerí.

El presidente ruso también hablará con su homólogo azerí, Ilham Alyev, sobre la situación en Karabaj así como sobre la creación de corredores de transporte para la exportación de gas natural desde Rusia y los países del Caspio.

Aunque el diplomático Dorojin no lo confirmó se hablará acerca del envío de tropas de paz a Nagorno Karabaj. El ministro de Exteriores Serguéi Lavrov visitó Bakú recientemente y se reunió con el ministro azerí, Elmar Mamediárov y con el presidente Alíev. Según información oficial, hablaron sobre cooperación bilateral en temas de "importancia estratégica" y sobre la situación en Karabaj. Lavrov añadió que también trataron cuestiones sobre el Corredor de Transporte Norte-Sur y que "próximamente habrá una reunión trilateral sobre este tema".

El Corredor Norte-Sur es un proyecto a gran escala promovido por Moscú, Bakú y Teherán, que uniría San Petersburgo y Mumbai (en India) en un recorrido de más de 7.000 km. La posibilidad de implementarlo se hizo posible tras el levantamiento de las sanciones a Irán.  Diseñado para transportar bienes desde India, Irán y otros países a Rusia y Europa, a través del mar Caspio, competirá con el el canal de Suez. Azerbaiyán es uno de los países clave en este proyecto.

Debido la situación geopolítica, ¿qué actores estarían interesados en que estas relaciones a tres bandas no prosperasen?

Occidente está interesado en bloquear los gasoductos rusos a cualquier mercado. Es conocido que  no quiere un acercamiento entre los tres países, sobre todo mientras Rusia y Turquía intentan, cada uno a su manera, abrirse nuevas 'ventanas' en el ámbito energético.

Por su parte, Irán busca forma de vender su gas natural a nuevos mercados, y al mismo tiempo trata de asegurar a Rusia que no se convertirá en un nuevo competidor. Turquía pretende convertirse en un centro de distribución de gas.

Las relaciones entre Rusia y Turquía han pasado una crisis de siete meses. Aunque los problemas puedan superarse por el bien de las relaciones políticas y económicas. Es posible que el pragmatismo haga que ambas partes retomen el gasoducto Turkish Stream, que permitirá exportar gas ruso a Turquía y de ahí a Europa.

La nueva relación entre Moscú y Teherán

En varios medios se dice que al retomar este proyecto Moscú y Ankara tratan de hacer fracasar un proyecto que iría dese Irán a Grecia, pasando por Irak, Siria y el Mediterráneo. En realidad, en estos momento en los que hay una guerra parece que algo así sería como echar dinero a un pozo sin fondo. En realidad, todo indica que estos rumores tienen como objetivo enturbiar las relaciones entre Moscú y Teherán.

Todo el mundo tiene sus propios argumentos a favor y en contra de los diferentes proyectos. Rusia e Irán no están interesados en el gasoductro Trans-Caspio, que parte desde Turkmenistán y pasa por Aerzbaiyán y Georgia, hasta llegar a Turquía, y así evita a Irán y Rusia. Si Turquía se convierte en un distribuidor de gas fortalecerá su posición tanto en el oeste de Asia como en Europa. Irán preferiría cumplir con las necesidades turcas de gas sin reforzar la posición de este país como lugar de tránsito, ya que eso aumentaría su influencia política.

La situación ideal para Turquía sería que se implementasen los proyectos de gas desde Irán hacia Europa, el Turkish Stream, con Rusia el gasoducto Trans-Caspio, lo que le convertiría en un potente distribuidor. Sin embargo, esta situación afecta a demasiados actores, desde EE UU, pasando por Rusia, Irán y la UE.

EE UU y la UE desea limitar el suministro de gas ruso lo máximo posible por razones políticas pero tampoco quieren convertir a Turquía en un importante distribuidor. Para ellos el gasoducto del Trans-Caspio es suficiente. Es esperable que apoyen de manera cauta el desarrollo de proyectos por parte de Irán, lo que puede aumentar las tensiones en las relaciones ruso-iranias y con Turquía.

De modo que el encuentro entre Putin, Alíev y Rouhaní, y en los subsecuentes encuentros bilaterales, lo más importante no será llegar a callejones sin salida sobre Karabaj, Siria, Turquía o la competición por los hidrocarburos sino acercar posiciones en cuestiones de seguridad y del estatus legal de mar Caspio. Al menos eso será lo mínimo.

En Bakú Lavrov habló con su homólogo azerí sobre la normalización de las relaciones entre Rusia y Turquía, ya que el deterioro que ha habido dejó a Azerbaiyán en un situación muy complicada, sobre todo porque tiene interés en conseguir acuerdos estratégicos tanto con Moscú como con Ankara.

Tal y como comentó Mamediárov, su país da la bienvenida al restablecimiento de las relaciones entre Rusia y Turquía porque "cuanto más predecibles sea, será mejor para Azerbaiyán".

Artículo abreviado. Publicado originalmente en ruso en Rosbalt.

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